AFICIÓN DEPORTIVA MASTERS Y WTA 1000,TENIS Pablo Cuevas se retira como el mejor uruguayo de la historia

Pablo Cuevas se retira como el mejor uruguayo de la historia

Pablo Cuevas

Pablo Cuevas, conocido por sus highlights y golpes inverosímiles, cuelga la raqueta tras casi veinte años en el circuito

Pocos quedan ya de la generación de Nadal y Djokovic. Eso sí, han envejecido de maravilla en el circuito. Pablo Cuevas, uno de los que resistía, dice adiós al amor de su vida tras unos últimos años muy complicados a nivel físico. Su juego, alegre y vertiginoso, ha acabado pasándole factura. Quince títulos ATP, entre individuales y dobles, brillarán en su vitrina personal, el jugador uruguayo que más tiene en ambas modalidades. Llegó a ser top 20 y a ganar a Nadal en Río 2016, pero su legado transciende más allá de los datos.

Su estilo era particular, único. Siempre que tenía la posibilidad buscaba el golpe bonito, el que ofreciese un mayor espectáculo al público, lo intentaba. Uno de esos tenistas por los que cualquiera pagaba la entrada con gusto, pues sabía que la diversión estaba garantizada. Un auténtico showman de naturaleza pura latinoamericana. La tierra batida era su segunda casa, el espacio en el que se sentía cómodo y, precisamente por ello, todos sus títulos en individuales llegaron en dicha superficie. La versatilidad no era lo suyo, aunque alcanzó la final Nottingham en 2016, uno de sus mejores años.

Soñó con jugar en la Philippe Chatriér, y allí se alzó con el grand slam galo junto a Luis Horna. Y, es que, aunque no acabase de tener una pareja fija en el dobles, fueron nueve los torneos que ganó con Carreño, Bopanna o Granollers, entre otros. En individuales, Sao Paolo fue su competición fetiche. Allí se alzó con un tricampeonato de forma consecutiva, parecía que se desplazaba sobre la arcilla brasileña sobre patines. Schwawrtzman, Almagro, Bagnis, Lajovic…nadie podía con él allí. Río de Janeiro, Bastad y Umag completan el sextete personal.

Patrimonio uruguayo

Ídolo y héroe local. Natal de Concordia (Argentina) cruzaba el río Uruguay para ejercitarse en el país que ha representado durante toda su carrera. Ni su padre, empresario, ni su madre, contable, podrían haber imaginado tener dos hijos tenistas. Y, es que, Martín Cuevas, el hermano de Pablo, también se ha dedicado al deporte de la raqueta durante muchos años. Llegó a ser el 271 del mundo y compartir alguna convocatoria de Copa Davis junto a su ídolo. La Copa Davis, precisamente, fue el escenario que desembocó la tormenta de Pablo Cuevas. Ganó 30 de sus 40 partidos en dicha competición.

Pablo Cuevas

Cuevas posa con su título de dobles en Montecarlo. Photo by Clive Brunskill/Getty Images

El amor por su país, tanto en competiciones de naciones como por generosidad, le convirtieron en un personaje muy respetado. En 2017 la ATP reconoció su labor social otorgándole la subvención del ACES For Charity. Pablo arrimaba el hombro siempre que podía con varias asociaciones uruguayas como la Fundación Corazoncitos y Fundación Tenis Uruguay. En definitiva, llevó la bandera del Pabellón Nacional a lugares con los que no podían ni soñar tiempo atrás.

Las lesiones no le respetaron todo lo que hubiese querido, pero ello le ha permitido demostrar que también es un guerrero. Su rodilla le mantuvo dos años fuera de las pistas entre 2011 y 2013 llegando incluso a comprometer su carrera. Luchó y salió más fuerte que nunca. Proceso que, a duras penas, ha intentado repetir en estas dos últimas temporadas hasta que la rodilla ha dicho basta. Doce partidos en dos años hacen que se vaya con una sensación agridulce.

Comunicado oficial

Pablo Cuevas comunicó la noticia a través de una carta en redes sociales. En ella da las gracias a todos los que le ayudaron y promete seguir vinculado al tenis. ¿Le veremos como entrenador más pronto que tarde?

“Este viaje comenzó soñando… con la inocencia de un niño que quería ser jugador de tenis. Desde el kayak en el Río Uruguay hasta la Philippe Chatrier, cuantas experiencias vividas… la realidad superó a los sueños. El tenis ha sido más que un deporte; ha sido mi pasión, mi motivación diaria, y la razón por la que me he levantado cada mañana con el deseo de ser mejor.

En el medio, paso de todo …desde resultados espectaculares a tormentas en las cuales el tiempo parecía pasar más lento y la incertidumbre era total. El deporte, como la vida, te sorprende, y muchas veces hay que elegir con más dudas que certezas. Pero de lo que nunca dudé es de lo afortunado que fui en estos más de 20 años de carrera. Cuántos viajes y lugares, cuánta gente que conocí fuera de la cancha, y qué tremendos jugadores dentro. Federer, Nadal, Djokovic, por nombrar solo algunos de esta era maravillosa. Todo lo que aprendí y la felicidad con la que atravesé este camino, semana a semana, armando y desarmando el bolso, de torneo en torneo, siempre con la ilusión intacta.

Papá y mamá, gracias por darme la libertad de elegir y por apoyarme incondicionalmente. Esto nunca habría comenzado sin ustedes. Felipe y Ana, gracias por dedicarme lo más valioso: su tiempo, para invertir horas de calidad en mi sueño. Me tocó convivir con lesiones a lo largo de mi carrera, gracias a los distintos médicos que fueron determinantes. A todos los que estuvieron en el box, gracias por guiarme y exigirme siempre lo mejor, no se las hice fácil.

Llegó el final, pero seguiré vinculado al tenis, porque lo amo, y sería muy injusto con él si no pudiera volcar todo lo que aprendí en este imborrable viaje. Alfonsina, Antonia y Clarita tienen la prioridad después de acompañarme incondicionalmente y alentarme cada día, donde sea que estuviéramos. Estoy entusiasmado con lo que se viene, lo inmediato y las nuevas oportunidades que seguramente vendrán.

Esto es todo amigos!”

Pablo Cuevas

Pablo Cuevas en un partido de grand Slam. Getty Images

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