AFICIÓN DEPORTIVA BALONCESTO Betis 77 – 78 Obradoiro: la fe santiaguesa asalta San Pablo

Betis 77 – 78 Obradoiro: la fe santiaguesa asalta San Pablo

Betis Obradoiro

El Obradoiro derroca al Real Betis tras forzar la prórroga prácticamente sobre la bocina e ir catorce abajo en el primer cuarto

Nadie lo había conseguido hasta la fecha. El Betis ha hecho de San Pablo su fortín, su hogar indestructible. Es por eso por lo que el Obradoiro requirió de cinco minutos extra y mucha fe para derruirlo. Y, es que, el ejercicio de confianza de los de Félix Alonso ha sido digno de las mejores procesiones sevillanas. Catorce abajo en el primer cuarto, triple de Barcello prácticamente sobre la bocina para forzar el tiempo extra….y canasta de Balvin para sellar la victoria. Así se las gasta el equipo más en forma de la categoría que, al menos por el momento, mantiene el factor cancha a su favor de cara a los playoff.

Dos mundos diferentes

Como si de un videojuego se tratase, el Obradoiro se va topando con piedras cada vez más voluminosas en el camino. La visita a Sevilla es, sin duda, una de las mayores que te puedes encontrar actualmente, pues nadie ha sido capaz de ganar allí. Eso sí, los gallegos contaban con un aliciente a su favor: las dos veces que se habían visto las caras esta temporada habían salido victoriosos. Poco o nada pareció importarle dicho dato a un Betis que saltó al parqué enchufado y muy concienciado defensivamente. Rápidos en las ayudas, anegaron y bloquearon por completo a los de Félix Alonso en el primer cuarto.

Tal fue el asedio que, sino llega a ser por el triple sobre la bocina de Millán Jiménez, habrían dejado al Obradoiro en la irrisoria cantidad de cuatro puntos al final del primer envite. Más allá del buen hacer bético, daba la sensación que los gallegos se habían quedado absortos en las procesiones sevillanas, pues la desconexión era importante. Millán Jiménez, saliendo del banquillo, otorgó un lavado de cara en cuanto a intensidad se refiere. Y, desde la energía, construyó el conjunto visitante. Por aquel entonces De Bisschop y Hughes ya habían brillado con luz propia y abierto una ventaja más que interesante (18-7).

Betis Obradoiro

Fuente: Antonio Martín/Onda Bética

En el segundo cuarto le dieron la vuelta a la tortilla a través de dos nombres propios: el de Barcello y el de Balvin. El segundo, olvidándose de los árbitros, se hizo el dueño de la zona un día más. Frenó a un De Bisschop que estaba siendo muy hiriente en los pick and roll y, en ataque, aportó su granito de arena. Del resto se encargó un Barcello que, en sus minutos de inspiración, no hay quién le frene. El parcial de 12-24 hizo que se cumpliesen los pronósticos de Félix Alonso en la previa, las rachas definirían el resultado. Y, tras ir cayendo por 14 en el primer cuarto, el Obradoiro encaminaba vestuarios con uno de ventaja. (30-31).

La igualdad impera

Las aguas se calmaron y la lógica se impuso. El partido se tornó en una toma y daca constante en el que ninguno era capaz de abrir una ligera brecha. Era como si hubiesen hecho un pacto de no agresión hasta el último cuarto, como cuando los ciclistas deciden no atacarse hasta la línea de meta. Pero, en medio de la paridad, el Obradoiro otorgaba mejores sensaciones. Ahora sí que eran capaces de circular el balón con cierta comodidad en ataque y, aunque la efectividad no era exultante, tampoco desangrante. Así, con sus más y sus menos, el espectáculo estaba servido (41-44).

Adiós a la tranquilidad y serenidad. Vuelta a lo inentendible, a lo más parecido a un duelo de playoffs en medio de una temporada regular. El Obradoiro golpeó primero. Millán Jiménez y Álvaro Muñoz, con un triple por cabeza, asestaban un mazazo importante a falta de cinco minutos para la conclusión (45-55). Lo paró Betis y, en la reanudación, devolvieron el mazazo con insistencia. Hughes, quién andaba algo renqueante tras un primer cuarto excelso, reapareció para, con un triple tras rebote, igualar la contienda a poco más de un minuto para el final (59-59).

Los de Félix Alonso no se llegaron a encontrar cómodos ofensivamente en esos minutos finales. Quintela no era capaz de generar y, o bien se comían la posesión o acababan con tiros forzados. Lo de los béticos era algo parecido, pero disponían de una mayor efectividad. Y, un triple de Radonic, puso a todo San Pablo patas arriba. Parecía la sentencia, el mazazo definitivo, pues los del sur podían jugar con las faltas para impedir recortar la distancia. Lo paró Félix, preparó la jugada para Barcello en la salida de bloqueos y el `20´ no falló. La fortuna les sonrió en la jugada posterior, pues el aro repelió el tiro de Jelinex y mandó el choque al tiempo extra.

Una prórroga de infarto

La prórroga se asemejaba, por momentos, a un duelo fratricida entre Hughes y Barcello. Ambos tiraban del carro de sus respectivos conjuntos a base de triples, pases envueltos en papel de regalo…todo lo mejoraban. A los visitantes también se les sumó Brodzianky, con su particular gancho. Pero, a cuarenta segundos para el final, todo seguía igual (76-76). Hughes le sacó la falta a Davison y le mandó a la línea de tiros libres, pero esta vez el bético falló en el segundo. Obradoiro, con posesión para ganar, obtuvo una vida extra, pues en el rebote tras un tiro fallido del propio Davison la flecha les favoreció una vez el colegiado indicó lucha. Y esta vez, de nuevo previo paso por la tablilla de Félix Alonso, Balvin anotó el de la victoria.

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