El tenista valenciano, Pedro Martínez Portero, recupera la sonrisa en Estoril, donde ha caído en la final ante el gigante polaco, Hubert Hurkacz
El tenis español puede estar pasando por su peor racha de las últimas décadas, pero no está muerto. Hay vida más allá de Alcaraz y Davidovich, y así nos lo han querido hacer saber Carballés y Pedro Martínez Portero esta misma semana. El primero se quedó a las puertas de revalidar su título en Marrakech, pero un excelso Berretinni se lo impidió, mientras que el valenciano también ha disputado la final de Estoril. Un resultado que le aúpa hasta la posición 60 del ránking ATP, aún lejos de su mejor nivel histórico, pero dando pasos para acercarse.
El fin de un estancamiento
Pedro Martínez Portero disputa más del 80% de sus torneos a lo largo del año sobre arcilla, por lo que se le puede considerar un experto sobre dicha superficie. Evidencia de ello es que, en muchas ocasiones, prefiere disputar Challengers en tierra batida en vez de acudir a previas de Masters 1000 o ATP 500 sobre dura. Debido a ello, sus mejores resultados han llegado en torneos como Kitzbuhel, Buenos Aires o Santiago de Chile, donde ha logrado su único título hasta el momento.
Fue en el país sudamericano, allá por el 2022, cuando Pedro Martínez Portero alcanzó su máximo nivel y el título en la capital chilena. Hanfmann, Báez, Munar…la lista de jugadores a los que tuvo que derrocar para alcanzarlo era curiosa, pero si quiera comparable a la de esta semana en Estoril. El entorchado, sumado a varios meses buenos en términos de resultados, le impulsó hasta ser el 40 del mundo. Un puesto que mantuvo demasiado poco tiempo y con el que ahora añora recuperar.
El 2023 fue complicado para Pedro, con muchos altibajos, muchas derrotas a las primeras de cambio y una irregularidad que le sacó del top 100 a final de año. Un lugar que, por mucho que quisiera el valenciano, le impide disputar el circuito ATP con normalidad. De cara a esta nueva temporada se propuso retornar a su nivel natural, al que le hizo asentarse en la élite, y gracias a semanas como la de Estoril lo está consiguiendo.
Una semana (casi) perfecta
Pedro Martínez Portero llegó a Estoril enchufado tras haber vencido en Girona la semana antes. Eso sí, en Challenger y ante jugadores que distaban mucho del nivel que se iba a encontrar en suelo portugués. Pese a ello, uno a uno han ido hincando la rodilla a su juego Altamaier, Bautista, Gasquet y Ruud. Todos ellos con un recorrido mucho mayor al de Pedro, factor que no le ha importado a la hora de hacerles frente.
Tan solo Hurkacz ha separado al valenciano de una machada histórica en la que ha brillado desde el fondo de pista. Más allá de las sensaciones y la confianza otorgada, asciende diecisiete posiciones, algo sumamente importante de cara a lo que se viene, pues ese ascenso le permitirá probablemente acceder a Barcelona, Madrid y Roland Garros directamente, sin necesidad de jugar fase previa. En esos tres torneos cayó en primera ronda el español la temporada pasada, por lo que una simple victoria puede significar muchos puntos para su bolsillo.
En una entrevista a Punto de Break a finales de año, el valenciano reconocía haberse “llevado un tortazo en la cara” en 2023, donde la presión pudo con el sobre todo a principio de temporada. De cara a este año se propuso “jugar los torneos de arriba” y recuperar su nivel. Viendo su evolución en el primer trimestre, tendrá que cambiar de metas, pues las que se había puesto ya las ha superado con creces.