El Obradoiro arrolla al Morón en la segunda mitad y suma su séptima victoria consecutiva antes de recibir a Palencia en Sar
Aguantó veinticinco minutos Morón al equipo más en forma de la categoría. El Obradoiro, renqueante durante largos periodos de la primera mitad, voló hacia la victoria en cuanto fue capaz de detener a los generadores locales. Es la séptima consecutiva de los de Félix Alonso que el próximo sábado en Sar reciben al Palencia en la lucha por el factor cancha de cara a los playoff. ¿La mejor noticia? La profundidad de plantilla, una vez más. Stevic y Millán Jiménez, dos de los denominados segundos espadas, resultaron determinantes para mantener a los santiagueses en ese inicio irregular.
Vaivenes constantes
Llegó el Obradoiro a Sevilla pletórico en lo que a la moral se refiere y con la única baja de Micovic, quién estuvo enfermo gran parte de la semana. Sin embargo, Félix Alonso ya había avisado de la peligrosidad del Morón, un equipo prácticamente descendido que disfruta del sueño de la 1ª FEB. La idiosincrasia de su pabellón y de su afición, que hacen de cada finde una fiesta, también hacían de esta salida diferente. Los preavisos no fueron suficientes, pues los andaluces salieron con una dosis extra de intensidad y motivación que les permitió coger ventaja en el marcador (11-4).
Los de Dani García destacan por su desparpajo de cara al aro y el derroche físico durante los cuarenta minutos. Características que parecieron pillar de imprevisto a un Obradoiro aletargado y tremendamente endeble en el 1×1. Extraño es el mejor adjetivo para definirlo pues, si por algo destaca el equipo gallego, es por su defensa. Esa que, a posteriori, les permite llegar al ataque más livianos. Reaccionaron a tiempo para, al final del primer cuarto, hacer que la lógica imperase (17-23). Davison y, sobre todo, Millán Jiménez, eran los más destacados hasta el momento.
El arranque otorgó la sensación de adormilamiento, de un susto sin relevancia. El equipo supo darle la vuelta a la tortilla y, a través de varios triples, metía sexta (25-33). Lo próximo sí que se antojaba complicado de predecir. Cuatro minutos de absoluta desconexión en el que recibieron un parcial de 14-0 sin hacer efecto los dos tiempos muertos solicitados por Félix Alonso. Las penetraciones y destellos individuales de M´Madi, José Alberto Jiménez y Norris Jr eran un quebradero de cabeza continuo. Entre los tres anotaron 33 de los 41 puntos de su equipo al descanso. Pero, ni con esas lograron llegar por encima, pues el Obradoiro volvió a reaccionar (41-43).
Golpe definitivo
El talón de Aquiles de Morón hasta el momento eran las pérdidas. Eso y la falta de colaboración ofensiva más allá de los tres mencionados. ¿Podrían aguantar el ritmo del transatlántico tras el asueto? La gran pregunta. Lo hicieron durante gran parte del tercer cuarto hasta que el bote salvavidas se tornó en yate y, de una vez por todas, engrasó sus máquinas. Balvin y Brodzianky, sin ser uno de sus mejores días, lograron hacer de la zona su hogar y, a partir de ahí, crecieron los visitantes.

Fuente: Redes Sociales `X´ del Morón
También en lo defensivo, donde a Morón se le apagó completamente la bombilla. La prematura cuarta falta de José Alberto Jiménez tuvo, a su vez, un gran impacto en dicha faceta. Aun así, no fue hasta el final de ese tercer envite que el Obradoiro rompió el partido. La generosidad resultó clave, una vez más, para encontrar la mejor posición de tiro posible, de nuevo por encima de las veinte asistencias. Así llegó un triple de Galán que supuso un punto de inflexión y abrió la brecha a los diez puntos antes del último cuarto (57-67).
Eran dos opciones las posibles en el último round: vuelta a la irregularidad o hachazo definitivo. Afortunadamente para el Obradoiro se impuso la segunda, sustentada también en unos bajos porcentajes por parte de Morón, más propios de su realidad como colista. Así, con la corriente a favor, se divirtieron los de Félix Alonso que, tras los 41 puntos encajados en la primera mitad, dejaron en 29 a sus rivales en la segunda. Y, cuando atrás funcionan las cosas, adelante más aun. Rozando la centena se quedaron de nuevo para, antes del transcendental duelo frente a Palencia, mantener la confianza intacta.
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