El Obradoiro suma su tercera victoria consecutiva en competición doméstica frente al Valladolid en el regreso de Vladimir Brodziansky a Sar
Brilló para acabar sufriendo el Obradoiro en el regreso liguero tras la fase final de la Copa de España. Los de Félix Alonso cuajaron la que ha sido, seguramente, la mejor primera parte de la temporada, pero acabaron pidiendo la hora frente a un correoso Valladolid. Vladimir Brodziansky, en su vuelta a Santiago de Compostela, aportó ese plus de calidad y experiencia que, ahora sí, permite a los obradoiristas soñar con, al menos, poder luchar con los `cocos´ en unos hipotéticos playoffs. El eslovaco, con 19 puntos y 25 de valoración, lideró a los suyos en todo momento. Jake Stephens, sin minutos y en la rampa de salida en caso de un nuevo fichaje, el gran damnificado.
Fue un enfrentamiento de dos caras. Una primera parte excelsa, comandada por Vlade y Davison, en la que el Obradoiro prácticamente mató el choque. Y una segunda renqueante, a tirones, en la que los pucelanos llegaron a colocarse a tres puntos para a algo más de dos minutos para la conclusión. Supieron templar los nervios, manejar la difícil situación y, a base de experiencia y tesón, sacar la difícil papeleta adelante. Es la tercera victoria consecutiva en liga, la cuarta en los últimos cinco partidos. Poco a poco, el Obradoiro va asentando los mimbres para luchar por todo.
Resiste el Valladolid
Menos de un mes desde su último enfrentamiento, en el mismo escenario, se reencontraban Obradoiro y Valladolid. Ambos conjuntos en una dinámica mucho más favorable que en la última ocasión, pues las figuras de Félix Alonso e Iñaki Martín les han dado un lavado de cara relevante. Además, los santiagueses contaban con una pieza más, la del flamante fichaje de Vladimir Brodziansky en su regreso a Sar. Una de cal y otra de arena al no disponer de un Álvaro Muñoz tocado tras un golpe fortuito en las `semis´ de Copa de España frente al Real Betis. Al capitán, junto a Leimannis, que se recupera de su rotura de muñeca en Santiago, les tocaba ver el espectáculo desde la barrera.
Optó el técnico leonés por un quinteto alto de inicio, con Micovic de alero junto a Balvin, Galán, Quintela y Davison, siendo este último una pieza determinante del buen inicio local. Sus tres primeros intentos desde el triple, no precisamente liberados, acabaron dentro. Sin embargo, no se achicó el Valladolid, un conjunto que no perdía desde su último paso por Sar, pese a la dificultad de encontrar superioridades en la zona ofensiva. Bien por la rotación o por estrategia, el Obra flotó los tiros lejanos de Wilson y Vucetic, sacando mucho provecho los pucelanos de ellos. Aun así, parecía que eran los locales los que desprendían una mayor sensación de comodidad.

Fuente: Redes Sociales `X´ del Obradoiro
Cinco minutos tardó Brodziansky en saltar a la pista y menos de uno en demostrar cómo de determinante puede ser en la categoría. Su dominio al poste era notable, lo que le permitió anotar cuatro puntos de forma consecutiva y abrir la primera brecha en el marcador (14-9). El eslovaco, más allá de los puntos, aglutinaba defensores a su alrededor y, con una buena movilidad de balón, el Obradoiro era efectivo a la hora de encontrar al hombre liberado. Su impacto era tremendo. Y, aunque recortó distancias el Valladolid gracias al acierto desde la línea exterior (18-15), al final del primer cuarto se respiraba un ambiente alentador en Sar.
Vendaval obradoirista
El segundo cuarto comenzó con dos transiciones rápidas del Obradoiro que propiciaron el primer tiempo muerto por parte de Iñaki Martín (22-15). La reprimenda del técnico fraguó en un conjunto visitante que seguía sobreviviendo a base de triples y, una vez bajó su efectivad, el partido terminó por romperse. Vlade siguió a lo suyo (13 puntos en la primera parte) y los de Félix Alonso mostraban su mejor versión. La velocidad con la que movían el balón en ataque era indetectable para un Valladolid que corría detrás del balón sin encontrar la fórmula que les permitiese, al menos, parar el vendaval.
Y, es que, todo parecía salirle al Obradoiro. Los triples, principalmente de Millán Jiménez y Davison, atormentaban el nublado día en la capital gallega. Defensivamente, tras unos minutos de impasse, se ajustaron los detalles, empantanando por completo a los visitantes e, incluso, forzando constantes pérdidas; hasta ocho en los primeros veinte minutos. Era tiempo de vino y rosas en Sar. Salía Grela para dar descanso a los exteriores y conseguía recuperar un balón para delirio del fondo de animación, Quintela metía una canasta inverosímil sobre la bocina del descanso…no existía un guion mejor. El 50-34 que reflejaba el luminoso hablaba por si solo.
Reaccionan los visitantes
La reanudación no vislumbraba un futuro halagüeño para la expedición vallisoletana, pues no otorgaban síntomas de reacción. Wilson era el único que encontraba de forma rutinaria el aro, pero estaba muy solo. La diferencia rondaba los veinte puntos (64-45), cuando el duelo dio un giro inesperado de los acontecimientos. Fue como si a los locales se les apagara la bombilla por completo, como si el acierto e intensidad se esfumaran por momentos. Y, en escasos cuatro minutos, el Valladolid firmó un parcial de 2-13 para reengancharse al partido (66-58). Los 1×1 de Sans y Kovacevic, que apenas habían aparecido previamente, resultaron imparables en el impasse obradoirista.

Fuente: Redes Sociales `X´ del Obradoiro
Apareció Rati para, con un triple, permitir que los locales llegasen al último cuarto con una ventaja superior a la barrera psicológica de los diez puntos (71-60). El georgiano, precisamente, se convirtió en el bote salvavidas de los de Félix Alonso. Aun así, el Valladolid mantenía la lucidez y clarividencia para no perderle la cara al choque. Eso sí, resistir no era suficiente. El tiempo corría en su contra y la diferencia no bajaba más allá de los 8-10 puntos. A algo más de tres minutos para la conclusión, Iñaki Martín paraba el encuentro con el objetivo de buscar ese sprint para, al menos, crear nervios en las más de 4.300 almas que abarrotaron Sar un finde más. Y lo cierto es que lo consiguieron, pues con un parcial de 0-5 culminado a través de un triple de Kovacevic, hacían saltar todas las alarmas (82-77).
Mike Torres anotaba una bandeja y, por primera vez desde el primer cuarto, Valladolid se situaba a tan solo una canasta de distancia. Falló el triple Nacho Varela en primera instancia, pero Brodzinasky cogió el rebote y Davison, que no había fallado desde más allá del 6´75, puso la puntilla final (86-79). Consigue, así, el Obradoiro su tercera victoria en competición doméstica, asentándose en playoff de forma definitiva.
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