Grecia fue al sorpresa de la Eurocopa de 2004 y terminó ganando el torneo tras vencer a República Checa en semifinales y a Portugal en la final
La duodécima Eurocopa se celebró en Portugal en el año 2004. De las 52 selecciones que participaron en los clasificatorios, como era ya habitual, solo llegaron dieciséis naciones a la fase final. Con respecto a otros años, y debido al elevado número de naciones, la UEFA aumentó el total de grupos de siete a diez. La anfitriona, nuevamente, contó con el billete directo a la fase de grupos.
La gestación de un milagro
Grecia, dirigida por el reconocido entrenador alemán Otto Rehhagel, en la EURO 2004 protagonizó una de las historias más épicas jamás contadas. Los helenos llevaban sin participar en un torneo internacional diez años, concretamente desde la Copa del Mundo de 1994. En dicha competición fueron vapuleados por la Argentina de Maradona, la Bulgaria de Stoichkov y la Nigeria de Jay-Jay Okocha y no llegaron a pasar de grupos. En cuanto a las Eurocopas disputadas, solo llegaron a la fase final en una ocasión, en la EURO 1980, donde empataron ante la futura campeona y perdieron frente a Checoslovaquia y Países Bajos.
Para llegar a estar entre las candidatas al trofeo, Grecia tuvo que ganarse su puesto en el Grupo 6. Sus rivales no fueron precisamente sencillos: España, eliminada polémicamente en cuartos de final en el Mundial de 2002; Ucrania, conformada por los jugadores que acabarían asombrando al mundo en Alemania 2006; Armenia e Irlanda del Norte.
Su debut frente a los españoles terminó con derrota por cero goles a dos, y, en la siguiente jornada, con el mismo resultado, hilaron su segunda derrota, en este caso ante los ucranianos. Parecía que Grecia caería eliminada rápidamente, sin embargo, los griegos no habían dicho su última palabra. Los triunfos sobre los armenios y los norirlandeses levantaron la moral del grupo, que comenzaron a creer ciegamente en la clasificación pese a la adversidad, al estilo de los espartanos en las Termópilas. Volvieron a cruzarse con España y Ucrania en los partidos de vuelta, y ahí, demostraron el cambio. Ambos acabaron con 1-0 a favor de los albiazules, sorprendiendo al mundo entero, y sentando las bases de la clasificación. Finalmente lograron la clasificación, y encima, como líderes de grupo. España, país que terminó yendo al playoff, se impuso sobre Noruega, logrando el pase.
Prólogo de la final y tercer asalto con España
Tras el sorteo, Grecia quedó emparejada en el Grupo A con Portugal, España y Rusia. Su inicio en la Eurocopa fue precisamente en el partido inaugural ante los lusos, anfitriones del torneo. Aquella tarde en Porto nadie contemplaba que estarían viendo a los futuros finalistas. Portugal era uno de los países que podía ganar el trofeo, al contar con genios de la talla de Luis Figo y el joven talento de Cristiano Ronaldo, pero Grecia era prácticamente imposible que llegasen.
Primer partido y primera sorpresa. Los helenos vencían a Portugal contra todas las quinielas. Los goles de Karagounis y Basinas hicieron creer a todo un país en que podía ser la oportunidad de oro de su selección. La afición, por su parte, alentó a los suyos en todo momento, llevándoles en volandas hasta la gloria.
El duelo contra España, el tercero en menos de dos años, terminó en tablas luego de que Angelos Charisteas contrarrestase el gol de Fernando Morientes en la primera mitad. Grecia dependía de sí misma para estar en cuartos en final ante la eliminada Rusia. Tras dos goles muy rápidos de los rusos, los griegos reaccionaron tarde y perdieron aquel encuentro (2-1). No obstante, la victoria de Portugal sobre España (1-0), les permitió pasar como segunda de grupo, al tener más goles a favor que los hispanos
El aliento de 11 millones de griegos
El torneo de los hombres de Otto Rehhagel, aunque la prensa pudiera catalogarlo de suerte, era un ejemplo de impredecibilidad y resiliencia. Los cuartos de final les depararon a los vigentes campeones, Francia. Ni Zidane, ni Henry, ni Makélélé, ni Barthez fueron quiénes de frenar a los guerreros helenos en el José Alvalade. El solitario gol de cabeza de Angelos Charisteas a pase de Zagorakis dejó fuera de combate a los galos y acrecentó la leyenda de Grecia en la EURO 2004.
El fenómeno ‘Grecia’ parecía no tener fin, comenzando a aparecer en los pronósticos para levantar la EURO 2004. Ya en semifinales, Grecia se vería las caras con República Checa. Los ‘matagigantes’ se enfrentarían a partido único por estar en la gran final del torneo. Los checos contaban con jugadores como Nedved, Rosicky, Poborsky o Milan Baros, quien era el máximo goleador. El partido tuvo un dominio claro de los centroeuropeos durante los noventa minutos, pero las intervenciones de Nikopolidis y los fallos clamorosos de sus delanteros dejaron la eliminatoria abierta para la prórroga. Fue ahí, aprovechando el cansancio del rival, cuando Grecia dio un paso al frente y en el 105+1′, certificó su pase a la final por mediación de Dellas.
Portugal-Grecia, cruce entre soñadores
La odisea de los griegos continuaba, y tendría a Portugal como último capítulo antes de tocar el cielo. Los grandes nombres y que todos los países anfitriones que habían llegado a la final hasta la fecha la ganasen, jugaban en contra de la selección griega.
El 4 de julio de 2004, Markus Merk dio inicio a la final. En los primeros compases, Portugal tuvo el control del partido con algún acercamiento que no llegó a prosperar. El partido, pese a las tímidas ofensivas de los portugueses, se marchó 0-0 al descanso. A los diez minutos de la segunda mitad, Grecia, especialista en las acciones a balón parado, dispuso de un saque de esquina. Bassinas centró con la pierna derecha al área pequeña buscando rematador, y allí, apareció Angelos Charisteas. El ‘9’ heleno se elevó sobre los defensores y anotó el gol más importante de la historia de su país.
Portugal, ante el resultado adverso y el aliento de su gente, se volcó al ataque en busca del empate. Gozaron de alguna ocasión, pero el muro griego era inexpugnable. Transcurridos los noventa minutos, el colegiado alemán señaló el final del encuentro. Grecia era la legítima campeona de Europa.