Munar, que todavía no tenía ningún título de esta temporada en sus vitrinas, se ha hecho con el Challenger de Bad Waltersdorf
La Laver Cup colapsó por completo el noticiero tenístico durante el fin de semana. Los ojos se centraron en Berlín y en la bonita batalla entre Europa y el resto del mundo. Allí la estrella fue Alcaraz, el encargado de echarse al equipo a las espaldas. No muy lejos de la capital germana había otro español brillando con luz propia, Jaume Munar. El balear, un terrícola puro, firmó su mejor semana del año hasta el momento en Bad Waltersdorf, localidad del este de Austria.
Accedió al torneo como principal cabeza de serie, con ansias de revancha tras caer en primera ronda la semana pasada. El tenis, duro y bonito a partes iguales, es sumamente variable y cuatro días buenos pueden cambiar hasta carreras por completo. No será el caso de Munar, un tenista ya experimentado y contrastado del circuito, pero sí, al menos, pone algo de luz a un año que estaba siendo duro para él. La primera ronda, en la que tuvo que sufrir lo indecible para deshacerse de Barrios Vela, supuso un cambio de chip letal en su mentalidad.
Pasó de aterrizar en Austria con el objetivo de buscar sensaciones a ser el principal candidato al título. La presión tampoco le jugó una mala pasada, pues tan solo se dejaría un set hasta besar la arcilla el domingo. Para ello tuvo que levantar hasta tres bolas de partido ante Moreno de Alborán en semifinales. El norteamericano le tuvo contra las cuerdas en un extenuante tie-break en la segunda manga. Seybouth Wild, en la final, Novak y Dodig no fueron capaces de llevarle tan al límite.
La semana protocolaria
Quizás Munar no haya llegado tan lejos como se le presuponía en su juventud. Sin embargo, suma ya ocho temporadas consecutivas con, mínimo, un título bajo el brazo. 2016, la temporada en la que arrancó dicha tradición, sumó hasta cuatro, siendo su récord personal. La única espina que mantendrá clavada es la de que ninguno sea de categoría ATP, pues la única final que alcanzó, en Marbella 2021, se la ventiló Mager en tres mangas.
Munar ejecuta un saque. Photo by Clive Mason/Getty Images
Cierto es, también, que se trata de un jugador sumamente especializado en una superficie y que ello le acota las posibilidades. Apenas compite en pista dura y en hierba. Hasta el momento en 2024, por ejemplo, ha disputado más del 70 % de sus partidos sobre arcilla. Unos números que incluso han llegado a ser más hegemónicos en pasadas campañas. Además, si observamos los 16 títulos de los que presume en sus vitrinas, tan solo uno fue en pista dura; el Challenger de Segovia de 2017.
Los 125 puntos que se repartían en Bad Waltersdorf le permiten escalar doce posiciones en el ránking, aunque todavía está lejos de su mejor posición histórica. Munar aparece este lunes el 62 de la lista, mientras en 2019 llegó a coquetear con el top 50. Todo hace indicar que, en lo que resta de temporada, continuará con su estrategia de ir a Challengers sobre tierra batida. Si accediese directamente al Masters 1000 de Shangai, lo cual se pronostica complicado, podría ser de la partida también.
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