El Obradoiro regresa a la segunda categoría del baloncesto español y repasamos cuántas victorias se han necesitado para consumar el ascenso en la última década
Catorce años después de tocar el cielo con el ascenso a la ACB, el Obradoiro regresa a la dureza de la LEB Oro, renombrada desde esta edición como Primera FEB. El objetivo, pese a la cantidad de gallos que ostenta la categoría, está claro: el ascenso. No será una tarea sencilla para los santiagueses no solo por el nivel de clubes como Estudiantes, San Pablo Burgos o Betis, sino por las particularidades reglamentarias. Tan solo ascienden dos conjuntos, uno de forma directa y el otro a través de un playoff que engloba del segundo al noveno de la liga regular. A ello hay que sumarle un cambio de mentalidad dentro del Obradoiro, de luchar por la permanencia a tener que reducir las derrotas al mínimo.
La igualdad es máxima e históricamente se ha demostrado que hay que rozar la perfección para estar en la terna por el ascenso. Salvo en contadas ocasiones, véase las temporadas 22/23 o 18/19 con la excelencia de Andorra y Betis respectivamente, el primer clasificado nunca se ha escapado del segundo. La tónica general es que la diferencia entre ambos sea de una victoria, llegando a la última jornada con todo por decidirse. El mayor ejemplo de ello es el pasado año, donde el Leyma Coruña viajó a Melilla con la obligación de ganar, pues de no hacerlo el Estudiantes, entre otros, le podían haber comido la tostada.
Los coruñeses, que han conformado un equipo de viejas glorias de cara a la ACB, firmaron un balance de 27-7, aventajando al Estudiantes, segundo clasificado, por tan solo una victoria. El noveno, es decir, el último que tiene acceso a los playoff, fue el Betis, con las mismas victorias que derrotas (17-17). Emulando a los madrileños terminó el ICG Forca Lleida, equipo que luego consumaría el ascenso a través de los playoff y la final four. En definitiva, el Leyma necesitó un 79,4% de efectividad para quedar primeros y conseguir el billete a la élite.
La 18/19, la temporada más cara
En la última década han existido dos ocasiones en las que el líder ha finalizado la temporada con un 30-4 de balance. El Andorra de la 22/23 fue tremendamente superior a sus rivales gracias a jugadores de la talla de Mihajlo Andric, Marin Maric, o Rafa Luz. Cantaron el alirón varias semanas antes del cierre de campaña, pues le endosaron tres partidos de diferencia al Palencia, segundo clasificado en aquella ocasión. Noveno, en aquella ocasión, fue el Alicante con 18 victorias y 16 derrotas en su haber.
Treinta son las mismas victorias que cosechó el Betis para regresar a la élite del baloncesto nacional hace ya seis años, en la 18/19. Aquel año sí que la diferencia respecto al resto de participantes fue sideral, siendo segundo el Bilbao con 24-10. Y, es que, la igualdad entre el segundo y el noveno fue absoluta, pues el último que accedió a los playoff, el Palencia, logró 19 victorias. Es, sin lugar a dudas, la temporada en la que más caro se pagó tanto el ascenso directo como los playoff.
La 21/22 se definió con la promoción del Covirán Granada y el Basquet Girona. Los primeros lo hicieron de forma directa gracias a un balance de 26-9, una victoria más que el Estudiantes, conjunto que se quedó con la miel en los labios de nuevo. Veintiocho necesitó el Breogán en la 17/18 para ser primeros en un año en el que el playoff estuvo ciertamente barato, pues el Valladolid se coló con un balance de 15-19.
El Covid y el postascenso del Obradoiro
La pandemia que vivimos en el año 2020 hace que las temporadas 19/20 y la 20/21 no sean válidas para el análisis. En la primera, frenada debido al confinamiento, se dio por terminada en marzo decretándose que no iba a haber ascensos. Decisión que afectó a la siguiente temporada, optándose por un cambio de formato. Se dividió a la categoría en dos grupos que luego se unirían según su rendimiento para la lucha por el ascenso y por la permanencia. Nadie ascendió de forma directa, aunque el Breogán, que lo lograría a través del playoff, obtuvo un 26-8 de balance entre las dos fases regulares.
La campaña 16/17 es la última, de la década, en la que habían 18 equipos en liza. El Retabec GBC consiguió la promoción directa en aquella ocasión gracias a un parcial anual de 25-9. Supuso una victoria más que el Breogán, segundo, y siete más que el Ourense (18-16), noveno. Tanto en la 15/16 como en la 14/15 fueron menos los conjuntos que participaban en la categoría. Pese a ello, los balances son ostensiblemente peores, pues el Palencia y el Burgos, los líderes respectivamente, recibieron siete y seis derrotas. Son, prácticamente, las mismas que sufrieron otros campeones que disputaron más encuentros.
Entonces, ¿qué necesita el Obradoiro para lograr el ascenso esta temporada? Siempre es difícil predecir lo que pueda suceder en una división tan pareja y con tanto nivel. Sin embargo, precisamente por ello parece complicado que algún conjunto se escape y lidere con cierta comodidad. El ascenso directo, si la dinámica histórica se mantiene, oscilará entre las 26 y 28 victorias, mientras que para entrar en los playoff conseguir más victorias que derrotas podría ser suficiente. Al Obradoiro, por plantilla, se le debe exigir estar en la pelea por los primeros puestos de forma regular.
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