El técnico del Rayo Vallecano habló en rueda de prensa tras la victoria frente al Alavés en el Estadio de Mendizorroza
Íñigo Pérez compareció ante los medios para hablar sobre la victoria frente al Alavés. Declaró que están cerca de lograr la permanencia, analizó el partido y expresó su felicidad por el debut de Pelayo en LaLiga con el Rayo Vallecano.
Objetivo cada vez más cerca: «Con 40 puntos en la mano, lo que sí tenemos claro es que estamos muy cerca de nuestro primer objetivo. Estamos llenos de ilusión y con la mentalidad de afrontar cada partido como una final, sobre todo en el aspecto emocional».
Un partido de dos mitades: «En cuanto al partido, hubo dos partes bien diferenciadas. A pesar de adelantarnos pronto, en la primera mitad no estuvimos a la altura del contexto emocional que el encuentro requería. Ya lo habíamos hablado, pero no supimos leerlo correctamente. Augusto nos sostuvo con ese penalti, pero tengo la sensación de que, incluso si se hubiera materializado, no habríamos tenido esa sensación clara de irnos al descanso con una victoria. En la segunda parte, el equipo lo entendió mejor y, simplemente aplicando este enfoque y con el acierto de Pedro, logramos marcar dos goles. Sí que hubo un momento en el que el partido pudo igualarse e incluso daba la impresión de que podían superarnos».
La alegría por Pelayo: «Estoy muy feliz por Pelayo, es un chico excelente. Los dos asturianos que tenemos en el equipo son muy queridos en el vestuario, no solo por su calidad futbolística, sino porque son grandes personas, y eso es lo más importante. Además, me alegra especialmente por alguien que entra como titular sin haber disputado ningún minuto previamente; estoy muy contento por él».
Pedro y Augusto, claves en el triunfo: «Pedro sigue con ese feeling de cara al gol. Sabe pausar el juego, detener el tiempo y, cuando muestra su pierna derecha, nos ofrece soluciones clave, como en este partido, en el que nos ayudó a consolidar los tres puntos. Augusto, una vez más, fue determinante, con acciones de gran valor en momentos clave, justo cuando el rival estaba siendo superior a nosotros».
Control emocional en la segunda parte: «Cada partido tiene una frecuencia emocional determinada. Creo que la segunda parte fue muy buena en todas las facetas, ya que, aunque ellos fueron sumando jugadores en la última línea de ataque, en ningún momento sentí agobio o pánico escénico al gestionar la ventaja que habíamos construido».
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