Emma Navarro, norteamericana de tan solo 23 años, será la rival de Paula Badosa tras cargarse a Coco Gauff, la ídolo local
Sin tantos foco mediático como Gauff, pero camino de hacer historia al igual que ella. Emma Navarro no ha sido tan precoz como su compatriota, pero últimamente la está comiendo la merienda día si y día también. Su victoria en Wimbledon no fue la flor de un día y, en una Arthur Ashe a reventar, la neoyorquina demostró que, pese a todo lo que pueda generar Coco, era ella la que jugaba de local. Sufridísimo pase a cuartos en tres mangas que certifica su gran estado de forma, la explosión de una jugadora que puede marcar una época. Ahora la espera Badosa, también neoyorquina de nacimiento, aunque haya crecido muy lejos de la gran manzana.
Emma Navarro dio el salto al circuito WTA allá por 2018, siendo todavía menor de edad. Su escalada ha sido escalonada, midiendo los pasos y las cargas en todo momento. Hasta la temporada pasada no pasó a formar parte del top 100, dando el salto definitivo a la élite. Y, es que, 2023 fue su año. Se alzó con dos W100, un W80, un W60 y un W25 y, aunque cuatro de ellos fuesen en arcilla, ella ha demostrado que se mueve mejor en pista dura, donde suelen brillar más los estadounidenses. Estrenarse en WTA se le resistió, pero no tardaría en hacerlo demasiado, pues en Hobart (Australia) lo lograría antes del Grand Slam inaugural.
Ayer, con su victoria frente a Gauff, alcanzó su mejor ronda histórica en un Grand Slam, empatando su registro de Wimbledon. El azar del sorteo no le brindó suerte, pero ha ido dejando a muchas cabezas de serie por el camino hasta llegar a cuartos. Coco fue la última, antes habían pasado Kostyuk, Rus y Blinkova por sus manos. El próximo lunes estrenará su mejor ránking, muy posiblemente dentro del top 10 y ya es la séptima mejor del año. No tiene el servicio de Badosa o su agresividad, pero su solidez defensiva y las variantes con su derecha la hacen muy peligrosa. La única vez que se han enfrentado, en Roma este mismo año, la balanza se desequilibró para el lado de la española.
Navarro, de familia multimillonaria
La familia Navarro cuenta con varias generaciones de personajes exitosos, cada uno en su ámbito. Frank Navarro, abuelo de Emma, fue un famoso y congratulado jugador y posteriormente entrenador de fútbol americano. Una herencia, la que recibió Ben, hijo de Frank y padre de Emma, que le permitió introducirse en el mundo de los negocios. Creó Sherman Group y Credit One, bancos especializados en tarjetas de crédito para prestatarios con cargos bajos. Ambos tuvieron buena acogida en Estados Unidos, brindándole a Ben una absoluta fortuna. Su último movimiento fue la compra del Western & Southern Open, más conocido como el Masters de Cincinnati.
Aunque Emma siempre ha hecho hincapié en «su duro trabajo» para llegar a la élite, las facilidades del dinero son incalculables. Mientras que otras jugadoras tienen que abandonar temprano si los ingresos no llegan, ella se lo ha podido tomar con más calma. Un factor que también explica su gran momento de forma, pues nunca ha dado un paso en falso, los tiempos estaban muy marcados. Curiosamente, se podría decir que es la jugadora de tenis más rica del mundo, por encima del Big 3. El pasado mes de julio la revista Forbes publicó que la fortuna de Ben Navarro ascendía hasta los 1.200 millones de dólares, el doble que Federer.
En lo puramente deportiva, Emma Navarro ha definido como «gran desafío» su duelo con Badosa en los cuartos de final del US Open. «Sé que será un partido difícil, Paula ha vuelto muy fuerte de sus problemas físicos y me ganó este año en Roma. Va a ser un gran desafío, pero me da mucha confianza haber competido ya en el estadio Arthur Ashe, donde me sentí sorprendentemente cómoda. Espero que la gente me apoye», comentó en la rueda de prensa posterior a los octavos de final.
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