Javier Gómez Noya, uno de los mejores deportistas españoles de la historia, abandonará la alta competición tras 26 años de dedicación
Cinco veces campeón del mundo de triatlón, cuatro veces de Europa, dos veces campeón del mundo de media distancia y otra más de larga distancia, además de la plata olímpica de Londres. Los números con los que se retira Javier Gómez Noya son estratosféricos, pero aun así no representan la magnitud de su figura. El gallego ha supuesto un antes y un después en el triatlón español. Iván Raña puso los ingredientes y `Javi´, como le llaman sus amigos, cocinó un plato digno de estrella michelín.
Nació en Basilea (Suiza), pero a los tres meses sus padres, emigrantes, retornaron a casa, a Ferrol. Allí, en la piscina que hoy lleva su nombre, dio sus primeros brazadas. Él era nadador, no triatleta. No sería hasta los quince años que probó con un triatlón olímpico en Castropol (Asturias). Sin preparar los segmentos de ciclismo y carrera finalizó segundo de juveniles. Tenía talento, solo faltaba pulir la madera de campeón. El sorprendente resultado le animó a echarle más horas a los dos disciplinas que no controlaba y se convirtió en una absoluta promesa.
No se podría entender a Javier Gómez Noya sin el frenazo en seco sufrido en 1999. Los servicios médicos del CSD le detectaron una anomalía cardíaca y le retiraron la licencia. El gallego no se rindió y, tras recibir el visto bueno por varios especialistas, siguió ejercitándose sin licencia hasta que se recuperó por completo. Corría el año 2006 por entonces y, en cuanto entró en competición, los éxitos cayerpn por su propio peso. Primer año europeo, segundo mundial y a partir de ahí once medallas mundialistas compartiendo época con los hermanos Brownlee.
Confía en retirarse sobre el asfalto
A sus 41 años la distancia olímpica ya se le quedaba corta y optó por la larga distancia y los ironmans. El físico no le respetó lo suficiente, aunque el lo siguió intentando. Y, es que, a lo largo de su carrera no ha tenido especial suerte en lo que a lesiones se refiere. En 2016, cuando mejor estaba, se rompió el cúbito a un mes para los Juegos. Iba en bici a 15 km/h, más precauciones no se podrían haber tomado. Quizás sea su espina clavada, la de no tener alguna medalla olímpica más, pues en Pekín mereció más y en Río era el gran favorito.
Gómez Noya celebra una victoria en Yokohama. Photo by ITU/Delly Carr via Getty Images
Este fin de semana no tomará la salida en la quinta etapa del ‘T100 Triathlon World Tour’, como tenía previsto. Dice haber puesto todo lo que ha podido para retirarse en lo más alto, pero, por unas circunstancias u otras, no ha sido posible. Pese a ello, seguirá trabajando lo que resta de temporada para, al menos, poder decir adiós con las zapatillas puestas.
«Intenté prepararme lo mejor posible para estar en mi nivel más alto para estos eventos. Pero la realidad es que no fui capaz de lograrlo, por una u otra razón. Enfermé justo antes de Miami, mi madre falleció cuando yo ya estaba en Singapur, entre diferentes lesiones que no me permitían correr en Londres o actuar bien en San Francisco… Lo di todo, pero simplemente no ha funcionado, así que es hora de dar un paso atrás y tomar las cosas más fáciles«
«Seguiré practicando este increíble deporte, pero con un poco menos de intensidad y estrés. Ojalá pueda hacer una o dos carreras más antes de que termine la temporada, pero no al más alto nivel«, confiesa.
Uno de los mejores de la historia de España
Su legado es inigualable y su nombre debe aparecer en el debate sobre quién es el mejor deportista español de la historia. El hecho de que el triatlón sea un deporte minoritario no corre a su favor, pero su gesta está a la altura de la de Carolina Marín, Fernando Alonso o Pau Gasol, entre otros. Si no es el mejor deportista español de la historia entrará en un top 5 de largo. Nadal, por ejemplo, goza de mayor popularidad al ser el tenis un deporte más accesible, pero ello no debe ocultar lo logrado por Noya.
«Gracias a todos por el apoyo a lo largo de todos estos años, ¡ha sido un viaje salvaje!, cierra Javier Gómez Noya su comunicado. Y, es que, la trayectoria del ferrolano, llena de altibajos, se valorará más con el paso del tiempo. Son 26 años de dedicación a un deporte al más alto nivel, adaptándose a los nuevos tiempos y reconvirtiéndose en fondista. Se despida o no se despida corriendo, su leyenda prevalecerá entre los amantes del deporte.
Gómez Noya en su última etapa, en la media distancia. Photo by Donald Miralle/Getty Images for IRONMAN
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