La temporada del 2012 de Nadal finalizó en Wimbledon, torneo en el que sufrió una rotura del tendón rotuliano de su rodilla izquierda
Las lesiones, el motivo que obligarán a Nadal a retirarse este mes y la causa de que se haya pasado cuatro años fueras de las pistas a lo largo de su carrera. Su físico se ha resentido en cuantiosas ocasiones, desde roturas de abdominal al síndrome de Muller-Weiss. Sin embargo, la más dura y larga la experimentó en el 2012, cuando sufrió una rotura del rotuliano de su rodilla izquierda. Aunque no fue consciente de ello en su duelo ante Rosol, su cuerpo se resintió pocas horas más tarde. Dijo basta. Basta de infiltraciones y paliativos. Necesitaba un descanso justo en el mejor momento de Rafa.
Se perdió el US Open y el Open de Australia, pues no reapareció hasta febrero del siguiente año. Pero lo que más le dolió fue no poder acudir a los Juegos Olímpicos de Londres 2012. Era el vigente campeón olímpico y una de las mayores opciones de medalla para la delegación española. “Estoy decepcionado. No voy a poner excusas. Varias cosas no salieron bien”, decía Nadal tras su duro correctivo en la segunda ronda en el All England Club. Las consecuencias, mucho más cruentas que una simple derrota, terminaron por derrumbarle.
Antes, un martillo pilón
Su inicio de temporada significó una prolongación de la anterior. Llegar a las finales y caer ante Novak Djokovic. Sin embargo, la del Open de Australia fue incluso más dura. Llegó a ir break arriba en la quinta manga en un partido que pasará a los anales de la historia. Casi seis horas de batalla entre los dos mejores jugadores del mundo que se decidió por detalles. Más allá del resultado, el nivel del tenis y la entrega de ambos fue, sencillamente, magnífico. Prueba de ello son las imágenes de la entrega de premios en la que ambos tienen que sentarse para no caer desplomados sobre la pista.
Fuente: Photo by Matthew Stockman/Getty Images
Indian Wells y Miami, una vez más, le sirvieron para coger ritmo, ya con la cabeza puesta en la tierra batida. Y, es que, en Montecarlo rompió, por fin, la racha de siete derrotas consecutivas frente a `Nole´. Victoria que le sirvió para levantar el trofeo grande y recuperar toda la confianza en si mismo. Barcelona significó otro paso más adelante y Roma, donde se volvió a citar con Novak en la jornada dominical, la confirmación. Entre medias se celebró un polémico Masters 100 de Madrid que optó por teñir su arcilla de azul. Propuesta tan mediática como efímera, dado que se prohibió para los siguientes años. Las quejas de Nadal, quién cayó en segunda ronda, a buen seguro que tuvieron peso en la decisión.
Ese fue el único bache de Rafa en toda la gira de tierra batida en 2012. A Roland Garros llegó lanzado, pletórico y, más allá del serbio, sin rival. Le tocó un cuadro lleno de hispanohablantes. Dos argentinos y dos españoles cayeron ante él. Ferrer, uno de los que más en forma estaba, tan solo pudo hacerle 5 juegos. Se engalanó la Philippe Chatrier para ver historia, pues el balear podía superar a Borg. No decepcionó y, pese a que Djokovic forzó la cuarta manga, mantuvo la sexta marcha para lograrlo. Ocho participaciones, siete títulos. Los números hablan por si solos. Una nueva temporada que apuntaba alto en la que las lesiones se interpusieron en su camino.
Para informarte minuto a minuto del deporte desde otra perspectiva, SIGUENOS en nuestras redes sociales: