Munar ha recibido la llamada de la federación española de tenis para acudir a París en sustitución del lesionado Davidovich
Dos de los cuatro jugadores españoles que iban a disputar el cuadro de individuales en los Juegos Olímpicos de París han tenido que bajarse de la cita cuatrienal en las últimas horas. A la ausencia de Carreño, anunciada el pasado domingo, se le suma ahora la de Davidovich. El malagueño no ha conseguido recuperarse de sus problemas de lumbalgia a tiempo y Jaume Munar, actual 63 del mundo, ocupará su puesto.
De esta forma, serán Nadal, Alcaraz, Pedro Martínez y Munar los representantes españoles en la Philippe Chatriér. A ellos se le sumarán la pareja formada por Marcel Granollers y Pablo Carreño en el dobles para completar el elenco masculino. La actividad arrancará el 26 de julio, dos días más tarde de la ceremonia de inauguración, y se prolongará hasta el 11 de agosto, fecha de la final. El tenis es uno de los deportes señalados, de los que se espera extraer algún metal pese a la enorme dificultad que ello conlleva.
Munar, una carrera de altibajos
Jaume Munar goza de varios títulos Challenger en su palmarés, pero ninguno ATP. Destaca, al igual que Pedro Martínez, por ser un terrícola, un especialista sobre polvo de ladrillo. Es el jugador prototipo español, criado bajo la tutela de Rafa Nadal en su academia, muy sólido desde el fondo de la pista y con un físico envidiable que le permite alargar sus partidos hasta la extenuación. Se caracteriza por asfixiar a su rival, por desesperarle a base de construir un muro inexpugnable que le lleve a la rendición.
Su temporada 2024 está llena de altibajos, mezclando grandes actuaciones como las de Córdoba o Santiago de Chile con otras decepcionantes como la derrota con Martín Landaluce en Miami. Pese a ello, sobre tierra batida ostenta un balance favorable de 16-12 y son los puntos aglutinados sobre dicha superficie los que le permiten vivir cómodamente en el top 100. A sus 27 años busca esa semana gloriosa que le de el impulso final a la élite, que le permita colarse entre los 50 mejores del mundo por primera vez en su carrera.
En Rolland Garros, instalaciones en las que se celebrarán la cita olímpica, ostenta una segunda ronda como mejor resultado. El hecho de tener que verse las caras con cabezas de serie desde bien temprano hacen que el mallorquín siempre tenga unos rocosos duelos en el arranque de sus torneos. Acudirá a París formando parte de la misma delegación que su ídolo con toda la ilusión que una cita olímpica encarna.
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