Avanesyan, a quién se le otorgó la nacionalidad armenia el pasado lunes, ya brilla con su bandera tricolor paternal
La bandera armenia se compone por tres colores: el azul, que simboliza la voluntad de vivir bajo cielos pacíficos; el amarillo, representación del talento creativo; y el naranja, la viva imagen de la naturaleza trabajadora. Tres valores que se reflejan a la perfección en la forma de ser tanto dentro como fuera de la pista de Elina Avanesyan y, precisamente por ese cambio de nacionalidad, llevaba peleando arduamente durante meses. Un trámite administrativo el cual ha borrado el azul y blanco ruso de su nombre para colocar la patria de su padres, Armenia.
Se trata del territorio de origen de su familia, quiénes tuvieron que emigrar a Rusia en 1992 ante el conflicto y la inestabilidad que sufría su país. Ella acabó naciendo en Pyatigorsk, ciudad relativamente cercana a la frontera georgiana. Ahora, casi 22 años más tarde (los que cumplirá Elina el próximo septiembre), ha utilizado esas raíces fraternales para nacionalizarse con Armenia. País sin excesiva cultura tenística que ahora presume de tener a una de las mejores del mundo defendiendo sus intereses.
La noticia la dio a conocer la propia jugadora a través de sus redes sociales el pasado domingo, justo en la previa del WTA 1000 de Cincinnati. En dicho comunicado aseguró estar «emocionada y excitada» por una nueva etapa en la que tratará de traer muchos éxitos a la «tierra de sus antepasados». Desde luego, en Cincinnati ya ha cumplido con sus intenciones, pues aprovechó ser LL (lucky loser) a la perfección, colándose en octavos. El próximo lunes su perfil de la WTA mostrará una nueva actualización, pues estrena su mejor ránking histórico, justo a las puertas del top-50.
Armenia, territorio infravalorado
El caso de Avanesyan es una rara avis, pues son muchos los deportistas que, pese a tener raíces armenias, prefieren mantener su nacionalidad primitiva. Andrea Agassi, uno de los mejores tenistas de la historia, tiene raíces armenias por parte de padre. Su nombre real, Andre Kirk Agassian, evidencia esa relación con la nación asiática, aunque su familia se vio forzada a borrarse el apellido para evitar la persecución. Ocho Grand Slams y una carrera para enmarcar que, aunque tan solo sea un pedacito, pertenece al pueblo armenio.
Situación parecida a la de Karen Khachanov, quién, pese a haber nacido en territorio ruso, guarda muchas alianzas familiares en Armenia. Lejos de ocultarlo, siempre lo ha comentado con orgullo, llegándose a meter en varias polémicas por ello. En el Open de Australia de 2023, al finalizar un partido, dejó un mensaje de apoyo en la cámara para el pueblo de Karabaj. Se trata de un enclave reconocido por Azerbaiyán, pero que perteneció al Reino de Armenia en el pasado. Ese simple mensaje le ha costado más de un enfrentamiento con la Federación de Tenis de Azerbaiyán.
Alain Prost, Gari Kaspárov…son más ejemplos de deportistas muy reconocidos con un pasado acérrimo al país armenio. Más allá de dicho territorio, el movimiento de Avanesyan se suma a los de cientos de deportistas rusos, la mayoría de ellos ajedrecistas, que han optado por un cambio de nacionalidad desde el comienzo del conflicto ucraniano. Una reacción en cadena que no es descartable que se propague en un futuro si determinadas cuestiones en el frente no se modifican.
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