La afición de Alemania permanece unida y protesta frente a la posible entrada de inversores extranjeros en la Bundesliga y sus divisiones inferiores
En ocasiones traspasar la línea también da puntos
Aproximadamente, para un partido profesional de tenis se utilizan alrededor de 30 pelotas, al fin y al cabo, es una herramienta indispensable para jugar. Pues bien, en el fútbol alemán las pelotas de tenis han adquirido una nueva función y es la de protestar.
Protestar por la posible llegada a las diferentes competiciones alemanas de inversores extranjeros. Si por algo estás leyendo este artículo es porque a los aficionados no les ha sentado nada bien esto. Es por ello que han recurrido a luchar por aquello que quieren, que no es otra cosa que el fútbol alemán siga siendo alemán.
De costumbre, una protesta se caracteriza por la defensa de unos ideales o principios a través de manifestaciones, que van acompañadas de pancartas, gritos y confrontaciones. De alguna manera, se roza la línea pero sin pasarla. En este caso, el ejemplo de las pelotas de tenis viene como anillo al dedo, ya que en ocasiones traspasar la línea también da puntos.
«Nein zu investoren in der DFL»
Bajo este lema se han unido los equipos de la Bundesliga, 2. Bundesliga y divisiones inferiores. Básicamente lo que recalca es «no a los inversores en la DFL». Y no solo han protestado a base de tifos y pancartas, ya que, como se ha mencionado anteriormente, uno de sus mayores símbolos de rebelión ha sido el lanzamiento de pelotas de tenis al terreno de juego.
Todas estas protestas hacia la inversión extranjera se ha traducido en que, constantemente, se vean partidos detenidos o incluso retrasados a la hora de iniciar los diferentes encuentros. Una cosa está clara, y es que si todos van en la misma dirección, quizá logran lo que se proponen. Sin ir más lejos, hasta el propio Bayern de Múnich, que es el equipo con mayor presupuesto del país, se ha sumado a la negativa.
¿Es tan mala la inversión extranjera?
En circunstancias normales lo nuevo o más reciente suele generar rechazo. Ya sea un nuevo formato, una nueva norma o un nuevo organismo, la tendencia general es hacia quedarse con lo que había y no mirar hacia lo recién llegado.
En este caso, ¿realmente es tan mala la inversión extranjera? ¿Qué propone? ¿Qué ventajas y desventajas acarrea? Pues bien, al parecer las intenciones de los diversos grupos inversores que pretenden adentrarse en el máximo organismo del fútbol alemán, la DFL (Deutsche FuBall League), serían aportar un mayor capital al país para de esta manera atraer a mejores jugadores.
Hasta aquí todo bien. Sin embargo, lo que ha generado tanto revuelo, hasta el punto de ser noticia en prácticamente todo el mundo, es que la otra propuesta de los inversores, según la propia DFL, constaría de una venta de derechos televisivos más lucrativos para sus bolsillos y en menor cantidad para los clubes.
La famosa y respaldada norma 50+1
Uno de las principales normas a las que se aferran los aficionados es la famosa norma 50+1. Esta regla se creó con el objetivo de dar voz y voto a los fans, pues se trata de una cláusula que establece lo siguiente: para que un club obtenga la licencia de competición en la Bundesliga, debe tener la mayoría de sus propios derechos de voto.
En otros términos, el 50% más un voto ha de estar en manos del club y sus socios. Fue introducida en el año 1998 y su función es, además de hacer partícipe a los aficionados en la toma de decisiones dentro de su equipo, evitar la entrada de inversores extranjeros que luego no se comprometan con la entidad, como ha sucedido en casos aquí en España con clubes como Racing de Santander o Valencia.
Una protesta en la que verse reflejados
La hinchada germana ha dado la vuelta al mundo con su protesta. La repercusión ha ido claramente de menos a más desde que comenzaran a realizarla a mediados del mes de diciembre, pero lo que está claro es que han sentado un precedente. Y han sentado un precedente porque no lo había, porque nunca antes se ha producido una protesta de esta magnitud exceptuando el caso de la Superliga.
Pero, llevado de ese caso que afectó a todo el panorama futbolístico, una rebelión de los aficionados contra el organismo regidor de su país no se recuerda. Entonces, esto debería ser un espejo en el que verse reflejados y, de una vez por todas, intentar remediar situaciones o aspectos del fútbol actual, ya sea español o de otros territorios, como pueden ser los horarios o los precios desorbitados.