El jovencísimo tenista madrileño ha levantado su primer título como profesional en el ITF M25 Vila Real de Santo Antonio, el primer paso de un largo camino
Apenas acaba de cumplir la mayoría de edad, pero Landaluce ya lleva más de un año codeándose dentro del circuito profesional. La evolución del madrileño no recuerda a las grandes explosiones de Alcaraz o Nadal, sino que se dedica a ir tejiendo su propio camino hacia la élite. Este fin de semana, en Portugal, ha dado el primer paso hacia la cumbre levantando su primer ITF, torneo antesala de los Challenger.
Landaluce, al igual que Daniell Rincón o Casper Ruud y Jauma Munar en su momento, vive y se forma en la academia de Rafa Nadal en Manacor. Una circunstancia que le permite recibir consejos y entrenar, de vez en cuando, con el ganador de 22 Grand Slams y del artífice de ello, Toni Nadal. El estar en la academia también le permite alejarse de los focos mediáticos y de una posible presión externa por parte de los medios que no sería la primera carrera prometedora que truncan.
Un adelantado a su edad
Landaluce ha destacado desde las categorías base, siendo en júnior cuando más lo haría y, además, en los grandes escenarios. En 2022, con 16 años, venció en las instalaciones de Flashing Meadows en el US Open Júnior y llegó a las semifinales de Wimbledon. Nueva York le encumbró como el tercer más joven en levantar dicho título por detrás de Richard Gasquet y Félix Auger-Aliassime, dos de los jugadores más dominantes de la historia en categorías inferiores.
Para 2023 optó por abandonar el circuito júnior pese a que, por edad, podría haber continuado. Se metió de lleno en los torneos ITF, primer escalón profesional dentro del circuito. Fue un año de aprendizaje, madurez y duro, pues cayó en muchas ocasiones a las primeras de cambio. Sin embargo, para evolucionar hay que tropezar muchas veces antes y eso es lo que hizo Landaluce durante toda la pasada temporada. Caerse para levantarse, aprender para corregir errores y, sobre todo, mejorar tanto técnica como mentalmente.
Un año en el que también tuvo la oportunidad de estrenarse en el Maters 1000 de Madrid, que no en el circuito ATP, pues ya había jugado el 250 de Gijón en 2022. Un debut que le pilló muy pronto en la temporada y todavía en periodo de adaptación como demuestra la clara derrota por 6-2, 6-1 ante Gasquet. Viendo su evolución desde aquel enfrentamiento, no sería de extrañar que recibiese más invitaciones de Barcelona, Madrid y Gijón de cara a esta temporada.
El momento más dulce de Landaluce
Sí, es cierto, el mejor de su momento de la carrera, en cuanto a datos, tiene como fecha el pasado domingo. Sin embargo, su título en Portugal es, simplemente, los frutos de un trabajo y esfuerzo del que ya se vieron detalles a final de 2023. Arthur Cazaux, flamante revelación del Open de Australia y actual top 100, cayó ante el madrileño en Alicante en noviembre. Otra muestra más de lo cerca que está Landaluce de la élite.
Su futuro cercano pasa por seguir rindiendo a buen nivel en los ITF para, de cara a mediados de temporada, poder dar el salto a los Challenger, antesala previa del circuito profesional. Su progresión se va a llevar con calma y tranquilidad, ya que jugador tiene sus tiempos. Pese a que muchos como Sinner, Alcaraz o Rune hayan roto la puerta desde muy jóvenes, también se está demostrando que otros, como Díaz Acosta, van paso a paso.
Un estilo de juego propio
Landaluce mide más de 1´90, lo que le permite sacar a gran velocidad y comenzar los puntos dominando. Su revés, a dos manos, es más de contención, defensa y consistencia desde el fondo de pista, mientras que la derecha es su gran arma. Es con ella con la que pasa de la defensa del ataque, cierra la mayoría de sus winners y ahoga a los rivales. Todo ello sumado a una más que buena movilidad y movimiento de pies que le permiten invertirse en numerosas ocasiones.
En España se tiende rápidamente a comparar a cualquier joven promesa con Nadal o Alcaraz, dos jugadores a los que el intenta “preguntar y aprender de ellos”. Pese a que ha admitido que las comparaciones con los dos astros “son innegociables”, prefiere “mantenerse al margen”. Como el mismo asevera “cada uno tiene su camino” y, al fin y al cabo, no habrá dos jugadores idénticos por mucho que los periodistas nos lancemos a buscar parecidos. Tiempo, espacio y paciencia para que el madrileño desarrolle una identidad propia en construcción. Un futuro que solo él mismo definirá, Martín Landaluce Lacambra.