Badosa ha sufrido de lo lindo para deshacerse de Elena-Gabriela Ruse (4-6, 6-1 y 7-6 [10-8]) y acceder a los octavos de final
España ha estado apunto de perder a sus dos principales referentes en menos de 12 horas, pero Badosa ha sabido resistir para llegar a la segunda semana de Nueva York. Hoy no fue capaz de desplegar el tenis de las dos primeras rondas, pero supo tirar de cabeza y valentía para derrocar a la rumana Ruse. La española sigue dando pasos agigantados, consolidándose en el último mes como una de las mejores del circuito y, por qué no, opositando al título en Nueva York.
Mejoró en el servicio, pero no pudo ser tan agresiva como días atrás. La rumana, con un juego muy directo, la obligó a ponerse el mono de trabajo y tener que aferrarse a la pista como buenamente podía por momentos. Salvó hasta una bola de partido en el tercer set y mostró su cara más defensiva en el supertie-break para llevarse el gato al agua. «Sentía que estaba jugando contra Halep«, admitió a pie de pista. Palabras que evidencian el nivel mostrado por una de las grandes sorpresas del torneo. Ahora espera a la vencedora del duelo entre Azarenka y Wang, cualquiera de ellas no ha dejado mejores impresiones que Paula por el momento.
Detalles decisorios
Ruse llegaba a la Louis Armstrong, segunda pista en importancia, tras cinco victorias consecutivas y con la moral por las nubes. Venía de deshacerse de Barbora Krejčíková, vigente campeona de Wimbledon, en dos mangas sin apenas inmutarse. Su arranque fue toda una declaración de intenciones, pues le rompió el servicio a la catalana a base de palazos. Badosa, al igual que en las dos primeras rondas, no acababa de encontrarse cómoda con su servicio y, aunque reducía el número de dobles faltas, apenas llegaba al 50% de primeros saques.
Aunque consiguió el contrabreak de forma instantánea hasta en dos ocasiones, la sensación es de que el partido había llegado al 4-4 porque la rumana no había sido capaz de materializar sus oportunidades. Y, es que, los números se Ruse al servicio eran paupérrimos, peores que los de la española incluso. 38% de puntos ganados con el primer saque, dos dobles faltas, 38% de primeros…y ni con eso abría brecha Paula. Sino lo hacía era porque, en el resto de aspectos del juego, su contrincante estaba rozando la perfección.
Por mucha entrega y lucha que pongas, si fallas en el momento decisivo difícilmente te llevarás los partidos. Badosa, más centrada en el buen desempeño de su rival que en el suyo propio, cometió un par de errores no forzados que le sirvieron en bandeja la primera manga a Ruse. La de Bucarest, 122 del mundo antes del US Open, respondió como una absoluta experta e, incluso levantando una bola de break en contra, puso el primero en su cuenta con un preciso revés paralelo.
Reacciona Badosa
Las directrices que llegaban desde el box de Paula eran claras: soltarse, hacer su juego y no pensar en lo que no estaba en sus manos. La mentalidad era inmejorable, pero le faltaba regularidad y constancia, era incapaz de ser ella la dominadora del juego. El cuarto juego de la segunda manga fue el punto de inflexión, el instante en el que la ex 2 del mundo dio la vuelta a la tortilla completamente. Aquellas bolas que antes se le marchaban pasaron a limpiar las líneas y, con ochos puntos consecutivos y tres aces, puso el 4-1 en el luminoso.
El festival de la española no cesó, sino que subió unos cuantos decibelios al altavoz. Ruse, a la que nada parecía atormentarle hasta el momento, entró en una fase errática de la que no fue capaz de salir en lo quedaba de set. La bola de Badosa ahora llegaba a su raqueta más revolucionada y profunda, robándole de un plumazo toda la confianza que rebosaba al inicio. El parcial, de 15-1, colocó a Paula con tres bolas para mandar el choque a la tercera y definitiva manga. Ahí, cuando todo parecía perdido, respondió la rumana a base de palazos, jugándose cada bola como si fuera la última. Tuvo que hacer un último ejercicio de fortaleza mental la española para sacarlo adelante, pero lo cierto es que, después de una hora y media de encuentro, el contador se reseteaba de nuevo.
Batalla encarnizada
Las sensaciones, los precedentes, la dinámica…todo quedó en un segundo plano para dar paso a una batalla encarnizada. Ambas jugadoras se exprimieron desde el fondo de la pista con interminables intercambios que no daban respira ni a una ni a otra. Aunque Badosa parecía mostrar una mejor cara de inicio, resistió la rumana y la igualdad se instauró como tónica habitual en la pista. Rompió el servicio la española y respondió Ruse, era un toma y daca constante, uno de los mejores partidos de lo que va de US Open.
Al igual que en la primera manga, regresó el 4-4 al marcador. Territorio para valientes. 40 iguales y la rumana se inventó dos saques potentísimos que dejaron sin margen de error a Badosa. La llevó hasta la cuerda floja, a un punto del abismo, pero respondió Paula con un gran servicio; 5-5 y a seguir. Verse tan cerca y no ser capaz de, al menos, meter la bola en pista en el resto, hizo mucho daño en el `coco´ de Ruse, pues bajó los brazos de forma momentánea y Badosa lo aprovechó para certificar el break. Como si de la historia interminable se tratase, resurgió la rumana para alargar el choque a lo máximo posible, al supertie-break de la quinta manga.
Dominó de principio a fin el agónico desempate Paula, pero vendió muy cara su piel la rumana, quién murió fiel a su estilo: a palazo limpio. Tuvo que hacer un trabajo arduo y pesado, corriendo de lado a lado sin parar hasta desesperar a su oponente. El resultado y el premio merecían la pena: regresar a los octavos de final de un Grand Slam, volverse a sentir competitiva. Ya se asoma a las puertas del top 20 y amenaza con dar muchas alegrías a la afición española en el US Open. Se puede decir alto y claro: Paula Badosa está de vuelta.
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