Nishikori, a su 34 años y tras una larga época de lesiones, sueña en grande con regresar a la élite y pelear por títulos
Doce títulos ATP, un Masters 1000 de Madrid que se le escapó por una infortuna lesión cuando rozaba el trofeo, un bronce olímpico…la carrera de Kei Nishikori solo pudo ser frenada por las lesiones. Los múltiples traumatismos sufridos en los últimos años tanto en la cadera como en la rodilla le han mantenido fuera del circuito y, por ende, perder toda la renta acumulada a lo largo de sus temporadas al máximo nivel. De ser el número 4 del mundo en 2015, año en el que el Big 3 gozaba de su máximo esplendor, a prácticamente desaparecer del mapa. Ahora, en el momento que el cuerpo y el físico le respetan de nuevo, vuelve a asomar la cabeza.
Montreal ha sido su confirmación tras ir dando pasos pequeños a lo largo de la presente temporada. Era el torneo perfecto, al que nadie llegaba en su mejor momento tras los Juegos Olímpicos y donde las sorpresas cayeron por su propio peso. El hecho de que Popyrin fuese el campeón quizás es la mayor evidencia, pero los cuartos de final del nipón tampoco se quedan lejos. Nishikori derrotó Michelsen, Borges y Tsitsipás en 72 horas para luego caer ante Arnaldi, quién, por nombre, era el más flojo de sus oponentes hasta el momento. Pese a ello, recuperó sensaciones que hacía años que no sentía y, lo que es más importante, sumó un buen botín de puntos que le coloca a las puertas del top 200.
El ranking protegido: Un hándicap en contra
El jugador nipón ha accedido a los Masters 1000, Grand Slams y ATP 500 utilizando el ránking protegido. Sin embargo, los billetes otorgados mediante esa vía ya se le acabaron a Nishikori, quién se tendrá que acoger a wild cards o Challengers. Por el momento no ha recibido ni recibirá una invitación del US Open, pues la organización del evento estadounidense ha seleccionado a Thiem y Wawrinka para que gocen de dicho privilegio. Es por ello por lo que el de Matsue se quedará sin acudir a las instalaciones de Flashing Meadows este año.
La lógica dictamina que no le quedará otra que disputar Challengers, competiciones un escalón por debajo del ATP, para conseguir los puntos necesarios que le aúpen en el ránking. Además, en septiembre se inicia una gira asiática que, entre otras citas, abarca el ATP 500 de Tokio o el Masters 1000 de Shanghái. Dos citas para las que se antoja muy raro que Nishikori no reciba una wild card dada la relevancia de su figura en la cultura tenística asiática.
Ahora solo falta saber si su extraordinario rendimiento en Montreal es fruto de una buena semana o será el nivel que el nipón pueda desplegar de una forma más regular. Cabe recordar que la campaña pasada cuando regresó al circuito también consiguió levantar el Challenger de Palmas del Mar (Puerto Rico) a las primeras de cambio. Su calidad y talento le permiten codearse con los mejores del mundo, pero para ello debe estar físicamente.
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