Juncheng Shang, jovencísima promesa china, se ha hecho con el ATP 250 de Chengdú tras derrotar a Musetti en la final
Alcaraz, Lamine Yamal, Pogacar, Sinner…son muchos los deportistas que están provocando una normalización de la precocidad. Ganar cuatro grand slams con 21 años es insólito, estar en la terna por el balón a los 16 un hito…pero, inconscientemente, se tiende a analizar estos casos como algo cotidiano. Levantar tu primer título ATP a los 19 años, pese a que se haya visto en más ocasiones, es también un logro remarcable. Lo ha conseguido Juncheng Shang este martes en Chengdú, ante su gente.
Se trata de un chico con mucho desparpajo que, sobre todo en pista dura, crece a pasos agigantados. Su gira norteamericana, con las semifinales en Atlanta o el gran partido ante Ruud en Nueva York fue de sobresaliente, y la asiática ya oposita a matrícula de honor. A la sombra de Laver Cup, competición que ha eclipsado por completo cualquier evento tenístico coexistente, Shang se ha hecho hombre en su tierra y no precisamente enfrentándose a jugadores mediocres. Ni siquiera era cabeza de serie en el cuadro principal.
En primera ronda ya se vio las caras con un mito, Kei Nishikori. El nipón, que venía de una evolución interesante tras los Juegos Olímpicos, tan solo pudo correr tras los misiles que le llegaban desde el otro lado de la pista. Safiulin sería el único en robarle un set al chino, pues ni Bublik, ni Hafmann ni Musetti fueron capaces. La final ante el italiano significó la guinda final, el golpetazo encima de la mesa. Tras una primera manga disputada, barrió por completo a todo un fuera de serie del circuito.
Líder de su generación
Hay años que brindan mejores jugadores que otros como, por ejemplo, el 2003. Alcaraz, Rune y Mpehtshi Perricard ya están asentados en la élite, mientras que otros como Rincón, Nardi, Medjedovic o Mochizuki luchan por hacerlo. La del 2005, por el momento, no promete tanto, pero Shang ya se postula como el principal líder. Mensik estuvo a punto de llevarse el reconocimiento de ser el primero en levantar un título ATP en Doha, pero la final todavía le pilló muy joven.
Shang y Alcaraz se saludan tras enfrentarse en el Australian Open. Photo by Julian Finney/Getty Images
Shang, por el contrario, no ha desaprovechado la primera oportunidad que se le ha presentado. Sus amigos y familiares le apodaron Jerry, por su relación desde bien pequeño con la serie Tom y Jerry. Y, lo cierto, es que el mote hace gala a su juego. Zurdo, con buen movimiento desde el fondo de la pista y un físico envidiable, lo convierten en un oponente muy difícil de derribar. Pese a no tener un saque imperial, pues le otorga mucho kick, sabe resolver con tesón y madurez los intercambios.
Los 250 puntos que otorga Chengdú lo colocan a escasos puntos de colarse en el top 50 y como segundo chino del ránking por detrás de Zhang. Su compatriota no pudo redondear el día para su país y cayó ante Cilic en la final de Hangzhou. Ahora les tocará viajar a Pekín, donde gozarán de todo el apoyo, pero también se verán las caras con rivales de una entidad superior. Djokovic y Zverev serán las principales caras de un cartel envidiable.
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