El Obradoiro vence con comodidad en su feudo al Joventut, pero no es suficiente para salvar la categoría tras la victoria del Granada
Cumplió el Obradoiro, hizo sus deberes de la mejor manera posible, apalizando al Joventut en su feudo y desplegando el que quizás ha sido su mejor nivel a lo largo de la temporada. El esfuerzo, empeño y dedicación puesto por los de Moncho Fernández sobre la pista no fue suficiente para salvar la categoría, pues el Granada también cumplió con su parte para ser ellos quienes permanezcan la temporada que viene en la máxima categoría del baloncesto español.
Se despide así, tras trece años en la categoría, el Obradoiro de la Liga Endesa. De la forma más cruel posible, cayendo en uno de los años donde el descenso se ha pagado más caro de la última década. Su reacción quizás haya llegado demasiado tarde, pero la garra y actitud demostrada tanto por jugadores como por la afición en las últimas semanas es encomiable desde todos los puntos de vista.
Primera parte: Ruzic domina con autoridad
La tensión se cortaba con un cuchillo en el Sar antes del pitido inicial. Una sensación extraña, la de poder estar viendo el último partido del equipo de su ciudad en la Liga Endesa después de trece años, invadía a todos los allí presentes. Optó Moncho por sacar a Timma de inicio y romper la pareja formada por Blazevic-Pustovyi que acumulaba ya varias titularidades consecutivas.
El Obradoiro salió nervioso y errático, demasiado excitado por el calibre de la cita, mientras que el Joventut, que no jugaba nada a efectos de clasificación, insistía mucho en el bloqueo y continuación con Ante Tomic y, aunque los gallegos defendían bien la situación, las ayudas acababan por dejar abierto a Ruzic desde la línea de tres. Factor que no desaprovechó el croata para abrir una ventaja de hasta nueve puntos en los primeros cinco minutos que, tras un tiempo muerto solicitado por el alquimista de Pontepedriña, Dotson se encargaría de recortar hasta los cuatro de diferencia con un triple y posterior robo.
Pese a los destellos del norteamericano, la tendencia desfavorable se mantenía debido a una nefasta efectividad desde la línea de tres, especialmente por un Jordan Howard que firmó un 0 de 6 en TC en sus primeros minutos en pista. Se fueron los verdinegros ocho arriba (17-25) al primer parón tras un triple en el último segundo muy doloroso para los visitantes. Los 14 puntos de Ruzic y el 1/8 en triples marcaban el devenir del choque.
Reacciona el Obradoiro
Moncho Fernández ha insistido en muchas ocasiones en lo últimos meses en la necesidad de bajarse al barro y a las luchas individuales para equilibrar los encuentros ante conjuntos con una calidad coral superior. Esa estrategia es la que llevaron a cabo los suyos en el arranque del segundo cuarto, con Mendoza o Scrubb teniendo que emparejarse con Tomic en la pintura y saliendo victoriosos en la mayoría de las batallas. A partir de una buena defensa se fue forjando la remontada.
Los nervios del primer cuatro fueron desapareciendo y, pese a seguir muy erráticos desde más allá del 6´75, consiguieron ir abriendo la telaraña formada por los verdinegros alrededor de su aro. Blazevic se convirtió en el desatascador perfecto, imparable en la pintura y en el principal artífice de que su equipo empatase el choque a 30 cuando todavía restaban varios minutos para el descanso.
Diez puntos serían los que anotase el conjunto visitante en los segundos diez minutos, fruto del buen hacer defensivo y del trabajo desde el banquillo, con Moncho jugando al despiste y dando entrada a Pustovyi cuando Tomic gozaba de descanso. Scrubb mostraba el camino de la victoria con un 2+1 en la que era su primera canasta y Dotson, con un triple inverosímil a una pierna en el último segundo, asestaba el hachazo definitivo al Joventut que se iba diez abajo (45-35) después de haber gozado ellos de dicha renta favorable.
Segunda parte: Se mantiene la dinámica
Las noticias que llegaban desde Granada, con el Gran Canaria venciendo por hasta dieciséis puntos, alentaban todavía más a los locales en su ahínco defensivo. Una intensidad que terminó por desesperar a Tomic, quién era sustituido tras acariciar la técnica en acciones simultáneas. En la parcela ofensiva el Obradoiro salió más inspirado y dos jugadas consecutivas de 2+1 protagonizados por Howard y Pustovyi les colocaron dieciséis arriba. Las faltas, cinco cuando todavía restaban más de cuatro minutos para la conclusión del tercer envite, eran la principal preocupación de un conjunto que ya se veía ganador, pues con Tomic en el banquillo los verdinegros perdían muchos enteros.
Meritoria era también la lucha del Joventut que, con un equipo muy joven y plagado de ausencias, seguía dando la cara en Sar. El choque entró en una fase de toma y daca constante, con intercambios de canastas, pero donde los fallar era la tónica general. La batalla parecía que estaba lejos de Sar, donde el Granada le daba la vuelta a la tortilla a su choque y se ponía por delante antes del último cuarto, Muchos ojos santiagueses se fijaban más en su móvil que en lo que sucedía en la pista.
Pese a ello, el Obradoiro se mantenía firme cumpliendo sus deberes rozando la diferencia de veinte puntos (65-48) antes los últimos diez minutos. El baloncesto desplegado por su equipo, con triples de Zurbriggen y Scrubb, estaba siendo una delicia, pero las noticias que llegaban enmudecieron el pabellón por completo, podría significar el mayor jarro de agua fría en la historia reciente del club.
Visto para sentencia
El Obradoiro siguió creciendo con el paso de los minutos, claramente de menos a más en el encuentro, finalizando con una absoluta oda al baloncesto. Pustovyi se adueño completamente de la zona en el último cuarto ampliando la distancia hasta los veinticuatro a seis para el final. La sensación era que el choque acabase cuanto antes y todo quedase en manos del Gran Canaria, cuyas canastas se celebraran desde la grada de Sar.
Transcurrió sin demasiadas alteraciones el enfrentamiento entre gallegos y catalanes hasta la bocina final, sin excesiva intensidad debido a la enorme distancia que reflejaba el luminoso. Los verdinegros trataban de tirar de épica con tiros inverosímiles y sin demasiado sentido, entendibles al mirar la fecha de nacimiento de su DNI. La situación dio pie a que Pablo Hardiguey disfrutara de casi tres minutos, sumando experiencias de cara a su progresión en la parroquia santiaguesa.
MVP: Blazevic (19 puntos, 9 rebotes y 1 asistencia para 24 de valoración)
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