Este domingo en el GP de Austria el piloto holandés volvió a hacer historia. Max Verstappen superó a Senna logrando su carrera número 42 y mostrando la superioridad aplastante de su monoplaza en comparación con el resto de coches de la parrilla. Tenía tal superioridad que decidió hacer una jugada que ha causado revuelo entre los fans de la F1, unos creen que lo hizo por lo competitivo que es, sin embargo otra parte de los aficionados creen que tan solo quería humillar al resto de pilotos.
La fijación de Verstappen con las vueltas rápidas
Bien es cierto que durante casi todas las carreras de este año el piloto neerlandés no ha tenido alguien que le pudiera quitar el primer puesto. El único que logró arrebatársela fue su compañero de equipo Checo Pérez, que en las últimas carreras no ha logrado volver a demostrar aquel nivel. Por lo que Max no tiene con quien batirse a duelo. Lo que le ha llevado a querer monopolizar las vueltas rápidas en todos los grandes premios, aunque eso significase arriesgar su victoria.
Esta ocasión ha sido al final de la carrera, cuando decidió comunicar a su equipo que iba entrar al pit stop a cambiar neumáticos para intentar hacer la vuelta rápida en la última vuelta de la carrera. El equipo le informó de que Leclerc estaba a 23′ y la parada serían 20′, pero el decía que no pasaba nada, y seguía decidido a entrar en boxes, por lo que Red Bull no tenía otra que hacerle caso por todo lo que ha demostrado y la confianza que tienen en él.
Si la parada hubiera sido mala, o hubiera cometido un error estando justo delante de Leclerc a 3′ podría haber perdido la carrera, todo por jugársela para un punto que el no necesita debido a la ventaja que lleva sobre el resto de pilotos en la lucha por el campeonato. Algo que no le preocupaba, porque está tan seguro de si mismo y de la eficacia del equipo que se podía permitir tal lujo. Un lujo que sería prácticamente imposible de asumir por cualquier otra escudería.
