El pasado domingo el portero del AC Milan, Mike Maignan, abandonó el terreno de juego debido a que recibió insultos racistas por parte de un sector de la grada
«No soy una víctima»
Estas palabras relatadas por el portero Mike Maignan tras recibir insultos racistas retumban en mi cabeza a la hora de escribir este artículo, lo que me ha llevado a pensar que tiene razón. La víctima no es Maignan, ni Iñaki Williams, ni Vinicius, ni Balotelli. La verdadera víctima de estos comportamientos tiene nombres y apellidos: el ser humano.
La sociedad actual sigue presentando aspectos prehistóricos véase la insultante comparación de personas según su tono de piel, nacionalidad o aspecto físico. Esto se ve reflejado en numerosos ámbitos como el deporte, en el que prácticamente cada cierto tiempo tenemos que hablar de un episodio de racismo.
Medidas, ¿suficientes?
Cada vez son más los casos de racismo acontecidos en los estadios durante el transcurso de un partido de fútbol o de otras competencias deportivas. Uno de los máximos exponentes de ello fue el ‘caso Vinicius’ sucedido en Mestalla en el pasado mes de mayo, donde cuatro seguidores valencianistas (y no todo el estadio como alegaba el jugador) propiciaron insultos racistas al brasileño.
Ante el aumento o, en este caso, el hecho de que estas situaciones no se erradican por completo, organismos como la FA, regidora del fútbol inglés, han adoptado medidas para evitar o disminuir estos conflictos. La más conocida, el movimiento conocido como ‘Kick it out’, que se basa en la limpieza del deporte de estos ‘aficionados’.
¿Por qué racismo?
Una persona noruega como Haaland y una persona camerunesa como Eto’o . A simple vista la única diferencia existente es física, en su tono de piel o su cabello. Pues bien, si estudiamos a fondo a estas dos personas vamos a llegar a una conclusión: son personas, no tienen diferencias. Por muy sencillo que pueda parecer, no es visto de esta manera por toda la sociedad.
Puede que esto no tenga nada que ver con el fútbol pero, si echamos la vista atrás, prácticamente hasta el nacimiento de la especie, nos topamos con que nuestros antecesores son monos. Sí, monos. Primates que habitaban en la jungla. Conforme el ser humano fue colonizando diferentes partes del mundo y fue desarrollando mayores capacidades, la piel se fue aclarando.
Más allá de la poca relación con el deporte, a lo que pretendo llegar es que, dicho todo esto, ¿qué diferencia a Maignan de Haaland? ¿A Messi de Eto’o? ¿A Cristiano Ronaldo de Pelé? La respuesta: el racismo.
