AFICIÓN DEPORTIVA TENIS,WIMBLEDON El día que Hitler bombardeó Wimbledon

El día que Hitler bombardeó Wimbledon

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Hitler bombardeó la pista central de Wimbledon en 1940, cuando un ataque aéreo dejó caer cinco bombas sobre el All England Club

Es la cuna del tenis, el torneo más longevo de la historia y, por ello, uno de los que más anécdotas imbricadas ostenta. Su primera edición data de 1877, año en el cual contaron con 22 participantes, todos ellos en la modalidad de individual masculino. Por aquel entonces se celebraba en una pista cercana a Worple Road y, casi cincuenta años más tarde, se trasladó a la actual ubicación, en los alrededores de Church Road. Unas instalaciones que, debido a la II Guerra Mundial, fueron bombardeadas en 1940 por el bando nazi.

La pista central, conocida como Centre Court, sin apodos o nomenclaturas históricas, es uno de los lugares más emblemáticos del deporte de la raqueta. En muchas ocasiones se tiende a criticar al torneo por sus innumerables reglas o manías como la de, por ejemplo, tener que vestir enteros de blanco. Se trata de casuísticas que hacen de Wimbledon un torneo diferente, inaccesible para el gran porcentaje de la población mundial a la par que reflejan su historia, aquella del 11 de octubre de 1940.

Reconversión en guarida

El bando nazi, con Hitler al mando, conquistó París y propagó el terror alemán por toda Europa. Su siguiente objetivo era Reino Unido, territorio al cual no era capaz de acceder mediante el canal de la Mancha. Por ello optó por atacarlo vía aérea, con la Luftwaffe, el «arma aérea» alemana, indestructible por aquel entonces. En uno de las múltiples ofensivas perpetuadas, cinco bombas cayeron sobre el All England Club, dos de ellas dentro del recinto y las otras tres en los alrededores. De las dos que dieron en la diana, una deparó en una caseta y la otra en la pista central, afectando a más de 1200 asientos y a gran parte de la cubierta.

El torneo, cancelado debido a la II Guerra Mundial, no vivía una situación semejante desde el anterior conflicto internacional. Las instalaciones londinenses servían de asentamiento militar, de guarida para los soldados combatientes, llegando incluso a pastar las vacas con las que luego se alimentaban por los verdes prados de Church Road. Ese lugar de júbilo, alegría y disfrute se había convertido en un escenario de tristeza, dolor y pérdidas humanas.

Cuatro años más tarde, en el 45, también simbolizó la transición, el final del conflicto, albergando un torneo entre soldados de distintas nacionalidades. Un año más tarde, en la reanudación de la acción, el ganador fue Yvon Petra, un jugador galo que había padecido las consecuencias de la guerra en su máxima expresión, pues pasó dos años en un campo de concentración. Wimbledon significó, entonces, la viva imagen del ascenso y caída de Hitler.

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