AFICIÓN DEPORTIVA TENIS,US OPEN Frances Tiafoe, de vivir en un club de tenis a las semifinales del US Open

Frances Tiafoe, de vivir en un club de tenis a las semifinales del US Open

Tiafoe

Tiafoe, semifinalista en el actual US Open, cuenta con una tremenda historia de superación e inspiración a sus espaldas

«Es como una película, lo digo siempre», así definía su vida Tiafoe en 2019, cuando todavía era una promesa emergente del deporte de la raqueta. El es norteamericano, pero sus dos padres son nativos de Sierra Leona. Constant Tiafoe, su padre, emigró en 1993 huyendo de la guerra civil de su país. Alphina Kamara seguiría sus pasos en 1996 y dos años más tarde daría luz a dos gemelos, Frances y Franklin. Desde su entrada en tierras estadounidenses se buscaron la vida como buenamente podían, encontrando Constant un trabajo de albañil temporero en la construcción de las instalaciones del Junior Tennis Champions Center de College Park.

Los dos hermanos acompañaban a su padre al trabajo y, desde los cuatro años, acudían regularmente a clases. Pasó de tratarse de un pasatiempos a un sueño y, en 2003, decidieron tomárselo más enserio. Las tarifas del club eran muy elevadas y, de no haber sido por la figura de su padre dentro del establecimiento, no podrían habérselo permitido. En esos tiempos, una segunda presencia paternal, pero esta vez en lo deportivo, se entroncó en su camino. Misha Kouznetsov, entrenador sin excesiva presencia por aquel entonces, guio a Frances durante una primera etapa que se prolongaría once años. Tan solo la marcha de Tiafoe al centro nacional de preparación de la Federación estadounidense (USTA) les obligó a separarse.

Ser profesional era la meta, pero los motivos no eran los de cualquier otro chaval de su generación. El quería lograrlo para su familia, «para ponerles en una gran situación«. Desde hace años, también lucha por él, por convertirse en uno de los mejores de su nación. No fue a la universidad, pues tenía claro que el éxito iba a llegar tarde o temprano y ello conllevaba un gran sacrificio. En 2019, dieciséis años más tarde de empuñar su primera carrera, ya podía presumir de haberle comprado una casa a su madre gracias a ello.

Repite semifinal

Quizás su infancia y las penurias por las que tuvo que pasar le hacen disfrutar más de la vida, explican su actitud en la pista. Es un jugador que brinda espectáculo, golpes inverosímiles y muchos highlights. Un estilo de juego que el necesita para estar concentrado y metido en el choque, como si dependiera de ello para ganar. Su forma de conectar con el público también es admirable, la química que se crea cuando el entra en pista. No solo sucede en Estados Unidos, pero es allí donde más se hace notar. Tras su choque de cuartos, y sabiendo que las `semis´ eran ante otro local, ya se dejó querer por los aficionados, pidiéndoles que fueran con él.

«Quiero que mi historia sirva de inspiración para otros», decía en el Open de Australia 2019. Aquel torneo significó su explosión, colándose en los cuartos de final tras cargarse a Dimitrov. Tres temporadas después ya estaba en las semifinales del US Open, su tope personal en un Grand Slam. Esta madrugada tiene una cita con la historia, la de meterse en su primera final, la de ser el primer estadounidense desde 2006 que lo hace. A un paso de la épica y a dos de la heroicidad, pues podría convertirse en el primer campeón local desde que Roddick lo lograse en 2003. Porque aquel niño que jugaba por su familia, ahora también lo hace por todo un país.

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