Uno de los entrenadores y figuras más cercanas a Sinner, Darren Cahill, admitió haber pasado unos meses tensos previos al US Open
Darren Cahill es un creador de números 1, el artífice de que muchos tenistas hayan tocado la gloria en sus carreras. Primero aupó a Hewitt a lo más alto, luego rejuveneció a Agassi y, después de brillar en el femenino con Halep, guía a Sinner por un camino inmejorable. El australiano no es su entrenador principal, pues dichas funciones las ejerce Simone Vagnozzi, pero sí ha sido una figura fundamental para la estabilidad del italiano en los últimos meses. El positivo por dopping ha hecho pasar momentos complicados a todo su equipo, sintiendo por ello un profundo alivio con la victoria de su pupilo el pasado domingo en la Arthur Ashe.
La celebración fue el claro ejemplo de la redención, la mayor expresión de satisfacción posible. Cahill atendió a ESPN tras el choque y explicó el porqué de una efusividad menos contenida de lo que en él es habitual. «Mi reacción ante la victoria de Sinner es más bien como la de un anciano muy exhausto. En el equipo de Jannik no soy el entrenador más importante , que es Simone Vagnozzi, pero soy el que tiene más experiencia», comentaba el extenista y entrenador australiano.
«Han sucedido muchas cosas dentro del grupo en los últimos cuatro meses y muchas de ellas han recaído sobre mis hombros. Traté de mantener el sentido de las cosas de Jannik y concentrarme en cuáles eran nuestros objetivos, constantemente le decía que no lo había hecho y que, pasase lo que pasase, debía permanecer con la cabeza en alto«, agregó. Desde que entró a formar parte del núcleo cercano a Jannik, Cahill ha sido una pieza clave en su evolución y explosión, alcanzando su punto más álgido en la presente temporada.
Una superación mental
«Hemos superado este período, ciertamente no sin estrés. La reacción que tuvimos después de la victoria probablemente también se debió a eso», admitía Cahill. Y, es que, solo ellos saben por todo lo que han tenido que pasar desde que les llegó la notificación del positivo en abril. Un proceso inexplorado previamente en el que Sinner también ha crecido y madurado como persona, no solo como tenista, según su entrenador. «Tengo que hablar de Jannik como persona. Mi trabajo era ayudarle a madurar y convertirse en la persona a la que todos admiran, una figura en la que los niños pueden inspirarse.»
Sinner solo mostró debilidades durante el primer set de su primer partido en Nueva York. Una vez se soltó y dejó todos su problemas a un lado para centrarse en la raqueta, voló sobre la pista. Cierto es que sus dos máximos rivales se borraron antes de lo previsto, pero el supo aprovecharlo como nadie. Un contexto, parecido al del Open de Australia, pero que Cahill los analiza de maneras muy distintas. «Antes de la final le dije que su comportamiento en las últimas semanas ha demostrado honestidad y resiliencia , debe estar muy orgulloso de sí mismo. Ahora es cierto que lo disfruta, se lo merece mucho».
«Había diferencias (entre los dos Grand Slams). En Australia fue la primera final de un Slam y fue más tenso. Quizás también había más expectativas porque ya había vencido a Medvedev un par de veces antes de la final. En Nueva York estuvimos hablando con André Agassi en el vestuario. Comentamos su juego, su mentalidad y su compostura, incluso en los grandes momentos estaba convencido de que podía volver al juego. Tiene esa mentalidad de campeón que muchos jugadores no tienen. Él, por otro lado, nació ahí y ama esas situaciones y esos momentos».
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