AFICIÓN DEPORTIVA SUPERTENIS,TENIS Veinte años del Big Bang tenístico: el primer Nadal-Federer

Veinte años del Big Bang tenístico: el primer Nadal-Federer

Nadal

Miami acogió hace exactamente veinte años el primer enfrentamiento entre dos de los tres mejores tenistas de la historia, un Nadal-Federer del que nacería una rivalidad mística

28 de marzo de 2004, un melenudo y jovencísimo tenista español de diecisiete años llamado Rafa Nadal saltaba al Joe Robbie Stadium, conocido actualmente como Hard Rock, para enfrentarse a Roger Federer. El suizo ya era el número uno del mundo por esas fechas, con más de diez títulos ATP y dos Grand Slams en su haber. Iba camino de convertirse en una máquina imbatible que dominase el panorama internacional en solitario durante décadas.

Sin duda Roger sería uno de los grandes tiranos, pero gozaría de dos oponentes que le privaron de retirarse con muchos más trofeos en su vitrina. El primero de ellos se le subiría a las barbas en ese primer encuentro de 2004, siendo en aquel momento el 34 del mundo. Eso sí, los entendidos en la materia ya le auguraban una carrera de ensueño tras poco más de una temporada en el circuito.

Un resultado inesperado

Nadal y Federer ya se conocían desde hacía unas semanas, cuando en Indian Wells se vieron las caras en el dobles y brotó una gran amistad. Incluso en esa misma semana se pudo ver a Rafa en el box de Federer durante los cuartos de final ante Chela. De ahí quizás el manacorí extrajo algunas interesantes conclusiones, pues lo visto aquel 28 de marzo de 2004 dejó atónitos a todos los presentes. Quizás asombró más que la Copa Davis de Sevilla de finales de ese mismo año, cuando Roddick hincó la rodilla ante un diamante todavía sin pulir.

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Federer había disputado 24 encuentros en aquel inicio de temporada, y tan solo había claudicado ante Tim Henman, el cañonero británico. Parecía una hazaña imposible para el manacorí, quién seguramente también pensaba por aquel entonces en aprender y seguir mejorando con la élite. El horario, 3:30 de la madrugada en España, tampoco era muy apetecible para un aficionado que se quedó atónito al levantarse por la mañana y ver el resultado.

Nadal pasó por encima de Roger en dos sets corridos (6-3, 6-3) y poco más de una hora (69 minutos). Rafa, en tirantes y dando esa sensación de osadía, cosió al suizo, que ya vestía de punta en blanco por entonces, a base de passings inverosímiles y derechas altas a la zona de su revés. Carlos Bernardes fue el árbitro privilegiado de presenciar aquella oda al tenis, como si se tratase de un preámbulo de su relación con el balear. Un Nadal al que el esfuerzo efímero, pero titánico, le dejó vacío y cayó en los cuartos ante el chileno González.

El aperitivo de un menú gourmet

Aquel enfrentamiento fue como poner la mesa el día de Navidad, donde vas picando aperitivos, sabedor de lo que se viene después te hará chuparte los dedos. Se verían las caras, de forma oficial, 39 veces más en sus longevas y lesivas carreras. El manacorí venció en 24 ocasiones, llevándose claramente un h2h desequilibrado en esa primera década del 2000, que luego Federer acabaría dando la vuelta con siete victorias en sus últimos ocho enfrentamientos.

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No solo fue el comienzo de una rivalidad, sino de una amistad. Dos amigos que se han privado de muchos títulos y alegrías, que han generado el llanto de desesperación y agobio en el otro como el de Federer en Australia 2009, que han protagonizado el que para muchos es el mejor partido de la historia del tenis…pero que han sabido aislar la lucha a la pista. Su imagen llorando juntos en el retiro del suizo hace año y medio es el mayor símbolo de unión y respeto visto en el deporte de la raqueta.

“No es que sea un jugador que golpee rápido y fuerte, es más el efecto que le imprime, hace que la bola rebote muy alto, esa fue la lucha que tuve hoy”, decía Roger tras su primera cita, siendo consciente de ese bote alto sobre su revés que tantos dolores de cabeza le daría a posteriori. “He jugado uno de los mejores partidos de mi vida, aunque él tampoco hizo su mejor tenis, esa es la razón por la que pude ganar”, respondía Rafa de forma sincera, como ha sido siempre durante su carrera.

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