Moncho Fernández se ha despedido de la afición santiaguesa este jueves vía X tras el descenso a LEB Oro del pasado domingo
Catorce años de ensueño, de una travesía preciosa que catapultó al equipo de su ciudad a la cima. Moncho Fernández se despide de su casa, del que ha sido su hogar desde el año 2010, temporada en la que cogió al equipo en LEB Oro y lo subió a la primera categoría del baloncesto español. Salió de Sar ovacionado, mandando besos a la grada de animación y visiblemente emocionado con sus labios dibujando un `hasta siempre´.
Esta última temporada ha sido una de las más duras y cruentas para Moncho Fernández, con el peor desenlace posible. Había firmado un 1+1 la temporada pasada, pero llevaba adscrito una cláusula por descenso. La temporada 12-13 fue la mejor de su historia, colando a una de las plantillas más humildes de la Liga Endesa en los playoff, aunque luego no se pudiera hacer mucho en los cuartos. Además, llevó al Obradoiro a jugar competición europea, disputando la previa de la Basketball Champions League a inicios de este mismo año.
Una despedida de leyenda
La carta en la que ha comunicado su adiós es la viva imagen de su legado, de la importancia de su persona y de lo relevante que es para la ciudad. En ella no se ha olvidado de nadie que ha estado a su vera o ha formado parte de su camino durante los últimos catorce años, desde familiares, cuerpo técnico, medios de comunicación, sponsors, afición…un señor en mayúsculas. Porque, como él mismo dice, “moriré como nací: del Obra”.
“Hoy he sabido que dejo de ser entrenador del equipo. Doy las gracias por haber podido ejercer durante estos casi 14 años el, para mí, mayor honor. Han sido 5.038 días apasionantes: una aventura inenarrable, muy intensa, llena de emociones, sentimientos, alegrías y tristezas”, ha proseguido Moncho Fernández antes de dar paso a catorce párrafos de puros agradecimientos donde ninguna palabra cae en saco roto.
Al Obradoiro ahora le toca buscar un sustituto para el alquimista de Pontepedriña, alguien que se atreva a coger las riendas de un equipo que en su mayoría será nuevo. Será un reto mayúsculo para el que llegue, pues la sombra de Moncho Fernández siempre estará presente. Por el momento, a la directiva le toca entrar en una fase de mucho trabajo y scouting hasta llegar a la decisión final.
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