El argentino ha levantado el primer título de su carrera en Buenos Aires, un torneo al que había accedido mediante Wild Card
Cada jugador tiene unos tiempos y un periodo de maduración diferente que hay que respetar. Aunque lo pueda parecer, las explosiones de Alcaraz, Sinner o Rune siendo unos adolescentes distan mucho de la tónica general que se vive dentro del circuito ATP. Sino que se lo pregunten a Díaz Acosta, tenista de 23 años, número 59 del mundo a partir de este lunes, que tenía que jugar previas hace dos semas para entrar en los 250.
Uno nunca sabe cuando puede estar la oportunidad de su vida y por ello hay que estar siempre alerta para que esta no se escape. Díaz Acosta lo tuvo claro, la gira argentina de tierra era su momento, y, en la hora h de día d, no falló. Las dos invitaciones para Córdoba y Buenos Aires le permitieron acceder al cuadro principal sin derramar ni una gota de sudor y ese descanso lo aprovechó para desplegar su mejor tenis y firmar dos semanas inolvidables: cuartos en Córdoba y título en Buenos Aires.
Díaz Acosta, el trabajo silencioso da sus frutos
El circuito ATP solo muestra a los grandes ídolos y jugadores que aglutinan trofeos y masters en sus vitrinas, pero no sería nada sin aquellos que se dejan la piel cada semana para recibir una alegría de tanto en tanto. Un deporte lleno de anécdotas de jugadores que invierten mucho dinero en sí mismos para viajar por todo el mundo como buenamente pueden, sabiendo que el beneficio económico es ciertamente complicado de conseguir.
Además, tienen que ver cómo cada año los prize money para los ganadores de los principales torneos aumentan en detrimento de los Challenger y Future. Unos torneos, en un segundo escalón en cuanto a nivel, en los que Díaz Acosta se ha forjado como jugador y ha dado los pasos necesarios hasta irrumpir de lleno dentro del top 100. Ahora podrá gozar de un año más tranquilo en el que disfrutar de lo que más le gusta: empuñar la raqueta sin preocupaciones sobre el futuro.
Lo tendencioso es pensar que sus dos buenas semanas son fruto del poco nivel de las competiciones disputadas, pero esa declaración dista mucho de la realidad. El título de Díaz Acosta cobra más relevancia si repasamos el cartel de nombres que disputaban el torneo y los tenistas que ha dejado por el camino el argentino. En Buenos Aires se presentaron Alcaraz, Jarry, Norrie, Cerundolo, Wawrinka… y ya sea de forma directa o indirecta, cayeron antes que Acosta.
Un futuro prometedor
Díaz Acosta es todavía muy joven y tiene una carrera muy prometedora. Ha logrado, al menos de momento, lo más difícil, asentarse en el circuito. Estar dentro del top 60 le permitirá acudir a todos los torneos que quiera e incluso sumar más puntos para seguir escalando en el ránking. Lo más próximo para él es el ATP 500 de Río de Janeiro, donde debuta mañana ante Wawrinka. Será la primera ocasión en la que veremos si la presión puede pasarle factura al inexperto tenista latino.
Se trata de un tenista zurdo, rocoso de fondo de pista y muy ágil, capaz de ser una pared cuando el choque lo requiere y de ir más a la ofensiva si así lo entiende. Sus mejores resultados han llegado sobre arcilla, pues es la superficie en la que disputa el 90 % de los torneos. Sin embargo, ya ha demostrado ser capaz de rendir a buen nivel también en pista rápida, llevando a Fritz a una extenuante quinta manga en el Open de Australia.
Forma parte de una generación muy halagüeña de argentinos que vienen a relevar a Schwartzman tras su caída en picado. Báez, Cerundolo, Etcheverry… y ahora Díaz Acosta; habrá que tenerlos muy en cuenta de cara a la Copa Davis y para los Juegos Olímpicos. La cita olímpica se celebrará sobre polvo de ladrillo en las instalaciones de Rolland Garros, un escenario propicio para que un tenista de sus características de la sorpresa.
