Un errático Obradoiro asalta Oviedo para constatar la primera victoria de Félix Alonso en el Polideportivo de Pumarín
Renqueantes, irregulares y con demasiados vaivenes. Pero con una victoria más en el bolsillo. Así regresa un Obradoiro errático y desdibujado por momentos de Oviedo. Les faltó clarividencia en ataque, jugadores que encontrasen con asiduidad el aro y, sobre todo en el primer cuarto, entereza defensiva. Ante ello les tocó tirar de garra, y aprovecharse del nerviosismo y los paupérrimos porcentajes de su rival para, a través de chispazos, resolver la dura tarea de asaltar el polideportivo de Pumarín. A fin de cuentas, el estancamiento ofensivo se suplió con, a partir del segundo cuarto, una solidez defensiva encomiable.
Balvin, con 25 de valoración, explica la forma en la que transcurrió el encuentro. Sus números no se deben a la anotación, sino a los rebotes (14). A tener que agachar el lomo y currar más que en otras ocasiones ante la falta de acierto. Quizás si Oviedo hubiese estado ligeramente más acertado la historia hubiera sido diferente, pues resulta complicado ver un encuentro en el que ningún jugador del Obradoiro esté por encima de la quincena. Sin embargo, es una victoria más la que suman los de Félix Alonso en su camino hacia los playoffs.
Inicio renqueante
Félix Alonso regresaba a Pumarín, allí donde no había ganado hasta el día de hoy, con las bajas de Millán Jiménez y Álvaro Muñoz. Unas ausencias que, dependiendo del planteamiento de Oviedo, podría obligar a Micovic a disputar muchos minutos en el `3´. Sin embargo, lo que parecía preocuparle más a Javi Rodríguez en el inicio era frenar el potencial exterior del Obradoiro visto lo visto la semana pasada frente a Zamora. Y, al menos durante los primeros quince minutos, lo consiguió a la perfección. Tan solo se le podía poner un pero a su estrategia: el acierto de los suyos.
El Obradoiro sucumbía ante una defensa muy intensa de los ovetenses, pasando por delante los bloqueos de los tiradores y anegándoles por completo su fluir en ataque. Y, es que, por dentro tampoco hacían daño los gallegos. Brodzianky, con su tradicional gancho con derecha, era el único capaz de hacer daño gracias a varios missmatch tras bloqueo. Parecía, por momentos, la única vía de acceso al aro por parte de los de Félix Alonso. El técnico leonés hizo jugar a once de sus pupilos en los primeros ocho minutos, evidencia del malestar y síntoma de incomodidad general. Pues apenas sacaban ventajas del pick and roll y Barcello, tras su flamante debut, estaba desaparecido.

Fuente: Redes Sociales `X´ del Obradoiro
Así, de una forma renqueante, transcurrió el primer cuarto (15-14). Tan poco estaba siendo el día de Oviedo, un conjunto que promedia algo más de un 30% desde el triple y hoy se marchó al descanso con un 3/15. Era la principal estadística que les denegaba una ventaja mayor. Su fuerte estaba siendo el rebote ofensivo, donde Obradoiro se desangraba y no por falta de altura precisamente. Hasta siete en los primeros diez minutos captarían que les permitieron tirar seis veces más a canasta que su rival. Y, cuando la diferencia de intentos es tal, resulta complicado ir por abajo.
Reacción de Obradoiro
La dinámica, de estancamiento total por parte del Obradoiro en ataque y flaqueza defensiva, se mantuvo hasta el ecuador del segundo cuarto. Por entonces, cuando el Félix Alonso paró el encuentro con 26-20 en el luminoso, la situación para los de Santiago era de anonadad. Pero, aunque fuese a base de tirones, sacaron una versión decente en eso compases finales del primer tiempo. Davison, visitando de manera constante la línea de tiros libres, parecía encontrar el camino hacia el aro. No era mediante sus habituales triples, sino a través de penetraciones. Pues, ante una defensa tan cercana, los santiagueses optaron por abrirse y buscar de forma más agresiva la zona rival.
Ese, sumado a una mayor solidez defensiva y una mejora a la hora de cerrar el rebote, fue el cambio de chip que necesitaban. Lo detuvo Javi Rodríguez después de que, tras más de ocho minutos, el Obradoiro se pusiese por delante (32-31). Pero, lo cierto, es que su tiempo muerto no hizo otra cosa que alentar los ánimos de un equipo que parecía haber encontrado el camino. Hasta desde el exterior, desde donde apenas sumaban cinco intentos hasta el momento y muchos de ellos forzados, salían las cosas. Tres consecutivos de Galán, Varela y Barcello abrieron una ventaja inimaginable al intermedio (34-42). El parcial, de 2-11, dejaba la moral de los ovetenses muy baja.
A medio gas
Toma y daca sin terminar de dar el paso definitivo. Es, de una forma breve, lo que sucedió en el tercer cuarto. No era el día ni de unos ni de otros, pero el Obradoiro, gracias a ese chispazo y profundidad de plantilla, se estaba consiguiendo imponer. Cierto es que ofensivamente estaban nefastos, con sus anotadores totalmente colapsados y, quizás, incidiendo demasiado en unos sistemas que no terminaban de dar resultado. Pero, es que, el Oviedo, quizás por la ansiedad de ver cómo se le puede acercar el descenso, otorgaba peores sensaciones.

Fuente: Redes Sociales `X´ del Obradoiro
Nerviosos, alcanzando las 17 pérdidas totales en el tercer cuarto y sin clarividencia ofensiva, les resultaba imposible remontar ante un conjunto que tampoco asestaba el hachazo definitivo. Lucas Langarita, con 0/6 en TC, era la viva imagen de lo que sucedía. Un querer y no poder continuo que las individualidades esporádicas favorecían al Obradoiro. Javi Rodríguez se desgañitaba pidiendo intensidad y actitud a los suyos, que de eso no les faltaba, pero el reto era mayúsculo al final del tercer periodo (48-59).
El Oviedo puede morir, pero no sin el sentimiento de habérselo dejado todo. Y esa pareció ser su consigna de cara al último periodo. Pues, a través de un inicio fulgurante y de que, de una vez por todas, los triples entrasen, se colocaron a seis a falta de cinco minutos para la conclusión (57-63). Le tocó tirar, una vez más, al Obradoiro de oficio, cabeza y garra para mandar a los asturianos a la lona. Encara, ahora, el equipo gallego dos semanas interesantes para establecer cuál es su verdadero nivel en comparación de los de arriba.
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