El Obradoiro saca una victoria ante el Tizona de mucho prestigio adelante gracias al juego interior y el acierto en los instantes decisivos del encuentro
Luchar hasta el último minuto y estar acertado en los minutos finales. Dos aspectos del juego indispensables para poder ganar en esta igualadísima 1ª FEB y que, esta tarde, el Obradoiro bordó. No lo hizo ante un cualquiera precisamente, sino ante el Tizona, equipo de Final Four la pasada campaña. Una victoria de mucho mérito que les coloca, por primera vez en lo que va de temporada, con un balance positivo (4-3). Las circunstancias, con Davison en Estados Unidos y Rigo lesionado en el segundo cuarto, engrandecen todavía más la actuación.
Fue un choque de muchas alternativas, tanto en el marcador como en lo táctico. Los visitantes se amarraban al talento individual de Jones y Jordi Rodríguez, mientras que la tarea del Obradoiro fue coral. Se bajó al barro, a la pintura y, sobre todo en la segunda mitad, Gonzalo Rodríguez propuso un juego más físico juntando a Micovic, Galán y Stephens/Stevic en pista. Una apuesta arriesgada dado que el Tizona es, quizás, el equipo más peligroso en las transiciones, pero que, viendo el resultado, resultó ser la idónea. Y, es que, entre Stephens (20), Micovic (13) y Galán (13) sumaron la mitad de los puntos santiagueses.
Nadie regala nada
Regresaba el baloncesto a Sar con un una sensación muy diferente de la que se marchó. El Obradoiro, tras su derrota frente al San Pablo Burgos, ha enderezado el rumbo con dos victorias consecutivas fuera de casa. Alejandro Galán, duda por un problema vírico hasta última hora, finalmente fue de la partida. Las únicas bajas era Davison, por los locales, y Soluade por los visitantes. Quizás los dos jugadores más determinantes. El norteamericano viajó a su país esta semana con el permiso del club para poder asistir al nacimiento de su primer hijo.
Arrancó el Tizona mucho mejor sobre el parqué. El planteamiento de Gonzalo Rodríguez, de saltar al dos contra uno tras el bloqueo, hacia aguas. Y, cuando si quiera habían pasado tres minutos de encuentro, se vio obligado a solicitar el primer tiempo muerto del partido. El 0-6 de parcial de los castellanos así lo pedía. Aunque la reacción no se hacía esperar, los problemas se acumulaban para los santiagueses. Segundo falta muy prematura de Stevic que provocaba la entrada de Stephens en cancha.
El cambio de `5s´ sumado a la entrada de Galán, le sentó de maravilla al Obradoiro. Y, es que, entre Stephens y el extremeño, anotaron 15 de los 22 puntos de su equipo en el primer cuarto. El norteamericano, aunque sigue cometiendo algún error innecesario en defensa, era un martillo pilón en ataque. Salva Camps planteaba una defensa alta en ocasiones o un dos contra uno tras bloqueo y Jake no perdonaba desde el 6´75. Le dio totalmente la vuelta al encuentro y, tras los diez primeros minutos, puso a los suyos cuatro por delante (22-18). Jordi Rodríguez, con ocho puntos de mucho mérito, mantenía al Tizona.
La igualdad predomina
Salieron en tromba los de Gonzalo Rodríguez al segundo cuarto. Querían dar al Tizona de su propia medicina, jugando rápido y siendo muy agresivos en las transiciones. Cuatro puntos rápidos de Quintela y una canasta de media distancia de Stephens obligaron a que Salva Camps pidiera su primer tiempo puerto, pues los santiagueses amenazaban con romper el partido (28-18). Les faltó, como viene siendo habitual en este inicio liguero, regularidad y constancia. Supo aguantar el Tizona el aluvión, sabedores de que en algún momento escamparía. Y, en efecto, lo hizo.
Fuente: Redes Sociales `X´ del Obradoiro
Gracias a un imperial Jordi Rodríguez y un intermitente Jones, salieron de esa fase más errática. No solo recortaron distancias, sino que, a falta de un minuto para el descanso, recuperaron el liderazgo del encuentro (37-39). Lo hicieron de forma momentánea, pues una nueva canasta de Galán colocó el 41-40 definitivo tras los primeros veinte minutos. La paupérrima efectividad desde el triple, 2/11, apartado con mucha capacidad de mejora para los locales en la segunda. Cierto es que la mayoría del juego se dio por dentro, hecho que explica también la carga de faltas de los interiores. Onuetu, canterano con pocos minutos hasta el momento, salió a tres minutos para el descanso por dicho motivo. La peor noticia, la posible lesión de un Teo Rigo que se retiró cojeando ostensiblemente.
Lucha de estilos
Tampoco estaba exento de problemas de faltas el Tizona. Thiam, su pívot titular, sumaba su cuarta personal nada más empezado el tercer cuarto. Un inicio de segunda mitad marcado por un intercambio de canastas constante en el que los locales permitían mucho rebote ofensivo y los visitantes se agarraban a los destellos de Jones. Salva Camps optaba por jugar sin un `5´ puro con Simeunovic como principal referencia en la pintura y defendiendo a Stephens. Respondió Gonzalo Rodríguez a la inversa, sumando mucha altura al juntar al norteamericano, Galán y Micovic. Para más inri, Harguindey hacía su primera entrada en el partido y los locales se quedaban conn Quintela como único bajo en pista.
Aunque en ataque les daba rédito, en defensa sufrían con la velocidad impuesta por el Tizona. Y, a fin de cuentas, se convertía en una lucha de estilos que, paradójicamente, daba lugar a una igualdad imperante. Tan solo un punto más que su rival consiguieron los gallegos en un tercer cuarto físico y de una anotación tremendamente alta (71-69) . Al igual que en Valladolid y en Gipuzkoa, todo se iba a decidir en los últimos diez minutos.
Final de infarto
El Tizona, si moría, lo iba a hacer fiel a su estilo: corriendo. Jones, de nuevo, se ponía la capa de héroe para, con un triple y una monumental bandeja por encima de Stevic, empatar el choque a 74 a siete minutos para la conclusión. Iban rotándose los jugadores del Obraodoiro para tratar de defenderle, pero solo eran capaces de hacerlo a base de faltas. El base del conjunto burgalés entró en una fase en la que, aparentemente, solo se le podía aplaudir. Pese a ello, seguían los santiagueses en el partido y con sus opciones de victoria intactas. El lado para el que se iba a desequilibrar la balanza lo iban a definir detalles.
Una vez cogió aire Galán, apostó de nuevo Gonzalo por un quinteto de jugadores y altos. Y, al contrario de lo que se podría esperar, abrieron una pequeña brecha desde el triple. Llevaban cuatro triples en todo el partido y, en un minuto, Micovic y Jiménez anotaron dos para poner seis arriba a los suyos (84-79). Tras el tiempo muerto solicitado por el Tizona, sorprendía la defensa propuesta por los locales, flotando a Pacheco. El base, pese a no estar cuajando su mejor partido, anotó y puso más picante si cabe a los últimos dos minutos.
Todos los triples que no se habían anotado en los 38 minutos anteriores, cayeron por su propio peso en los dos últimos. Jordi Rodríguez, desaparecido en la segunda mitad, reaparecía con dos triples, pero Stephens respondía. El tiempo corría en contra de los castellanos y, una decisión desacertada de Pacheco en ataque, terminaron por completo con sus opciones. Jiménez, por si acaso, se encargó de asestarles el último hachazo. Al Obradoiro le ha costado adaptarse a la categoría, pero, tras tres victorias consecutivas, se puede decir que ya lo ha hecho.
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