AFICIÓN DEPORTIVA TENIS,WIMBLEDON Paul Jubb, una vida cuesta arriba

Paul Jubb, una vida cuesta arriba

Paul Jubb

Paul Jubb, tenista británico de 24 años, comienza a vislumbrar la luz al final de un interminable túnel lleno de obstáculos y lesiones

Alberto Contador fue protagonista de un documental denominado `Una vida cuesta arriba´. El ciclista español tuvo que hacer frente a múltiples barreras desde bien joven, desde hacerse profesional viniendo de una familia humilde hasta sufrir un cavernoma cerebral o ser castigado de una forma un tanto sospechosa por dopping. La vida de Paul Jubb, tenista británico que a sus 24 años trata de hacerse un hueco en ATP, se asemeja mucho a la del de Pinto en cuanto a dificultades se refiere.

Huérfano y con unos tobillos maltrechos

Paul Jubb nació en Kingston Upon Hull, una ciudad costera del norte de Inglaterra. A los pocos meses, cuando todavía era un bebé, su padre, que era militar, falleció dejando viuda a su madre, quién sufriría el mismo trágico desenlace al poco tiempo. La desangelada situación llevó a que Paul se criara con su abuela, la persona más importante de su vida, pues fue ella quién cubrió tanto a la figura materna como a la paterna. Su muerte, hace pocos meses, significó un nuevo y duro revés para el británico, acostumbrado a ver como se va la gente de su alrededor.

El otro gran muro con el que ha lidiado Paul Jubb durante toda su carrera han sido sus tobillos, endebles y propensos a torcerse. Ganó la NCAA en 2019, imponiéndose a Nuno Borges en la final, un partido que a buen seguro hubiese firmado perder a cambio de tener el futuro del portugués. En 2021 levantó cinco títulos ITF y ya parecía lanzado hacia la élite, poniendo incluso contra las cuerdas a Kyrgrios en primera ronda de Wimbledon 2022. Sin embargo, cada vez que avanzaba en el apartado tenístico, sus tobillos le hacían retroceder de nuevo.

Paul Jubb

Mallorca, su redención

La falta de constancia debido a las lesiones le impidió sumar si quiera una victoria ATP hasta esta misma semana en Mallorca. Acudió a la fase previa tras caer en dicha ronda de Queens, buscando sensaciones de cara a Wimbledon en ambas ocasiones, pues el Grand Slam londinense le ha otorgado una Wild Card. El cuadro balear acostumbra a plagarse de estrellas que ultiman su preparación de cara a la cita grande y este año no fue diferente. Paul Jubb se enfrentó a Marterer y Walton en primera y segunda ronda respectivamente, demostrando una solvencia y estilo sorprendente.

Su elasticidad y estética asombran a cualquiera y son impropias de un jugador alejado del top 100 en la actualidad. El choque con Shelton en cuartos significó el paso definitivo, la confirmación de Jubb, la redención de un héroe molido a palazos. Quizás el cansancio físico le lastró frente a Ofner en semifinales, pero lo cierto es que se marcha de Mallorca transformado. Entró siendo un niño y se despide como un hombre. Rebosante de confianza regresará el martes a Wimbledon, donde el cuadro le ha sonreído.

Su rival en primera ronda será Seyboth Wild, un terrícola que pierde enteros sobre hierba al que Paul Jubb podrá meter mano si muestra el nivel de Mallorca. Una victoria le otorgaría, muy posiblemente, el mejor ránking de su carrera y la posibilidad de verse las caras con Holger Rune en segunda ronda. Sea como sea, siempre y cuando el físico le respete, Jubb será un jugador a tener en cuenta sobre hierba. Un privilegio ganado pese a correr contracorriente.

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