Alcaraz y Djokovic se enfrentan en la final de los Juegos Olímpicos en la última oportunidad del serbio por hacerse con el oro
No es una final olímpica cualquiera, es la madre de todas ellas. El mejor partido que se puede ver a día de hoy si no está Sinner en el torneo, el muchas veces nombrado rey contra heredero, aunque en esta ocasión partan con un palmarés parecido. Los primeros Juegos Olímpicos de Alcaraz, los quintos de Novak; la segunda premisa del serbio, la primera del español…pero ninguno de ellos ostenta el oro en sus vitrinas. Quizás sea la última oportunidad de Djokovic para lograrlo, el puñetazo final encima de la mesa que le encumbre, desde todos los puntos de vista, como el mejor de la historia. Enfrente, un talento único y descomunal, el `niño´ que se puede convertir en el campeón olímpico más joven de la historia.
La mística alrededor del choque es evidente, pero lo cierto es que sobre la pista hay un claro favorito. La paliza que Alcaraz le endosó en la final de Wimbledon, su excelso nivel de semifinales y las irregularidades de Djokovic otorgan ese papel al murciano. Pese a ello, la presión recaerá sobre los hombros del de Belgrado, pues es el único gran trofeo que le falta, la medalla que completaría su obra maestra. Al serbio ya se le vio muy nervioso en su partido de semifinales, donde rompió a llorar al finalizar el encuentro, fruto de los nervios y la tensión.
El H2H se desequilibrará
Es el séptimo episodio de su saga particular, un duelo que pasará a la historia pese a la brevedad que conllevará su diferencia de años. El respeto es mutuo y ambos saben que, pese a que Alcaraz llegue en mejores condiciones, la batalla será encarnizada. Su H2H es el mejor ejemplo de la igualdad entre ambos, pues fue en Wimbledon donde el español puso el 3-3 particular. París, el lugar en el que los calambres frenaron al murciano hace dos años, dictará sentencia, romperá la balanza.
El estilo por el que bifurcará el choque será la llave hacia el oro, quién lo lleve a su campo gozará de más papeletas en su haber. Alcaraz necesita cambiar de alturas, romper el ritmo a través de dejadas e hilar fino con el paralelo porque, en definitiva, buscará que Djokovic recorra muchos metros. El menisco del serbio no está en el mejor estado posible y, cuanto más esfuerzo físico realice y menos bolas golpeé en posiciones cómodas, peores serán sus prestaciones.
Las opciones de Novak pasan por todo lo contrario, porque sea un choque monótono en el que el serbio pueda mover al murciano con su revés y, sobre todo, que gire entorno a la épica. El resto, aspecto en el que estuvo muy flojo en Wimbledon, también será definitorio. El factor de que sea al mejor de tres sets juega a su favor, pues da más pie a las sorpresas que si fuera a cinco. Sea como sea, el espectáculo está servido.
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