Sara Sorribes no ha podido con Barbora Krejcikova, la actual campeona de Wimbledon, que revalidad su estatus y gana confianza para la segunda ronda
Sara Sorribes eliminó a la entonces número 1 del mundo, Asleigh Barty, en la primera ronda de Tokyo 2020. En París 2024, la española quería volver a hacer historia de los Juegos Olímpicos ganando a una doble campeona de Grand Slam como es Krejcikova.
Hoy no ha podido ser para Sara, pero se puede marchar muy contenta de su desempeño pues, a pesar de la derrota, ha forzado la #10 del mundo hasta el tiebreak del tercer set. Sorribes ha luchado, siempre con la cabeza alta, y embolsándose a todo un público que quería más tenis.
El ranking se impone a la lucha incansable
El primer set es, ante todo, un fracaso del saque. De 10 juegos que duraría la primera manga, 5 de ellos se ganaron al resto. Era ya bien sabido que el fuerte de Sorribes no es el servicio, pero Krejcikova tampoco lo tuvo calibrado.
La española tiró de garra y acabó ganando un set en el que, el nivel pico lo dio la checa, pero la consistencia fue de Sara. Sorribes buscó, en todo momento, controlar el partido en base a peloteos largos y jugando sobre el revés cortado como golpe estrella. La estrategia le funcionó un set, pero no más.
Krejcikova, toda una campeona de Grand Slam, no se daría por vencido. Cerró el segundo set por 6-0. Por primera vez en el encuentro, la derecha y el revés de la checa hicieron su efecto. Barbora jugó a una intensidad imposible de seguir para una Sorribes que se dedicó a ver como los winners de su rival le sobrepasaban.
El espíritu de lucha incansable de Sara Sorribes levantó a todo el público que quería más show. Cuando Krejcikova iba 4-2 arriba en el tercer parcial, la española recuperó la rotura y empezó a producir su mejor nivel.
La situación no duró mucho, pues Sara se veía obligada a correr de nuevo ante la dureza de los golpes de la campeona de Wimbledon. Sorribes fue un muro, hasta forzó el tiebreak, pero Krejcikova acabó por dar un porrazo en la Philipe-Chartrier para derrumbar el cemento de la castellonense y cerrar el tercer set, así como el partido.