Sinner vence a Christopher O’Connell (6-1, 6-4 y 6-2) en la tercera ronda del US Open y ya espera rival en los octavos de final
A palazo limpio y sin inmutarse. A Sinner no le parece amedrentar el cartel de máximo favorito tras las derrotas de Djokovic y Alcaraz o la polémica que se haya podido generar alrededor de su positivo por clostebol. Aunque todavía le queda mucho camino por recorrer y varios rivales de renombre a los que enfrentarse, su nivel mete miedo. Ya espera al vencedor del partido que enfrenta a Tommy Paul con Diallo, la gran sorpresa del cuadro masculino hasta el momento. El norteamericano, ante su gente, es quizás quién más lata le podría dar al número 1 del mundo.
Menos de dos horas de partido, 15 aces, 46 golpes ganadores y ni una bola de break en contra. Los números del encuentro de Sinner hablan por si solos, son los de una absoluta exhibición de tenis. O´Connell no puso demasiado de su parte para que el paseo fuera menos ligero, pero es que Jannik lo borró del mapa desde el calentamiento. Un despliegue tenístico sin flaquezas ni puntos débiles, si quiera a nivel mental. No reside tanto la relevancia de su actuación en su juego como en su cabeza, pues esta no le falló más de dos puntos consecutivos. La mente, esa que le ha fallado a Carlitos y a Novak en días precedentes, la gran clave de su éxito.
Dominio de cabo a rabo
Comenzó el transalpino al servicio y O´Connell nunca llegó a estar por delante en el marcador. Lejos de meterle presión, parecía que los tropiezos de sus máximos rivales le habían dado alas. Las condiciones de la Arthur Ashe se adaptan a la perfección a su estilo de juego, pues su bola sale completamente despedida una vez bota. Factor que, sumado al débil revés a una mano del australiano en el día de hoy, hacían que Sinner compitiera a placer. Se invertía de forma constante, haciéndole correr de lado a lado, eso si era capaz de devolverle los auténticos misiles que mandaba al otro lado de la red.
La primera manga fue un visto y no visto donde Jannik le perdonó el rosco. En apenas media hora y con tan solo cuarenta puntos disputados, el 1 del mundo ya lideraba en el electrónico. La sensación otorgada era parecida a la de cuando jugaba el Barca de Guardiola, que solo con su mera presencia ya iban por delante. Estaba siendo una tortura para Christian que, completamente desesperado y nublado de ideas, cedía de nuevo su servicio en el tercer juego de la segunda manga. Bien es cierto que en este la paliza no fue tan significativa, pero es que Sinner si quiera le concedió una mísera opción de rotura.
El guion ya no iba a sufrir modificaciones hasta el final. La desconexión sufrida por el italiano en la primera ronda ya es un episodio del pasado. Un proceso de aprendizaje tan sencillo como veloz. Break de arranque en la tercera manga y viento en popa a toda vela hasta la meta. O´Connell trató de ser más agresivo, de subir más a la red, pero cuanto mejor eran sus ataques, más temibles eran las respuestas del transalpino. Muy pocos jugadores pueden poner en aprietos a Sinner si está a este nivel, y dos de ellos ya vuelan camino a casa.
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