El Obradoiro recibe al Estudiantes en una oportunidad de oro para confirmar las buenas sensaciones y continuar con su remontada
Estudiantes fue el equipo que, en la jornada inaugural, noqueó al Obradoiro mandándolo a la lona con una connotación mucho más simbólica que realista. Significó un golpe de realidad, el aviso de que no se trataría de un camino de rosas. Han pasado seis meses desde entonces, tiempos revueltos en la capital gallega que, ahora, parecen redirigirse. Ambos llegan con la flechita para arriba, pero con distintos objetivos. Pues los colegiales sueñan con ese ascenso directo que ostenta el San Pablo Burgos, el único equipo capaz de derrocar a los santiagueses en los últimos tiempos.
Obradoiro, un transatlántico en construcción
El camino es claro: llegar de la mejor forma posible a los playoffs para consumar el ansiado ascenso. Y, lo cierto, es que el nivel mostrado en las últimas jornadas les acerca al objetivo. Sin embargo, sigue faltando la guinda, el pasito definitivo. Pues el equipo de Félix Alonso vence, pero no termina de convencer, de brillar. Sigue faltando, al menos por momentos, regularidad durante los cuarenta minutos en una fase ofensiva donde tienden a estancarse o sufrir apagones. Unos cortocircuitos que suelen ser ocultados por el talento individual de Barcello o Davison entre otros.
Sí, el Obradoiro ha ganado ocho de los nueve últimos encuentros, pero todos ellos han sido ante equipos que circulaban por debajo de ellos en la tabla. Un factor que no escondió el propio técnico leonés en la previa, indicando que se va a tratar una buena «medida para ver el nivel en el que estamos actualmente». Las posibles bajas de Micovic y Millán, uno por un proceso febril y otro por un pequeño esguince, podrían mermarles ligeramente. Sea como sea, deberán mantener la solidez defensiva, tratar de anular a Granger, «el jugador más determinante de la categoría», y frenar a esos segundos espadas como son Kravic o Joaquín Rodríguez.
Fuente: Redes Sociales `X´ del Obradoiro
Estudiantes y una bomba en el banquillo
Han sido el club noticia de la semana. El lunes, después de que el equipo sacase con oficio un partido complicado ante el Palencia, el Estudiantes dio a conocer la destitución de su técnico. Una decisión que, debida a la buena racha por la que navegan los colegiales, propició mucho movimiento en las redes sociales. La estrella del equipo, Jason Granger, publicó unos emoticonos de incredulidad que posteriormente borraría a modo de desacuerdo con lo sucedido. Y, es que, después de que Pedro Rivero se mantuviese en el cargo de cara a la temporada 24/25, el cambio de dirección pilló por sorpresa a propios y extraños.
Su recambio, y quién tomará los mandos del Estudiantes este sábado en Sar, es Natxo Lezkano, quién consiguiese el ascenso con Morabanc Andorra en 2023. El vasco, que dirigió su primer entrenamiento este miércoles, dice «no poder hacer grandes cambios de la noche a la mañana«. Espera ver «una buena versión del equipo, que compitamos y mostremos actitud». La victoria es, para ellos, fundamental, pues de caer dejarían de depender de si mismos en esa encarnizada lucha con el San Pablo Burgos por la primera plaza.
No destaca Estudiantes por ser un equipo que juegue a un ritmo vertiginoso, pero sí por sacar petróleo de cada acción. La incorporación de Joaquín Rodíguez parece haberles dotado de esa arma atacante definitoria, pues así lo avalan sus porcentajes. Son el conjunto más fiable desde el exterior, el único que alcanza el 40% y el segundo que más puntos totales promedia (88), únicamente superados por los castellanos. Es así como, en la nueva era Lezkano, el Obradoiro tratara de aguarle la fiesta y, a su vez, acercarse a Palencia y Betis.
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