El Obradoiro cae en Sar ante el San Pablo Burgos en un partido lleno de altibajos en el que los visitantes fueron mejores
No pudo el Obradoiro con uno de los equipo llamados a hacer cosas grandes en la categoría. Les sigue faltando constancia, regularidad en su juego. Intercalan minutos de gran calidad con otros bajones y pequeñas desconexiones que son las que les impiden sumar mejores resultados. El San Pablo Burgos, a excepción de los primeros minutos, fue mejor. Lideró de cabo a rabo y, salvo en una última jugada en la que Davison pudo mandar el encuentro a la prórroga, no sintió que su victoria corriese peligro.
Ambos equipos mostraron unos niveles de acierto desde la línea de 3 cercanos al 50%, hecho que explica el alto marcador. Es una victoria en cuatro partidos la que suma el club recién descendido de la primera categoría del baloncesto nacional. La semana que viene, en Valladolid, empiezan a haber muchas cosas en juego si se quiere luchar por el ascenso directo. Es cierto que se trata de una categoría muy igualada y llena de sorpresas, pero por el momento se antoja complicado pensar en cazar al grupo cabecero.
Al trantrán
Sar se vistió de rosa con motivo del día del cáncer de mama y los jugadores de ambos equipos hicieron un motivo homenaje a las afectadas minutos antes del inicio. El Obradoiro era el más necesitado del que se espera que sea un duelo directo a final de temporada. Pronto se lo hizo saber al San Pablo Burgos. 6-0 de arranque al que rápidamente responderían los visitantes a través de un Lapornik tremendamente acertado. La alternancia en el marcador fue la tónica general de todo el primer cuarto, un toma y daca constante en el que los ataques se imponían a las defensas (24-24).
Davison, el mejor de los locales, mantenía a los suyos, mientras que en el San Pablo Burgos la anotación estaba más repartida. Y, es que, el Obradoiro, fiel a su estilo, se la jugaba mucho al acierto desde la línea de tres, como si ese fuera su salvavidas constante. El porcentaje, 3 de 9 en los primeros diez primeros minutos, no era suficiente para poner en apuros a uno de los pocos invictos de la categoría. En el segundo cuarto fue la dinámica opuesta, el San Pablo Burgos salía mordiendo y, tras un tiempo puerto solicitado por Gonzalo Rodríguez, los santiagueses respondían.
Fuente: Redes Sociales `X´ del Obradoiro
Pese a ello, la sensación era que el Obra se abonaba al acierto de Davison, Micovic y los tiradores, mientras que los castellanos encontraban canastas fáciles en transiciones. Además, su defensa era valiente, de mucho contacto, aprovechando la permisividad arbitral. Se cerraban, obligando a los de Gonzalo Rodríguez a tener que mover el balón a muchos metros del aro, donde tampoco es que se sentían especialmente incómodos. A tirones, con la irregularidad como seña de identidad, pero tan solos dos abajo al descanso (42-44) Sin brillar estaban en el partido.
Más de lo mismo
Quizás la mayor preocupación para el Obradoiro al descanso eran las estadísticas, pues con grandes porcentajes iban por debajo. Los puntos al contrataque y tras pérdida del San Pablo Burgos les lastraban. Eso, y el banquillo. 10-19 se desequilibraba la balanza a favor de los visitantes en dicho aspecto. La segunda parte no aportaba cambios significativos. Los visitantes, siempre por delante, llevaban la batuta mientras que los santiagueses aguantaban a duras penas. Díez y Lapornik, ambos por encima de los 15 puntos, les volvían locos desde el 6´75 y abrían una pequeña diferencia (55-62) a tres minutos para el final del penúltimo cuarto.
Tiró de raza y carácter el Obra para levantarlo e igualar la contienda en dos minutos. Stephens, crecido, secundaba a un combativo Quintela. Apretaba Sar de cara a los últimos diez minutos, pero los suyos no conseguían darle la vuelta a la tortilla. Igual de cierto era que Lapornik las estaba metiendo de todos los colores como que muchos de sus tiros estaban siendo desde posiciones relativamente cómodas para un jugador de su calidad. La mejora en la pintura respecto a la primera parte era tan evidente y notable como insuficiente.
Final agónico
Gonzalo Rodríguez, a la desesperada, gastaba un tiempo muerto más a cinco minutos para el final (66-75). De él salieron muy reforzados y, gracias a dos triples de Nacho Arroyo, regresaron de lleno a la faena. Y oportunidades de empatarlo tuvieron. Primero con dos tiros libres de Micovic y luego con una contra en la que Davison, movido por el hambre, comete falta en ataque. A la tercera, fue la vencida. Millán Jímenez, con un triple, puso el 75-75 a 2:30 para el final.
Fuente: Redes Sociales `X´ Obradoiro
En la siguiente jugada, Cremo, con un 2+1, enmudeció Sar y dejó claro que su equipo no se iba a dejar amedrentar por la caldera. Y, por si lo de su compañero se quedaba corto, Cuevas anotaba dos triples casi desde el logo para poner muy cuesta arriba la noche santiaguesa. Del 75-75 al 78-84 en un minuto por destellos individuales. Ninguno de los dos triples había estado mal defendido.
La cosa iba de intercambio triples en los últimos compases. Davison y Arroyo recortaban distancias y Fisher se encargaba de mantener a los suyos por delante. El americano, precisamente, tuvo en sus manos mandar el partido a la prórroga a diez segundo para el final. Su tiro salió rebotado y, con él, las esperanzas obradoiristas de victoria. Toca remar a orillas de Sar, pues el inicio de su equipo se aleja mucho del esperado y pronosticado.
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