El Obradoiro logra su segunda victoria de la temporada tras romper el partido en una excelsa segunda mitad
Le toca al Obradoiro volar a Cataluña esta semana con motivo de la segunda y tercera jornada de la Copa España. Choques que, pese a ser oficiales, desprenden un claro aroma a pretemporada y al aceite con el que todos los equipos van engrasando sus herramientas. Para ello se necesitan minutos en pista y la evolución de los de Gonzalo Rodríguez es más que evidente. Tras hoy están un paso más cerca del objetivo, el de llegar lo más preparados posibles a la primera jornada liguera y así buscar con más posibilidades el ansiado regreso a la ACB.
Una primera parte errática, llena de imprecisiones e incluso preocupante por momentos dio paso al coqueteo con la perfección de la segunda. Cierto es que la bajada física y de nivel del oponente ayudó, pero el Obradoiro fue capaz de subir un par de marchas para conseguirlo. Parece que la llave del éxito de este equipo va a estar en la parcela defensiva. Si son capaces de manejar el ritmo de los partidos y llevarlos por los caminos que les interesan, los gallegos tendrán siempre las de ganar. Hasta Onuetu y Hardiguey, cuando salieron, demostraron ser dos jugadores más que válidos para momentos puntuales.
La eficacia mantiene al Obradoiro
Era el día del debut del nuevo Mataró ante su gente. Factor que, sumado a la entidad del rival que tenían enfrente y a la celebración de la Diada en toda Cataluña, les proporcionaba una inyección de motivación. Buscaban que el juego se enloqueciese, que se convirtiese en un correcalles del que ellos pudieran salir victoriosos. En el inicio lo lograron gracias, en parte, al buen hacer de Juanola en las transiciones. Entre él y Viñallonga (3/3 en T3) anotaron 19 de los 23 puntos de su equipo en el primer cuarto. Daba la sensación de ser una lucha táctica parecida a la del pasado sábado frente al Ourense, pero ante un equipo muy inferior.
Los exteriores del Obradoiro no encontraban su sitio, el lugar en el que estar cómodos en una pista farragosa. Stephens era el único que veía el aro con mayor asiduidad gracias a su enorme superioridad en la pintura. Pese a ello, en el aspecto defensivo se le seguía viendo algo lento y dubitativo. Tan solo la buena efectividad ocultaba las seis pérdidas de balón y un sentimiento generalizado de pestosidad. Davison aportaba una de cal y otra de arena. Ocho puntos prácticamente consecutivos para abrir brecha y dos faltas evitables por ir algo pasado de revoluciones. Ya se sabía que es un jugador intermitente, pero quizás no se esperaba que tanto en este inicio de temporada.
Buscaban romper el choque los visitantes, pero resistían los locales. Cuando parecía que el Obradoiro se escapaba, errores propios de pretemporada o buenas transiciones del Mataró les volvían a meter en el choque. Millán Jiménez, sin hacer excesivo ruido, se iba al descanso (43-49) con nueve puntos y un 75% de eficacia. El Mataró, que aguantaba con más corazón que cabeza, era el gran ganador de los primeros veinte minutos, pues seguían vivos. Faltaba contundencia defensiva para no repetir el desenlace de infarto de la primera jornada, pues se concedieron demasiados puntos fáciles en entradas y unos para unos.
La lógica se impone
La vertiginosidad anotadora dio paso a un tercer cuarto protagonizado por las defensas. Un parcial de 16-4 a favor del Obradoiro dejó el encuentro visto para sentencia. Y, es que, fue en este punto donde los gallegos supieron ponerse el mono de trabajo, obligando al Mataró a jugar continuamente en estático. Ahí sufrían muchísimo los locales, no encontrando huecos y se veían completamente superados una vez el acierto de Juanola y Viñallonga se desvaneció. Parecía que todos los esfuerzos realizados en el arranque les habían dejado vacíos, como si no les quedara gasolina en el tanque.
No bajó el listón el equipo de 1ª FEB desde más allá del 6´75. Micovic y Arroyo, con tres triples cada uno, fueron dos de los principales artífices de que se terminara por romper el encuentro. Alcanzada una diferencia de más de veinte puntos (49-71), Gonzalo Rodríguez dio paso a Onuetu, la perla de la cantera. El pívot santiagués no gozó de minutos ante el Ourense por la enorme igualdad de dicho partido, pero hoy no tardó en demostrar el porqué de la exacerbada ilusión que existe alrededor de él. Su primera toma de contacto con el balón fue un mato, inmejorable carta de presentación.
Bajaron los brazos los visitantes y mató el partido el Obradoiro. Hardiguey también debutó en la temporada 24/25 y anotó en la única ocasión que lo intentó. Los últimos minutos fueron los que popularmente se conocen como `los de la basura´, pues ambos equipos tenían la vista puesta en sus futuros compromisos. Mantener a todos los jugadores sanos, dejar que el reloj corra y a pensar en el Sant Feliuenc, el rival del viernes. Un paso más cerca de estar entre los ocho mejores de la competición.
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