Djokovic logra ganar el torneo que le faltaba para confirmarse como el mejor tenista de la historia tras vencer a Carlos Alcaraz en uno de los mejores partidos del año
Más semanas como número 1, más Grand Slams, más Masters 1000, más años finalizados como número 1 y más ATP Finals. Y ahora, un Oro Olímpico. Son todos los récords de Novak Djokovic, el mejor tenista de la historia, que hoy vence a una joya, a un genio, a Carlos Alcaraz, para completar una carrera que puede asimilarse a una obra maestra.
La plata ha sido para el español, para ‘Carlitos’. En la entrevista después de la final, Alcaraz se ha roto, ha llorado de dolor. La presión a la que está sometido este chico día a día es inimaginable, pero no por ello es de piedra. Los sentimientos siempre están, y hay que dejarlos ir.
A sus 21 años, Carlos Alcaraz ya es ganador de 4 Grand Slams, el últimos de ellos precisamente contra el serbio. También es el número 1 más joven de la historia y hoy ha obtenido una plata en los Juegos Olímpicos. Por todo ello, el del Palmar puede ser considerado como uno de los 15 mejores de la historia. Que Alcaraz consiga la medalla de oro, al igual que ha sucedido con Djokovic, es tan solo una cuestión de tiempo.
Uno de los mejores partidos del año
Novak Djokovic logra ganarle el pulso a todos sus detractores. Incluso, Djokovic logra ganar contra las propias adversidades de la vida. Un niño que vivió la guerra en sus propias carnes ahora es un hombre que lleva colgada del cuello una medalla de oro olímpica.
En la final contra Alcaraz, Djokovic ha sacado a relucir su tenis más perfecto en el sentido completo de la palabra. Ni un ápice, ni un margen mal dibujado, ni un borrón, nada. Simplemente perfección. El de Belgrado, hoy, ha acabado de pintar un cuadro majestuoso al que tan solo le faltaba una firma de oro.
El revés y el saque se han vestido de gala para ser los golpes que le han valido la victoria. Ante un Carlos Alcaraz que mandaba bombazo tras bombazo, ‘Nole’ ha tenido que echarle aceita a la máquina de sus piernas. Djokovic, incontestable, ha llegado a prácticamente todas las bolas complicadas, devolviéndolas con aún mas efervescencia.
El español también ha contribuido a que esta final vaya a ser recordada por los años. Si bien es ciertos que han sido dos sets, pero vaya dos sets. El marcador dice que se han jugado dos tiebreaks sumidos en la tensión y en las dudas.
Alcaraz ha brindado un nivel de tenis con el que le hubiera ganado a cualquiera, menos a este Novak Djokovic. Las dejadas, tan clásicas como nostálgicas del murciano, revivieron. El golpe que maravilló a todo el mundo hace un par de años volvió a aparecer de la mano de su mesías, Alcaraz. El murciano las empleó para salvar bolas de rotura y dejar boquiabiertos a los presentes ante tal valentía.
Pero al final, Djokovic logra su olimpo
La batalla estuvo servida durante casi tres horas de juego. Puntos imposibles. El correr de lado a lado. El ambiente caldeado. Se han dejado ver muchos factores que han colaborado a que el encuentro haya sido digno de los dioses. No se le puede quitar mérito a ninguno de los dos tenistas.
En un choque tan igualado e intenso, el primero que claudica, peca. Alcaraz jugó un partido de 9.5, pues lo que le faltó para el sobresaliente definitivo es haber estado presente en los tiebreaks. En ambos, un punto perdido con el servicio es lo que desestabilizó la balanza. Ante un momento tan crucial, un error supone una neblina mental que impide visualizar el camino de la solución.
Si bien, no se le puede achacar nada a Carlos, un jugador que casi siempre juega como si pareciera un robot, pero que en realidad es humano. Y como todo humano, tiene errores. Djokovic, como un tiburón cuando huele sangre, supo aprovechar la oportunidad y cerrar los dos desempates que le han convertido en campeón de los Juegos Olímpicos de París 2024.