Swiatek se enfrentará a la debutante Paolini, a partir de las 15:00, por la consecución de su cuarto título sobre la arcilla parisina
Una de las finales más desequilibradas de los últimos tiempos, al menos sobre el papel. La gloriosa, monopolizadora y arrasadora Swiatek, quién busca su cuarto Roland Garros con apenas 23 años, se verá las caras con Paolini, la revelación, la jugadora que nunca había pasado de segunda ronda. Los festejos y celebraciones parecen ya estar preparados para la polaca, pues sus últimos resultados meten miedo al más valiente, pero el tenis es un deporte impredecible, más en un circuito femenino alocado.
Hasta la fecha se han enfrentado en dos ocasiones, dejando unos precedentes más que significativos. Se tratan de dos absolutas palizas, una sobre pista dura y otra sobre polvo de ladrillo, en las que Paolini tan solo pudo sumar tres juegos por choque. Ambas no llegan, casi, ni a las dos horas de esfuerzo por parte de Swiatek, que hoy volverá a sentir toda la presión sobre sus hombros. Quizás, ese nerviosismo y obligación por ganar sean la única rendija por la que pueda colarse la italiana.
¿Cómo llega Swiatek?
Paliza tras paliza y tiro porque me toca. Esa ha sido la tónica de la polaca en todos sus partidos desde que se viese con pie y medio fuera del torneo de sus sueños ante Osaka. La nipona pilló a Swiatek verde, sin demasiado ritmo y estuvo a punto de dar una de las grandes sorpresas del año tenístico. Ahí, cuando peor color muestra el cielo, cuando las situaciones críticas acontecen, se siente cómoda la número 1. Reaccionó, y de qué manera, pues da la sensación de que el cambio de mentalidad prevalece hasta día de hoy desde entonces.
Conseguir la victoria supondría para ella levantar su cuarto título en París y mantenerse en lo más alto del ranking con una distancia sideral sobre sus principales rivales. Es una absoluta roca y una máquina de cometer muy pocos errores, es capaz de adaptarse a todas las variantes que se le plantean, hecho que complica mucho hacerle daño. Aunque le guste dominar, tampoco va a rehusar bajarse al barro y que sea su contrincante quién cometa un error forzado tras otro, como el jueves con Gauff.
¿Cómo llega Paolini?
Excelsa, intratable, cuajando la mejor semana de su carrera. La italiana es una de esas jugadoras que disfruta y hace disfrutar, que cuando se la ve sonreír en pista es cuando mejor nivel desplega. No tuvo un cuadro sencillo de inicio, con rivales históricas como Andreescu, pero se convirtió en una máquina de infalible para dejar a Avanesian y Rybakina también en la estacada. Las semifinales con Andreeva eran muy peligrosas por el boom que ha supuesto la llegada de la rusa. Supo manejar los tiempos y la presión Paolini para que fuera su oponente la que sufriera la novatada de sus primera semifinales de Grand Slam.
Se trata de una gran tenista sobre tierra batida, sólida y segura desde el fondo. Su mayor problema en el día de hoy es que tendrá enfrente a la mejor, y, es por ello, por lo que lo más seguro es que no se pueda limitar a jugar desde atrás como ante otras rivales. Deberá dar un paso adelante, tratando de cambiar alturas y ritmos de forma constante, buscar que Swiatek no se sienta cómoda en ningún momento, que no se crea la dueña y señora del choque. Será una tarea muy complicada para Paolini, pero no imposible, mayores hazañas se han visto a lo largo de la historia del tenis. Una italiana que también disputará mañana la final de dobles junto a Errani, el milagro puede ser doble.
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