Nuevo culebrón en el Chelsea FC. La relación entre los propietarios del club londinense está rota tras comprar el club hace menos de dos años
Tras las sanciones al oligarca ruso, Roman Abramovich, un grupo inversor estadounidense invirtió más de 2.7 billones de euros en el conjunto blue. Esta inversión de nuevo capital se hizo bajo la empresa estadounidense Clearlake Capital y diferentes inversores. Abrió por lo tanto, un nuevo capítulo en la dirección ejecutiva del Chelsea FC, bajo el consorcio de todas las partes vinculantes con el nombre de BlueCo. Los protagonistas más destacados, dentro de todos los empresarios que obtienen partes del equipo inglés, son Todd Boehly (copropietario de Los Ángeles Dodgers) y Behdad Eghbali (copropietario de Clearlake Capital). Ambos adquieren el rol conjunto de propietarios del Chelsea Football Club.
Según informaciones de Bloomberg, Boehly y Clearlake Capital, han vivido una “ruptura irreconciliable” y todas las partes implicadas en la gestión económica y ejecutiva del equipo, entrenado por Enzo Maresca, apenas se hablan. Para llegar a este posible “punto de no retorno” hay que contextualizar la inversión que han derrochado los accionistas estadounidenses. En la ventana de traspasos, ejerce de protagonista por un gasto de más de 1.4 billones de euros en fichajes y cerca de los 600 millones en ventas. Dentro de la estrategia del Chelsea FC en los despachos, Todd Boehly acapara todos los focos y, por ende, numerosas críticas por las decisiones que está acometiendo. El hombre de negocios de 50 años no participó en la contratación de The Pride of London y, desde marzo de 2022 hasta enero de 2023, ejerció el cargo de director deportivo interino.
Falta de entendimiento y gestión en el área deportiva
Sin embargo, la contratación de Paul Winstanley y Laurence Stewart en la dirección deportiva y arrancar sus labores en el mercado invernal de la 22/23. Manteniendo una constante contratación en jugadores jóvenes y prometedores, garantizados a tener un sueldo bajo y ofrecer certezas en un venta exitosa en el futuro. Todo para generar rienda económica. Mucha rumorología surge por el papel de Boehly y Eghbali. Fuentes cercanas a los empresarios comentan que el empresario iraní está de microgestor y lo describen como una persona «obsesionada con el comercio de jugadores». Sin embargo, hay contactos que rechazan esa afirmación y comentan que su rol es apoyar a los directores deportivos, Winstanley y Stewart, en cuanto a las cifras de los traspasos y los contratos y la estructuración de las operaciones.
Los motivos de la ruptura en la propiedad del Chelsea se constatan en varios ejes y puntos que se han topado en su breve trayectoria en Londres. En primer lugar, la cultura de funcionamiento de un club e influir en las decisiones deportivas del mismo. Es ahí donde Boehly quiere obtener mayor decisión y Eghbali, totalmente opuesto, quiere delegar en un personal especializado. También la destitución de Mauricio Pochettino ha sido el origen del conflicto al concluir el pasado curso. Y finalmente la falta de progresión en la renovación de Stamford Bridge.
Es importante saber que el accionariado del Chelsea está jerarquizado. Las acciones de Clearlake son de “clase A senior», mientras que las de Boehly y sus co-inversores son de “clase B junior”, lo que significa que estos últimos están expuestos a la primera pérdida si el club pierde valor. La mayoría de tabloides y medios del país inglés han calificado este suceso bajo el renombre de “guerra civil” o “crisis”. Aun así, faltan muchas preguntas e incógnitas por resolver en una asegurada y despiadada negociación en la sala de juntas en Stamford Bridge.
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