Andreeva y Paolini han sorprendido a Sabalenka y Rybakina respectivamente para colarse en las `semis´ de Roland Garros. Una de ellas estará en la final del sábado
El tenis femenino se ha vuelto loco en una tarde soleada de Roland Garros. La lógica dictaminaba que, después de que ayer se confirmase el duelo en semifinales entre la número 1 y la 3, hoy, la 2 y la cuatro, hiciesen lo propio. Ni una ni otra lo han logrado debido a dos actuaciones excepcionales por parte de Andreeva y Paolini. Dos mujeres que nunca habían llegado a unas semifinales de un Grand Slam. La irrupción de la rusa, tutelada por Conchita Martínez, ha provocado un absoluto terremoto, tirando la puerta de la élite abajo con tan solo 17 años cumplidos en el pasado mes de abril.
Andreeva da la campanada
Semifinalista más joven de un Grand Slam en 27 años, semifinalista en su quinto grande, 14-4 de balance…Andreeva ha roto con todos los récords de precocidad del s.XXI en Roland Garros. La rusa se ha cargado a su compatriota y ya exnúmero 2 del mundo (Gauff la supera tras la derrota), Aryna Sabalenka, remontándole un set y comportándose como una jugadora que aglutina más de una década en el circuito.
Su desparpajo y su buena toma de decisiones resalta más allá de su evidente calidad. Llegó a estar break abajo en el tercero y no le importó, siguió pegando a la bola y complicándole la vida a la favorita juego tras juego hasta romper el jarrón. Andreeva está hecha de otra pasta y recuerda a Alcaraz en sus inicios, por su atrevimiento, su impulsividad y la relación con su entrenadora. Conchita Martínez entiende a la perfección todo lo que la que, todavía menor de edad, le pide y tanto a una como a otro se les ilumina la cara al hablar de ellas.
En semis le espera Paolini y lo cierto es que Andreeva parte como favorita. El único duelo entre ambas data de hace apenas un mes en Madrid, donde la rusa se deshizo de la italiana en dos sets. Ambas arriban a la cita en el que es, posiblemente, el mejor momento de sus carreras, ambas siguen vivas en el cuadro de dobles también, algo realmente insólito. El premio es muy grande y perder tampoco significaría un fracaso. La batalla está servida.
Paolini se rebela
El inicio del choque que enfrentaba a Jasmine y Elena recordó, en distantes fases del arranque, a los cuartos de final de ayer entre Jabeur y Gauff. La favorita sufría las arremetidas de su oponente, que había salido a la pista sin ningún tipo de tapujos, soñando con colarse en la primera semifinal de su carrera en un grande. Un impulso y motivación que le llevó a hacerse con una primera manga casi perfecta, pues la ucraniana tan solo sumó un punto al resto.
Ayer Gauff reaccionó y cogió las riendas del enfrentamiento desde el primer intercambio del segundo envite, estrategia que Rybakina no consiguió llevar a cabo. Iba siempre contracorriente, al borde del abismo en varias ocasiones tras perder su servicio y, cuando todo parecía perdido, despertó su bestia interior para poner la igualada en el luminoso. Fue ahí cuando Paolini no se arrugó, demostró ser una jugadora muy madura a sus 28 años y con mucha experiencia, aunque no fuese en escenarios de tanta magnitud.
La eliminación de la ucraniana es más que sorprendente y aporta todavía más favoritismo a Swiatek de cara a la lucha por el título, pues era la única que había derrocado a la polaca en tierra. Eso sí, las condiciones de Stuttgart, lugar donde lo consiguió, distan mucho de la tierra batida parisina. Paolini, por su parte, aparecerá por primera vez en el top 10 el próximo lunes y se ha ganado el derecho de, al menos, aparecer en la Philippe Chatriér un día más.
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