A pesar de tener una de las mejores plantillas de Europa, el conjunto azulgrana no termina de arrancar
Tras la marcha de Saras Jasikevicius del Palau Sant Jordi, en dirección a Turquía ,se abría una etapa en el conjunto azulgrana, ilusionante y muy prometedora con un hombre de la casa al frente, Roger Grimau. Sin embargo, la llegada del entrenador catalán sorprendió mucho. Llegaba alguien sin experiencia profesional, solo en la base del club, para ponerse al frente de un equipo plagado de grandes estrellas y grandes egos.
A pesar de mirar a la clasifiación tanto de Euroliga y Liga Endesea y encontrar al Barça entre el top-5 de ambas competiciones. La realidad es que el juego que muestran los de la ciudad condal está muy por debajo del nivel esperado. En la competición local, se encuentran en cuarta posición con un récord de 10 victorias y 6 derrotas, y a una distancia de 4 victorias del primer clasificado. Mientras que en la Euroliga, se sitúa en tercera posición con 11 victorias y 6 derrotas y a 5 victorias del Real Madrid.
En un vestuario que cuenta con Willy Hernangómez y Jabari Parker, una dupla que perfectamente podría haber jugado en la NBA, a ellos dos se le tienen que sumar Satoransky, con pasado NBA, Vesely y mucho talento nacional como Parra o Abrines entre otros, el conjunto catalán está dejando una de las peores sensaciones vividas en el Palau en los últimos años. Grimau no está pudiendo controlar los egos de estos jugadores y no estaá consiguiendo sacarle su mejor nivel a cada uno.
El Barça acrecenta su crisis tras las dos últimas derrotas consecutivas, una en Liga Endesa, frenta al Unicaja (91-71) y otra en Euroliga, frente al Mónaco Basket (91-71). En dos partidos consecutivos el mismo resultado y 20 puntos de diferencia respecto a sus rivales. Estas derrotas, están aumentando la tensión dentro del vestuario. Lo que está claro, es que Roger Grimau se juega su continuación en el banquillo, el próximo miércoles frente al Real Madrid.
