Musetti está firmando una segunda parte de temporada de ensueño, pero las cinco finales perdidas lo condenan
Solo con ver su revés a una mano ya se entiende que Musetti es un tenista diferente. En una generación marcada por la eficacia, el italiano ofrece un show diferente. Quizás su estilo, sumamente agresivo, no le vaya a permitir ser tan regular como Sinner o Alcaraz, pero está capacitado para sorprenderles en cualquier torneo. Tras un 2023 complicado y un inicio de 2024 poco halagüeño, una ligera sonrisa se empieza a dibujar en su rostro. Tan solo las finales, su gran obstáculo hasta el momento, provocan que la sensación sea agridulce.
Ya es el 17 del mundo, a poco más de puntos de su récord personal. El quinceavo mejor del año con, aunque sean escasas, opciones de estar en las ATP Finals. Sus números son los de un jugador que ya aglutina varios títulos, pero lo cierto es que lleva en el dique seco desde 2022. Y, es que, sus dos únicos títulos ATP, en Nápoles y Hamburgo, datan de dicho año. En aquella temporada también levantó un Challenger, torneos de una categoría inferior que también se le resisten en la actualidad.
Jugadores muy por encima de él en el ránking, como Tsitsipás, apenas han disputado dos finales en los nueve primeros meses del año. La efectividad, en este caso, es la que marca la diferencia. Además, hay que tener en cuenta en qué lugares y torneos ha alcanzado Musetti las rondas finales, pues se tratan de Challengers y tan solo un ATP 500. Para estar algo más arriba, el de Carrera necesita hacerse grandes en los escenarios que reparten más puntos.
Shanghái, su posible redención
Es curioso observar los resultados de Musetti a lo largo de la temporada. Exceptuando su gran actuación en Wimbledon, donde alcanzó las semifinales, el resto de los puntos conseguidos provienen, en su mayoría, de torneos de una entidad menor a la de su nivel. En ningún Masters 1000 pasó la barrera de la tercera ronda, cayendo en primera en varias ocasiones. Si hablamos de los Masters 1000, más de lo mismo excluyendo al prestigioso evento londinense. Es decir, las grandes urbes se le atragantan.
Musetti se queja durante las semifinales de Wimbledon. Photo by Julian Finney/Getty Images
Cagliari y Turín (Challengers), Umag y Chengdu (ATP 250) y Queens (ATP 500) se convirtieron en un infierno cuando llegó la hora de la verdad. Navone, Passaro, Cerundolo, Sheng y Paul lo derrocaron en dicho momento. Los cuatro primeros son, a priori, peores que el italiano si atendemos meramente al ránking. Da la sensación de que sus oponentes conocen sus flaquezas mentales e hincan el diente sin compasión alguna. Por muy buen tenis que esté desplegando a lo largo de la semana, falla en el momento de la verdad.
Shanghái, el próximo Masters 1000, se presenta como una nueva posibilidad de redención para él. Llega como un cohete tras el bronce olímpico y la final de Chengdu, aunque no sería la primera vez que da un bajón inesperado. Antes de ello pasará por Tokio, un ATP 500 que aglutinará al top 10 al completo a excepción de Djokovic y Zverev. Una prueba igual de dura que Shanghái, pero que al atraer un menor foco mediático le sentará como anillo al dedo a su preparación.
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