AFICIÓN DEPORTIVA OPEN AUSTRALIA,TENIS Jannik Sinner se convierte en un mito del tenis italiano

Jannik Sinner se convierte en un mito del tenis italiano

Jannik Sinner.

El mejor tenista del planeta según el ranking, Jannik Sinner, defiende su título en el Open de Australia tras vencer a Zverev en tres sets (6-3, 7-6, 6-3) en la final de Melbourne

Todo el aficionado del tenis se preguntaba si en 2025 alguien supliría el reinado de Jannik Sinner, quién la temporada pasado ganó ocho títulos, entre ellos dos Grand Slam, tres Masters 1000 y, para acabar el año por todo lo alto, acabó en el número 1 del ranking tras vencer el Torneo de los Maestros, las ATP Finals.

Se ha considerado la temporada 2024 de Sinner cómo una de las mejores campañas de la historia reciente del tenis. Pero parecía que nombres cómo un siempre peligroso Alcaraz, un renovado Djokovic o el mismo Zverev, que cada vez es más regular, podrían destronar al italiano en este 2025. Sin embargo Sinner, conocido comúnmente cómo el hombre de hielo, demuestra que este apodo no sólo viene por su carácter frío y reservado, sino porque su tenis es tan fuerte cómo un glaciar ártico.

El de San Cándido gana su tercer Grand Slam y su segundo Open de Australia seguido, haciendo que una vez más, todo el personal relacionado con el tenis se rinda ante sus pies. Por si aún quedaban dudas hoy se han despejado: la dinastía de Sinner aún perdura.

En apenas 2 horas y 45 minutos, un tiempo bastante corto para una final de Grand Slam, Jannik Sinner ha manifestado una superioridad que mete miedo ante el número 2 del mundo, y por ello, no precisamente un don nadie. Es la tercera final de un major que pierde Alexander Zverev que, llorando después de la derrota, seguirá viéndose obligado a levantarse de un nuevo golpe.

Un resto total

Siempre en el tenis se esperan grandes finales de Grand Slam, antológicas, pero no siempre se puede optar a la excelencia, puesto que para llegar a ella se depende de los dos tenistas finalistas. La realidad es que, cuando uno de los dos brinda tal grado de dominancia – cómo el de Sinner hoy – poco puede hacer el jugador de enfrente.

La primera manga fue la prueba de ello. Se vieron puntos atractivos con ambos jugadores moviéndose de lado a lado. Zverev parecía querer desestabilizar a un Sinner que, a pesar de correr sin cesar, sabía en todo momento lo que debía de hacer para embolsarse el punto. Esta sensación se confirmó con las aparente dudas del alemán, que en el 4-3 cometió errores para ceder su saque y que el italiano, con 5-3, pudiera cerrar su juego de saque para ganar el primer parcial.

Sendos tenistas, en el primer set de la final, dieron un alto nivel de juego, podía pensarse que el partido se mostraba igualado, pero la sensación fue de un Sinner un paso más por encima. Una de las claves se vería en el resto, siempre potente del italiano, que se vuelve más certero ante la potencia del saque de Zverev. De ello se derivan las estadísticas: 81% de primer servicio del alemán frente al 71% del italiano, pero su efectividad sería del 62%, en contra del 85% del campeón.

Jannik Sinner.

Imagen de Cameron Spencer/Getty Images

Un hombre robot

El segundo set sería, realmente, el único parcial igualado. Con la tónica de juego y estrategia en las mismas, ambos buscando el saque directo, el resto temeroso y el desgaste físico del rival. Un parcial de 1 hora y 13 minutos que supo a gloria para el aficionado, con una Rod Laver Arena más viva que nunca. El típico estruendo del público australiano se hacía de notar y el ambiente, de tensión, mantuvo a los presentes enganchados a la pantalla.

Zverev ganó en consistencia. Salvó las dos bolas de rotura que tuvo que afrontar, bajó su porcentaje de primer servicio pero mejoró su efectividad hasta el 73%. Los golpes del alemán consiguieron ir más colocados a las líneas, provocando las estiradas elásticas de un Sinner que empezaba a ver cómo, si su rival seguía por el mismo camino, habría batalla.

La decisión final se tomaría en el tiebreak, dónde el italiano, siguiendo su estela de jugador inmaculado en los momentos importantes, acabaría venciendo la segunda manga por 7-6 y mermando aún más la mentalidad de Zverev, que de por sí no goza de rectitud y frialdad.

Durante todo el último set, las conversaciones de ‘Sasha’ con su equipo empezarían a verse mucho más en la pantalla, mostrando las dudas que el alemán estaba sintiendo. Por su lado, el hielo seguía intacto. Ni un ápice de error, ni una grieta. Simplemente rocoso. Sinner aprovecharía su victoria psicológica para alcanzar la victoria tenística. En un momento clave del parcial, 4-3 al servicio de Zverev y acabando de la misma forma que empezó la final, Sinner rompería el servicio y vencería el partido en el juego siguiente.

Nada nuevo en la oficina

Se trata de una victoria colosal para un tenista colosal. El patrón del tenis actual sigue siendo el patrón del tenis actual. Hay Sinner para rato, al menos hasta abril, cuando enfrentará su juicio por su positivo en dopaje en marzo de 2024 y del cuál ya fue absuelto por un tribunal deportivo y, también, por la Agencia Mundial para la Integridad del Tenis.

Pero cómo se ha comentado varias veces, el escándalo mediático no afecta a su tenis, que sigue siendo una muestra más de que los robots pueden llegar a ser humanos.

Sinner y Zverev.

Imagen de Quinn Rooney/Getty Images

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