Con el adiós de De Vries, Ricciardo volverá a pilotar un monoplaza, en este caso para Alpha Tauri, desde que dejase McLaren el pasado año.
Ya han transcurrido 11 grandes premios en este año de F1. Las caras positivas que todo el mundo conocen son el regreso de Fernando Alonso a la élite de la parrilla, un hueco que siempre ha sido suyo, el mandato imperial de Max Verstappen otro año más, o el resurgir progresivo de los Mercedes que ya empiezan a verse más arriba.
La otra cara de la moneda que no llama tanto la atención, ha destacado en los últimos días por el despido de Nyck de Vries. El piloto de los Países Bajos ha sido despedido por el principal asesor de Red Bull, Helmut Marko, que dirige la política de pilotos tanto de Red Bull como de Alpha Tauri.
Una de las posibles causas pueden ser los 0 puntos obtenidos en lo que llevamos de temporada, que con los 2 de Tsunoda, dejan a esta escudería en el fondo de la clasificación de constructores. El sucesor del holandés y nuevo compañero del japonés Tsunoda será Daniel Ricciardo.
Un regreso inesperado e ilusionante
El piloto australiano es un habitual de este deporte al que hemos acostumbrado a ver año tras año. Destaca su periodo en Red Bull, donde estuvo 5 años y gozó de victorias, poles, podios… Siempre y cuando su compañero y tetracampeón del mundo Sebastian Vettel le hiciese hueco en la cima.
Desde su debut en HRT en 2011, su fichaje por el grupo Red Bull, pasando dos años por Toro Rosso, y las últimas temporadas en Renault y McLaren, Ricciardo se había quedado sin sitio en la F1 11 años después, manteniendo su figura como tercer piloto en Red Bull. Ahora, con el despido de De Vries, Ricciardo volverá a demostrar el gran piloto que es en una temporada difícil para los Alpha Tauri.