AFICIÓN DEPORTIVA OPEN AUSTRALIA,TENIS Alcaraz sucumbe ante el festival al resto de Djokovic

Alcaraz sucumbe ante el festival al resto de Djokovic

Alcaraz

Alcaraz cae ante Djokovic en un partido que fue de menos a más, donde el serbio fue determinante en el resto y el saque

Era la octava vez que se veían las caras, pero ya se puede considerar un clásico. Un duelo, tan solo presenciado en las dos últimas fases de grandes torneos previamente, que en esta ocasión acontecía en `cuartos´. Quizás una de las primeras a las que Alcaraz acudía con el cartel de favorito, pues sus picos de nivel son superiores a los de Djokovic en los últimos tiempos. Pero Novak es mucho Novak. Y el ganador de 10 Open de Australia dio un absoluto recital de perseverancia en su casa, en la Rod Laver. Ganó el duelo desde el resto, demostrando porque es considerado el mejor de la historia en esa estadística. Carlitos tendrá que esperar para levantar su primer título en Melbourne.

Carlitos golpea primero

Era el escenario soñado desde que se dio a conocer el cuadro principal. Martes, cuartos de final, Alcaraz-Djokovic, sesión nocturna y con la Rod Laver abarrotada. Por mucho que ambos jugadores lo visualizasen previamente, no es lo mismo que cuando de verdad saltas a la pista. Y se notó el nerviosismo y la tensión en los primeros compases. Carlitos, que disputaba su primer partido en sesión nocturna en esta edición, sufrió con la pesadez de la bola y la colocación para invertirse con la derecha. Tal era su espesura en los dos primeros juegos, que le regaló el primer break al serbio a base de errores no forzados. Sin embargo, al otro lado de la red la historia no era muy diferente y, tras el mejor punto hasta el momento que el español finiquitó con un revés paralelo, la contienda se igualó de nuevo.

El intercambio inicial dio paso a juegos en lo que, aunque coqueteaban con nuevas bolas de rotura, era más una batalla táctica, de tanteo. Novak se sentía muy cómodo en los peloteos de revés a revés, Alcaraz golpeando cruzado hacia la zona diestra del serbio. Y, es que, le costaban esos desplazamientos laterales, incrementándose también por culpa de unas molestias en su pierna derecha, a la altura del abductor. Así se llegó al 4 iguales, ese marcador que da pie a que aparezcan las estrellas, donde se decide todo. Con dos colosos en pista adquiere todavía más relevancia si cabe.

Alcaraz

Photo: Clive Brunskill/Getty Images

Subió un punto de agresividad Alcaraz en dicho momento, calibrando sus dejadas, mientras que Djokovic se quedaba a verlas venir. Le rompió el servicio con autoridad Carlitos a un Novak que se resentía de la zona alta de su pierna derecha. Una incomodidad y molestias que le llevaron a pedir tiempo médico con 5-4. La espera, en un momento tan importante, no le pasó factura al murciano. La primera manga estaba en el zurrón, la primera batalla de una guerra titánica. Pero enfrente tenía un león que, herido, en más fiero.

Djokovic responde

Djokovic cambió por completo la estrategia en el comienzo de la segunda manga. Quería ser él quién llevase la iniciativa y eso pasaba por tomar más riesgos, por vivir al filo del precipicio de forma continua. Y tuvo un efecto inmediato en el resultado. Fue un comienzo idéntico al de la primera manga, pero con un leve matiz: el break de Novak en este caso no era por demérito del rival. Esta vez tardó más Carlitos en recuperarlo y sufrió para hacerlo, pues tuvo que confirmarlo en un juego eterno en el que, a su vez, tuvo que levantar también nuevas opciones de rotura. Fuese como fuese, efecto acción-reacción del murciano en su enésima muestra de madurez.

Se llegó de nuevo al 4-4 en la misma situación: sacaba Novak y la sensación era de que, en los siguientes dos juegos, se iba a decantar el set. El saque, ese en el que Alcaraz ha estado trabajando durante la pretemporada, marcó la diferencia y no precisamente a favor del español. En los intercambios los golpes del murciano hacían más daño en ese momento y el serbio lo sabía. Tiró de garra para servir de una forma excelente y, de dicha forma, poner el 5-4. Y, en ese momento, la experiencia fue un grado. Djokovic, simplemente, supo estar, esperó que apareciesen las dudas de Carlos e hincó el diente en el momento preciso.

Nunca uno se puede fiar de las leyendas, pues tienen más vidas que un gato. Después de que Djokovic diese claros síntomas de incomodidad y de que Alcaraz le remontase de nuevo una ventaja inicial, el serbio igualaba la contienda. Eso sí, con casi dos horas en las piernas más de cada uno. El juego reflejaba que, si ambos estaban a su mejor nivel, el peak del español parecía algo superior. Pero, en el tenis, a veces no gana el mejor, sino el que sabe aprovechar sus oportunidades. Y eso, precisamente, es lo que había conseguido hacer Djokovic en la segunda manga.

Nivel extraterrestre

El impulso de la segunda manga aupó a un Djokovic renacido, rehecho de cualquier molestia física. Fue un set en el que, aunque ambos subieron ligeramente el nivel, más en el caso del serbio, Carlitos fue siempre a contrapié. Novak golpeaba muy limpio a la pelota, obligando a Alcaraz a tener que recorrer muchos metros desde el fondo, yendo por detrás siempre. Así, iba el serbio sacando sus juegos al servicio con relativa facilidad, mientras que el murciano sufría lo indecible para llevarse cada punto. Tanto fue el cántaro a la fuente que se acabó rompiendo y, en la cuarta bola de break, confirmó la rotura.

Alcaraz

Photo by Hannah Peters/Getty Images

Los siguientes dos juegos fueron extraños, ciertamente inentendibles. Carlitos respondió de inmediato con su mejor juego al resto, pero cuajó su peor juego al saque en el sucesivo para darle ventaja de nuevo a Djokovic. El jugador más laureado de la historia te puede perdonar una vez, pero no dos. Y, lanzado a por la segunda manga, encendió al público de la Rod Laver a base de paciencia. El saque y el resto, dos de los elementos cruciales en el tenis, pues son el origen del punto, eran determinantes hasta el momento. Djokovic restaba a las mil maravillas un saque que Carlitos parecía incapaz de cambiar, mientras que el murciano se llenaba de bola en los saques de Novak, como si siempre quisiese atacar y no darse espacio.

Ahí, quizás, estaba el partido. En cambiar, variar, tratar de sorprender, pues de seguir en la misma línea, Djokovic se sentía muy cómodo. Tan solo las dejadas, uno de los golpes más característicos de Alcaraz, le estaban resultando efectivas en esta tercera manga. De revés a revés, Djokovic se sentía tremendamente superior, la derecha paralela le funcionaba…era su mejor nivel desde los Juegos Olímpicos. El murciano, por su parte, no conseguía desplazar al serbio de la línea de fondo como hacía un par de horas y este, en estático, es indestructible.

Martillo pilón

No es que la tónica cambiase en el inicio de la cuarta manga, sino que fue in crescendo. Djokovic estaba en el patio de su casa, allí donde ya ostenta diez títulos, y, con la confianza de ir por delante en el marcador, repitió lo de los anteriores sets: romper el servicio a su oponente a las primeras de cambio. Las miradas de ambos eran tan opuestas como reveladoras: la del serbio fija, abstraída, concentrada; la del murciano perdida, buscando la de Ferrero solicitando soluciones. Aun así, no le perdía la cara al encuentro y, aunque mostraba síntomas de desesperación, trataba de aguantar el chaparrón, esperando que en algún momento escampase.

Apunto estuvo de ver la luz al final del túnel con 3-2 en contra y bola de break a favor, pero tiró por enésima vez de experiencia `Nole´ para salir de esa difícil situación. La toma de decisiones y efectividad en los momentos clave estaba siendo, desde la segunda manga, concluyente. Resistía Novak a base de su saque abierto a la derecha de Alcaraz en la zona del deuce. El murciano se seguía metiendo en pista, pero esa estrategia acababa en un sinfín de errores. Era como el día de la marmota, pues nada cambiaba, ni Carlos en su colocación, ni Djokovic con su precisión.

De poder empatarlo pasó a estar al borde del precipicio. Un momento en el que apareció la épica, en el que los mejores guionistas de Hollywood se apoderaron por completo de la trama. Tuvo una bola de break Djokovic para dejar el choque visto para sentencia, pero, tras un intercambio de 33 golpes, Alcaraz se mantuvo en pie. Y, en el siguiente juego, dispuso hasta de dos ocasiones para colocar el 4-4. Esta vez fue el serbio quién resistió, acariciando las `semis´ con la punta de sus dedos. No le tembló el pulso al servicio y lo cerró como lo que es: una leyenda. Zverev, el próximo escollo en su enésima gesta.

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