Alemania levantó su segunda Eurocopa en 1980 luego de vencer a Bélgica en la final, convirtiéndose en el primer país en lograr tal hazaña
La VI Eurocopa de la historia, celebrada en 1980, sorprendió a todo el mundo con un cambio en el formato. La fase de grupos previa mantuvo sus ocho grupos de cuatro o cinco selecciones, pero la fase final sufrió una notable reforma. Los cuartos de final se sustituyeron por dos grupos de cuatro naciones en el que los punteros accederían a la gran final. Además, esa nueva fase de grupos, estaría incluida dentro de la propia fase final, abandonando la histórica final four, utilizada desde la primera edición. Unas pequeñas novedades que fue el germen de que las fases de grupos se integrasen en la propia competición.
Ejemplos de resiliencia
El 25 de febrero de 1979, Alemania dio sus primeros pasos en la Eurocopa 1980. Su grupo, conformado por Malta, Gales y Turquía era a priori muy asequible, por lo que eran considerados los favoritos para pasar de ronda. En el primer duelo, frente a los malteses en Gzira, los germanos no pasaron del empate ante una selección notoriamente inferior. No fue la mejor puesta de largo para Jupp Derwall, allegado al banquillo de Die Mannschaft tras la retirada de Helmut Schön en 1978, luego de haber sido su mano derecha durante ocho años. No fue el único desliz de la fase de grupos ya que, tan solo un mes después, volverían a repetir un 0-0, en ese caso, ante la selección turca. La capacidad del nuevo seleccionador de poder llevar el proyecto se puso en entredicho, sin embargo, la DFB jamás cuestionó su continuidad.
Ante Gales, primera del grupo en aquel momento, los teutones tendrían una verdadera prueba de fuego. Los goles de Zimmermann y Fischer consiguieron disipar las dudas y sentar las bases de un equipo campeón (0-2). Los tres partidos que les restaron fueron todos ellos victorias, llegando a sumar quince goles a favor y encajando solo uno en contra. Con esos resultados, Alemania logró su billete para la fase final de la Eurocopa de 1980.
Listos para volver al trono
Para llegar a la final, y optar al bicampeonato, Alemania iba a tener que medirse ante Checoslovaquia, Países Bajos y Grecia. Dos de ellos, viejos conocidos de ‘Las Águilas’. Los checoslovacos le privaron de la Eurocopa en 1976, luego de vencerles en la final en la tanda de penaltis. En el caso de los neerlandeses, los alemanes ejercieron de verdugos dejando a la ‘Naranja Mecánica’ a las puertas de la gloria mundial en 1974.
Alemania no fue derrotada por ninguno de los tres países. Contra Checoslovaquia lograron su «revancha» en partido oficial, ganando con un solitario gol de Karl-Heinz Rummenigge. A los Países Bajos, al igual que en 1974, se les venció, en este caso, después de un antológico partido de Klaus Allofs en que anotó un hat-trick en un choque trepidante (3-2). Ante los griegos, y con la selección ya clasificada matemáticamente para la final, no lograron pasar del empate a ceros.
En el otro grupo, Italia y Bélgica mantuvieron un mano a mano por el cupo en la final hasta el último encuentro. Al firmar las tablas entre ellos, los ‘Diablos Rojos’ terminaron haciéndose con el primer puesto. Alemania se jugaría un título contra la revelación del torneo, una vez más.
Una hazaña única
Estadio Olímpico de Roma, 22 de junio de 1980. Bélgica, comandada por Guy Thys en el área técnica y por Pfaff, Vandereycken y Cuelemans en el césped aspiraba a ganar su primer trofeo internacional. Enfrente, Alemania, dirigida por Jupp Derwall y liderada por Klaus Allofs y y Karl-Heinz Rummenigge, ya sabía lo que era levantar la copa, luego de ser campeona en 1972, pero aspiraba a ser la primera bicampeona.
Con el pitido inicial, los germanos buscaron dominar el partido para lograr cuanto antes un gol. Un imberbe Bernd Schuster, que venía de realizar una Eurocopa sublime, estaba causando estragos en la defensa belga, y precisamente en sus botas se gestó el primer tanto. El ex del FC Barcelona y del Real Madrid filtró un balón bombeado a Horst Hrubesch quien controló con el pecho y asestó una volea imposible de detener. Alemania solo necesitó diez minutos para mandar en el marcador.
Bélgica supo reponerse del resultado, y progresivamente fue plantando cara a su rival. Un error arbitral gravísimo les metió de lleno en el partido a falta de quince minutos. Uli Stielike derribó a Van der Elst fuera del área, pero el colegiado rumano, Nicolae Rainea, señaló pena máxima. Vandereycken no defraudó, y con un tiro cruzado engañó a Harald Schumacher.
Todo el mundo pensaba que encuentro se iría a la prórroga a excepción de un futbolista, Horst Hrubesch. Rummenigge centró un saque de esquina en el minuto 88 para el delantero del Hamburgo SV, quien con un testarazo, superó a Pfaff. Roma explotó ante la alegría de la afición alemana. Acababan de escribir sus nombres en el los libros del fútbol europeo. Eran la primera bicampeona de la historia.
