AFICIÓN DEPORTIVA SUPERTENIS,TENIS 15 días para que se retire Nadal: 2009, adiós a la imbatibilidad

15 días para que se retire Nadal: 2009, adiós a la imbatibilidad

Nadal 2009

Nadal cayó por primera vez en Roland Garros en el año 2009, curiosamente en la temporada que levantó su primer Open de Australia

Una vez alcanzas el pico de una montaña, toca bajarla. Aplicando dicha metáfora al deporte, resulta prácticamente imposible mantenerse en la cima de forma permanente. Nadal, en muchas ocasiones, ha roto cualquier límite lógico existente. Una lesión truncó sus últimos meses del 2008, pero eso no le impidió arrancar como un tiro desde los primeros días del 2009. Una temporada en la que hizo llorar a Federer, volvió a vivir la cara más cruenta del tenis y puso en la vitrina de la RFEF (Real Federación Española de Tenis) una nueva Ensaladera.


Comenzó en Doha, torneo al que acudió con el único objetivo de coger ritmo, de sentirse competitivo antes del Grand Slam australiano. Allí, completó una gesta sin precedentes. Tras una batalla encarnizada de más de 5 horas con Verdasco en semifinales, nadie le daba ninguna opción ante Federer. El suizo, según los expertos, era el claro favorito, pues Nadal llegaba muy mermado físicamente. Sorprendió al panorama internacional con una exhibición única que finalizó con las lágrimas de desesperación de Roger. Ese bote alto de Rafa sobre su revés le estaba volviendo loco.

Fin al imperio


No se podía haber empezado mejor la temporada: ganando y con la sensación de haber dejado las lesiones atrás. La buena dinámica se mantuvo durante varios meses. Final en Rotterdam, título en Indian Wells, cuartos en Miami, victoria sobre Djokovic en Copa Davis…no era una apisonadora, pero sí muy efectivo. La máquina infalible, como cada años, pulía detalles en tierra batida. Otra final y tres títulos más antes de llegar a París. Además de Barcelona y Montecarlo, en 2008 se hizo con el máximo galardón en el Foro Itálico de Roma. Tan solo se le escapó Madrid, escenario en el que, pese a ser perjudicado por la altura, llegó a la final.

Nadal 2009

Photo by Michael Steele/Getty Images


Lo único que preocupaba era su físico, el factor que le podía alejar del quinto Roland Garros consecutivo. Y, en efecto, lo hizo. Superó a Daniel Marcos, Teimuraz y Hewitt en la primera semana, pero, al llegar a la segunda, se deshizo como azucarillo en agua. Soderling cuajó el partido de su vida espoleado por una grada que no se creía que lo veía, ni las apuestas daban opción al sueco. Significó la primera derrota de Nadal en la tierra batida de París. Era humano, algún día tenía que pasar.


«Será la primera vez que no celebraré mi ‘cumple’ sin ganar aquí. Perder en París no es una tragedia, porque tenía que perder aquí algún día. Es un pinchazo que hay que asumir, y olvidar cuanto antes», dijo nada más caer. Como siempre, tomándose lo deportivo con normalidad. Sin embargo, lo que el no sabía en aquel momento es que su cuerpo había dicho basta de nuevo. Una tendinitis en ambas rodillas le privó de viajar a Queens en primera instancia y, tras probarse en unos partidos de exhibición, sus rodillas le indicaron que no podía defender el título que tanto le costó conseguir en Wimbledon.

La cuarta Ensaladera española

Estuvo tres meses fueras de las pistas, agazapado esperando la segunda parte de la temporada. Y, es que, cuando regresó en agosto, fue como un volver al punto 0, al origen. Coger sensaciones en Montreal y Cincinatti resultaba fundamental para dar un gran nivel en el US Open. No ganó, tampoco disputó la final, pero dio un nuevo paso hacia completar la gesta de ganar en los cuatros grandes escenarios del tenis. Juan Martín del Potro, amigo y rival, le despachó en tres mangas en semifinales. El argentino conquistó Nueva York, el único Grand Slam que reluce en sus vitrinas.

Nadal 2009

Photo by Denis Doyle/Getty Images


Seguía teniendo grandes objetivos Nadal de cara a esos últimos meses de 2009: las ATP Finals, que hasta el momento siempre se le habían atragantado, y la Copa Davis. El primero, al que llegó tras caer en la final de Shanghai y en `semis´ de París-Bercy, fue un absoluto desastrre. Perdió los tres partidos de fase de grupos de forma muy clara. La dinámica, antes de la Copa Davis, no era la adecuada, pero había un pequeño factor que lo cambiaba todo. Se disputaba en tierra batida. Y, sobre esa superficie, Rafa no tuvo rival. Junto a Ferrer, Feliciano y Verdasco levantó la cuarta Ensaladera española, la tercera de su palmarés individual. Qué mejor manera de poner el punto final a una temporada complicada que hacerlo de la misma forma que la empezaste: ganando.

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