La UB Conquense forzó a la Real Sociedad a la prórroga en el partido correspondiente a la segunda ronda de Copa del Rey tras un gran partido.
4 de diciembre de 2024. Una fecha que el Conquense y los balompédicos guardarán para toda su historia. Más de 20 años después, un Primera División regresó a La Fuensanta para jugar un partido oficial. Esa vez fue el Atlético de Madrid, en la segunda ronda de Copa del Rey. Esta vez fue una Real Sociedad plagada de estrellas e, incluso, recientes campeones de Europa con España la que visitó al Conquense, ahí es poco. El conjunto ‘txuriurdin’ se llevó el partido, pero eso no quiere decir que fuera el único vencedor de la noche. El Conquense también ganó. El cuadro blanquinegro se llevó algo más valioso que el pase: el cariño de su gente, el apoyo de 6.000 aficionados que llenaron, por primera vez en su historia, La Fuensanta.
Ni una silla quedaba libre a lo largo de los 6.000 asientos que conforman el estadio blanquinegro. Jóvenes y mayores unieron sus voces para animar a 11 guerreros balompédicos que dejaron lo que tenían y no tenían en el campo. 11 Davices blanquinegros que empequeñecieron a 11 Goliats que no eran capaces que 6.011 conquenses construyeron para hacer soñar, aunque solo fuera por 91′ con eliminar a uno de los equipos punteros del país. La ilusión se podía respirar en el ambiente. La emoción de aquellos balompédicos que, asiduamente, forman parte de esas escasas 1000 personas que acogen al Conquense en su estadio cada domingo era palpable. Las caras de los jugadores al salir al partido, mientras veían a la afición con la bufanda en la mano coreando el himno de la Balompédica, eran una muestra más de lo especial que era el partido.
Algo inusual
Incluso, aquello que parecía imposible en Cuenca ocurrió. El Ayuntamiento puso todo de su parte para que La Fuensanta luciera con un aspecto inmejorable, para que nada tuviera que envidiarle a algunos campos de superior categoría. ¡Hasta el césped era practicable! Qué pena que solo sea flor de un día. Ojalá y me equivoque.
Motivos para soñar en grande
«Orgullosos de nuestros jugadores» entonaba la grada minutos antes de finalizar el partido. Pero es que esa afirmación se quedaba corto para lo que merecen todos aquellos héroes que ya ilusionaron a Cuenca con el ascenso y que ayer hicieron soñar por momentos con dar una campanada histórica. Cinco tiros a puerta hicieron los de Imanol. Cuatro realizó la Balompédica. «He visto peligrar la eliminatoria», decía Imanol al final del partido. Y lo cierto es que tiene razón. El Conquense, en su afán por dar una alegría más a su afición pudo ganar o empatar el partido cuando ya la Real Sociedad estaba por delante. Antonio, Pablo, Joan y José Álvarez lo tuvieron en sus botas.
Oyarzabal, Sergio Gómez, Barrene, Sucic o Brais, el goleador, tuvieron que salir al frío césped de La Fuensanta a desatascar un partido que el Conquense había conseguido bloquear. Un campeón de Europa y un campeón olímpico sobre el estadio blanquinegro. Quién se lo iba a decir a aquellos fieles 500 blanquinegros que acudían en el frío invieron conquense a animar a un Conquense en ruinas y que coqueteaba con la desaparición.
Conquenses contra el mundo
Otra de las grandes noticias fue la presencia del producto local en la alineación del Conquense. Héctor Rubio, Marcos Recuenco, Pablo Olivares, Sergio Rodríguez y Jesús Serrano partieron de inicio ayer con la Balompédica. Y es que, todos ellos tienen algo en común, los cinco son nacidos en Cuenca, ya sea capital o provincia. Una muestra más del trabajo que el club lleva haciendo en la cantera varios años y que ayer se mostró a España con ellos. Pero no fueron los únicos conquenses en disfrutar, puesto que dos juveniles con un futuro sin techo también tuvieron la oportunidad de codearse con los que, seguramente, alguna vez fueron sus ídolos. Pablo Mendoza y Mark Motilla tuvieron 15′ en la segunda parte de la prórroga. Prueba superada para ambos. Un día que no olvidarán jamás en su vida.
Tres ausencias dolorosas
Aunque, siempre los días no pueden ser perfectos y redondos. A pesar de competir de tú a tú a la Real y haber puesto contra las cuerdas a algunos de los mejores jugadores del país, faltó la presencia de algunos jugadores que, por sus méritos el año pasado, merecieron vivir la fiesta de la Copa del Rey. El primero de ellos es Álvaro Hormiga, el portero suplente ayer del Conquense, y el único de la primera plantilla, con disponibilidad para jugar, que se quedó sin minutos.
Pero él no fue el único. También es imposible no acordarse de Etxebe. El club y toda su afición quiso acordarse de su abuela, recién fallecida en la noche anterior, con un minuto de silencio que, por un momento, paralizó la fiesta que estaba siendo el partido. Y, sin duda, uno de los estandartes del Conquense: Jairo Cárcaba. El ‘9’, el ‘guaje’. Seguramente, el jugador que más kilómetros tiene en sus botas en esta plantilla balompédica. Aquel que vivió ese sorteo copero con los nervios de un niño en la noche de Reyes. Una pequeña lesión le dejó fuera de disfrutar la que, seguramente, hubiera sido su noche más especial con la Balompédica.
El momento de hacer Balompédica
Esto no se puede quedar aquí. La Balompédica ayer encandiló a 6.000 aficionados con su juego atractivo y sin arrugas ante toda una Real Sociedad. Un momento perfecto para sumar gente que se enganche a la pasión de la Balompédica en la segunda vuelta apasionante que se le presenta al Conquense. Un empujoncito que ayudaría a la Balompédica a soñar en grande, a luchar por cosas grandes y por qué no repetir, dentro de muy poco, una nueva noche mágica por Cuenca. ¡Arriba!