Zverev cayó en el día de ayer ante Fritz en cinco mangas por tercer Grand Slam consecutivo. En todas ellas gozaba de ventaja en el marcador
Alexander Zverev, la eterna promesa que todavía no ostenta ningún Grand Slam en su palmarés, iba camino de citarse en los cuartos de final con Novak Djokovic hasta que, un nuevo bajón inentendible, le privó de avanzar a la siguiente ronda de Wimbledon. Es la tercera ocasión consecutiva que el germano deja escapar una ventaja considerable a su favor y que, en la quinta manga, acaba mordiendo el polvo independientemente de quién esté enfrente. Un problema que, quizás, emane de los fantasmas generados tras la final de US Open 2020 frente a Dominic Thiem.
Si bien es cierto que Zverev goza de unas estadísticas soberbias en cuanto a victorias en el quinto se se refiere, pues su balance es de 23-12 llegados a este punto; la tendencia de los últimos tiempos evidencia un dilema a la hora de cerrar sus choques en las grandes citas. Da la sensación de que el alemán siente una presión insostenible cuando roza la victoria con sus manos. Un aroma que perciben sus rivales, que les alienta para percibir la sangre e hincar el diente ante su inestabilidad. Esta vez fue Fritz, pero el camino ya lo habían sembrado Alcaraz, Thiem, Medvedev…
Las finales, la primera piedra
El US Open 2020 se convirtió en el primer espectro, en el obstáculo que sobrevuela su cabeza. Allí, en Flashing Meadows se colocó a tan solo seis juegos de su primer Grand Slam, de convertirse en el líder de la Next Gen. No supo lidiar con los nervios y Thiem cogió ese testigo y, aunque a buen seguro el austriaco habría cambiado el título por no lesionarse, la historia no sonrió a Zverev por entonces. Situación parecida, pero con un set más en el tanteo de su oponente, vivió hace apenas un mes en la Philippe Chatriér.
Mese antes, dos sets arriba frente a Medvedev en Australia, perdió también. El calor e infierno aussie lo carcomió por dentro mientras que, al ruso, ni le hizo tambalearse. Ayer, con Fritz, sufrió problemas y dolencias musculares que le limitaron en las últimas mangas, pero ello no debe ocultar su debe. Ahora, antes de hacer frente a su temor en el US Open de nuevo, acudirá a los Juegos Olímpicos, otro de esos escenarios diferentes que, aunque sea al mejor de tres mangas, pondrá a prueba su evolución.
«Sabía que este año tenía una buena oportunidad de hacer algo grande en Wimbledon, nunca me había sentido mejor en estas pistas, creo que estaba haciendo mi mejor tenis de siempre en canchas de hierba. He dado todo lo que tenía, quería luchar hasta el final y estoy orgulloso de lo que hice», comentó ayer en la rueda de prensa posterior.
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